HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 23 de agosto de 2015

PERONISMO SIGLO 21: LAS FOTOS MIENTEN, EL "FUEGO AMIGO" ES INTENSO.

    Por Urgente24.- Las diferencias entre Cristina Fernández de Kirchner y Daniel Scioli han resultado el tema predilecto entre los columnistas políticos dominicales. Las antiguas sospechas han sido actualizadas. Ya no importan las fotos porque es un lenguaje virtual, pura hipocresía profesional entre dirigentes expertos en lo audiovisual. La realidad es el 'fuego amigo' intenso entre ellos: Cristina intentando mantener cohesionado y aguerrido al Mundo K, y Scioli apelando a los gobernadores peronistas y algunos intendentes bonaerenses (aunque no todos. Aún falta 'pescar' en ese cardumen). Esto divide al peronismo... mientras marcha aún liderando las encuestas, aunque sin despegar de Cambiemos. Desunido, el peronismo ya ganó en el pasado pero nunca ocurrió una diferencia doméstica tan marcada en el núcleo del Frente para la Victoria, su sello de goma desde 2003. Aquí algunos fragmentos para exhibir la coyuntura: Con 5 fragmentos se puede alcanzar una comprensión interesante de la situación. Basta un dato adicional: si Daniel Scioli precisa que la prensa profesional vaya en su rescate, deberá formalizar la solicitud. No se trata de acuerdos comerciales sino de cuestiones vinculadas al ejercicio, acumulación, manipulación y exhibición del poder. Un caso concreto: Grupo Clarín está anunciando un debate televisado de presidenciables cuando Karina Rabolini decidió considerarlo "difícil", en un mensaje de aceptación, de parte de Scioli, de la negativa de Cristina a que el Frente para la Victoria participe de ese evento. Si Scioli dejará a Grupo Clarín sin su debate, obvio que le quitarán el paraguas justo cuando Scioli pulsa con Cristina. No se trata solamente del debate televisado sino de que Scioli exhiba alguna disposición para descristinizarse. ¿No esperará que lo rescaten mientras él se mantiene cristinizado, no? El ejemplo podría ser multiplicado con otros pero para muestra basta con un botón, decía Doña Rosa...

Eugenio Paillet en el diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca: 


"(...) Es un dato de la realidad que se veía venir. Desde el sciolismo habían comenzado a regar generosamente indicios sobre la decisión del gobernador de "descristinizar" su discurso una vez conseguida la tan ansiada candidatura y abrochados los votos del llamado cristinismo puro, para salir a la caza del voto independiente, o la porción de seguidores de De la Sota, Rodríguez Saá y por qué no del massismo. Era de descontar que la presidenta, que ciertamente muchas veces parece vivir en otra galaxia, esta vez tenía los pies sobre la tierra y se iba a enterar, como se enteró, de esos enjuagues. De allí la furia con la que arremetió su trigésima segunda cadena en la que le dedicó dos mensajes directos al rostro del gobernador, allí presente con su habitual cara de circunstancia. Primero, cuando anotició más hacia adentro que hacia afuera que ella es la jefa y lo seguirá siendo hasta el 10 de diciembre. Y la que dispone qué se dice y en dónde. La otra fue peor: ninguneó al candidato al recordarle que la campaña sucia que dice sufrir desde la oposición no es contra él sino contra ella. "Y empezó el 10 de diciembre de 2011", agregó por si hacía falta. Hay ejemplos puntuales de que la pelea ha comenzado. Silvina Batakis criticó el bajo nivel de reservas del Banco Central. Jorge Telerman dijo que si gana, el que tomará la decisiones será Scioli y no Cristina. Alberto Samid se despachó: "Va a gobernar Daniel; ni Cristina, ni Zannini, ni La Cámpora". El jueves colgaron una bandera a metros del despacho de “Wado” De Pedro con el sello del Frente para la Victoria y la inscripción "Zannini para la Victoria". ¿Y Scioli? Martín Sabbatella dijo que debe quedar "muy claro" que gane quien ganare el 10 de diciembre, la jefa seguirá siendo Cristina. Sin olvidar a Máximo Kirchner, luego de las internas: "En estas PASO ningún candidato presidencial superó el 40% y eso demuestra que el pueblo no quiere a ningún dirigente protegido por los medios y los grupos económicos". Los gobernadores le torcieron el brazo a la presidenta y le hicieron postergar un día la cadena nacional porque tenían que estar en el acto de cierre de Juan Manzur en Tucumán. Scioli encabezó el pelotón. "Huelen sangre...", reflexiona un veterano como Hugo Curto, el cacique de Tres de Febrero que ahora y como cuadra anda prendido del saco del gobernador. Habrá que esperar y ver. La presidenta se mostró otra vez altiva, autosuficiente, soberbia, en señal de que ella sigue al mando. Los gobernadores parecen correr, con la misma lógica que los encuadró cargados de sumisión durante todos estos años, detrás del que suponen será después del 10 de diciembre el nuevo dueño de la lapicera y la chequera. ¿Qué hará Scioli? Una primera conclusión es que ninguno de aquellos funcionarios o dirigentes del palo que hablaron casi con la cara pintada hubiese dicho lo que dijeron sin algún guiño del gobernador. Batakis, en especia,l metió el dedo en una llaga doliente del cristinismo, que pese a los espejitos de colores que intenta vender Kicillof sabe en el fondo que dejará al país, después de la "década ganada", casi con el mismo nivel de reservas que las que encontró Néstor Kirchner en 2003. Alberto Pérez acaba de reconocer que habrá que ir a un acuerdo "razonable" con los fondos buitre para volver a recibir dólares externos. El siguiente desafío: Scioli y los gobernadores planean hacer suya esta noche en Tucumán la casi segura victoria de Manzur, ahijado político de José Alperovich, que esta semana recibió con bombos y platillos al bonaerense. Se dice del exministro y de su padrino que tienen alguna factura para pasarle a Cristina por maltratos recibidos. Y esperan celebrar todos juntos. (...)". 

 Mariano Spezzapria en el diario El Día, de La Plata: 

 "Se los notó incómodos a ambos. A ella, porque no podía decir todo lo que realmente piensa. Y a él, porque debió adaptarse a un papel secundario pese a que hace rato que se calzó el traje de protagonista. Cristina Kirchner y Daniel Scioli iniciaron el último jueves, con la Casa Rosada como escenario de privilegio, lo que se proyecta como una larga saga de sucesión peronista. (...) El Gobernador fue siempre una estrella en ascenso dentro del Justicialismo, donde primero fue apadrinado por Menem, luego protegido de Duhalde y finalmente elegido por Kirchner como vicepresidente y luego para encabezar la Provincia en 2007. Pero ahora se enfrenta al desafío de pasar a ser el nuevo conductor de PJ. Por supuesto que es una tarea dificultosa de llevar adelante en medio de una campaña electoral, aunque la fotografía que lo retrató junto a una decena de gobernadores la semana que pasó en Tucumán, mostró con elocuencia hacia dónde se encamina el Justicialismo. Y podría decirse que molestó a la Casa Rosada, el día anterior a la reaparición de la Presidenta. La jefa de Estado reaccionó a su estilo, marcándole la cancha al Gobernador, cuando le recordó su amistad con Mauricio Macri, el principal candidato de la oposición. También lo hizo la militancia kirchnerista que colgó carteles con la leyenda “Zannini para la victoria” en los patios internos de la sede gubernamental. Aunque Scioli volvió a sentir el apoyo de los gobernadores. El mandatario sanjuanino José Luis Gioja, respetado por todos los sectores internos del PJ, abrazó a Scioli en el momento en que se entonó la marcha peronista, que no suele escucharse con mucha frecuencia en la Rosada. Más amable fue el trato que dispensó ayer la Presidenta al Gobernador en el Museo de Bellas Artes, durante un acto con otra cadena nacional incluida. Al parecer, Cristina Kirchner no tomó como un incordio las declaraciones de la ministra de Economía bonaerense, Silvina Batakis, quien admitió que las reservas del Banco Central son “escasas” y luego relativizó esa apreciación. Pero los inconvenientes económicos volvieron a ponerse de manifiesto con la escalada del dólar “blue” y el fuerte aumento del déficit fiscal. (...)" 

 Sergio Crivelli en el diario La Prensa: 

 "Las primeras mediciones de opinión pública que circularon después de las PASO trajeron una buena y una mala noticia para Daniel Scioli. La buena, que las inundaciones no tuvieron casi costo político para él. Según Aurelio, tiene una intención de voto del 40,2% y para Zuleta, del 39,8%. Pero la mala es que Mauricio Macri no le pierde pisada y por ahora habría segunda vuelta: el jefe de gobierno porteño mide 32,4 y 32,9% en esas encuestas, respectivamente. Sumó los votos de Ernesto Sanz y Elisa Carrió más los de algunos que habían votado otras opciones. Sergio Massa por su parte anda por los 17 puntos. La diferencia actual entre Scioli y Macri, según otros encuestadores, rondaría los 8 puntos y el gobernador todavía está lejos del 45% que le evitaría pasar por un balotaje de pronóstico reservado. El principal componente del escenario electoral continúa siendo, por lo tanto, la incertidumbre. Pero Macri no es ni el único, ni el principal problema de Scioli. El jueves la presidenta Cristina Fernández volvió a la escena pública después de un inusualmente largo silencio y no lo hizo, exactamente, para defender al candidato del Frente para la Victoria, sino para encuadrarlo. (...) El ambiente en la Casa Rosada no fue el mejor para Scioli. Lo recibieron con un gran cartel que lo ignoraba y que ponía como único candidato del Frente para la Victoria a un empleado de la casa: Carlos Zannini. Asistió, además, a la catilinaria desde la segunda fila de la platea, mientras la presidenta aparecía flanqueada por Aníbal Fernández y la sonrisa inextinguible de Axel Kicillof. De todas maneras esta lejanía tal vez le haya resultado beneficiosa para evitar un poco saludable abrazo del oso. ¿Por qué abrazo del oso? Porque a esta altura del proceso electoral parece evidente que, si quiere ampliar decisivamente la ventaja que le lleva a Macri, Scioli debe buscar votos anti "K". En particular los de los cordobeses José de la Sota y Juan Schiaretti, con los que inició negociaciones reservadas. Resulta también fundamental su alianza con los gobernadores peronistas que ya lo ven como una vía de escape de doce años de kirchnerismo. Se congregaron para apoyarlo en el cierre de campaña tucumana, lo que provocó el enojo indisimulable de la presidenta. A las pocas horas los mandatarios provinciales debieron pasar por la Casa Rosada para firmar la refinanciación de sus deudas. (...)". 

 Santiago Dapelo en el diario La Nación: 

 "¡Quiero los mismos votos!" Daniel Scioli miró con firmeza a los 14 intendentes que lo escuchaban, quería que sus palabras sean lo suficientemente claras. El diagnóstico sobre la provincia de Buenos Aires arrojó un dato que sembró preocupación en el equipo de campaña del gobernador: en casi el 75% de los distritos bonaerenses el candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV) sacó menos votos que los postulantes municipales. El corte de boleta en el territorio más importante del país, donde se reparten cuatro de cada diez votos nacionales, volvió a hacer temblar la estructura del peronismo. Incluso, en muchos casos, se trató de una sorpresa inesperada. En el sciolismo no hay dudas. Consideran que hubo "un foco de rebeldía", que atribuyen a intendentes que se sentían mejor representados por Florencio Randazzo y a las internas municipales, que en muchas casos fueron bastante agresivas; eso repercutió en los números de la fórmula que integran Scioli-Zannini. Para evitar sorpresas en octubre, Scioli puso en marcha un plan para abordar de manera focalizada los 135 distritos que componen la provincia. El 40% que cosechó en la provincia la dupla oficialista es insuficiente para las aspiraciones presidenciales del gobernador bonaerense. El panorama es incluso más complejo si se tiene en cuenta que sólo superó la marca de los intendentes en 36 municipios. Calculadora en mano, el equipo de campaña de Scioli llegó a la conclusión que dejó en el camino un millón de votos de bonaerenses. ¿Dónde y por qué perdieron? Ésos fueron los interrogantes sobre los que Scioli puso a trabajar a dos personas de su estrecha confianza: el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, y la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez. Para armar el rompecabezas desplegaron el mapa de la provincia sobre la mesa. Ahí revisaron uno por uno los votos que sacaron Scioli, los precandidatos a gobernador y los jefes comunales. El escáner dejó un sabor amargo. Las miradas se enfocan en varios municipios. Un ejemplo de esto son los Oktubre, grupo que conforman Juan Patricio Mussi (Berazategui), Francisco Durañona (Areco), Juan Pablo de Jesús (La Costa), Juan Pablo Anghileri (General Rodríguez), Francisco Echarren (Castelli) y Santiago Maggiotti (Navarro). Sólo Anghileri pudo mostrar números positivos; el resto, en promedio, sacó 8% más que el candidato a presidente. (...)". 

 Eduardo van der Kooy en el diario Clarín: 

 "(...) Scioli entiende el error que cometió con su inopinado viaje a Italia en medio de las inundaciones bonaerenses. Aunque no entiende mucho más. Apuesta a que Cristina recapacite sobre algo muy sensible: nadie le ofrece más garantías que él para que la Justicia no altere su tranquilidad fuera del poder. En los últimos días volvieron a escena dos causas que podrían convertirse en amenaza eterna de la Presidenta. La intervención de Scioli ante la Sala I de la Cámara Federal las logró bloquear, desviar o demorar: la muerte del fiscal Alberto Nisman, que había denunciado a Cristina por supuesto encubrimiento terrorista; Hotesur, una empresa sospechada de lavado de dinero que administra una cadena hotelera propiedad de la familia Kirchner, en El Calafate. En el primer caso, la denuncia resultó lapidada. En el segundo, se resolvió la separación de Claudio Bonadio. Fue sustituído por Daniel Rafecas. Un alivio. Aunque ese juez simule voluntad de investigar. El enojo de Cristina le habría hecho perder al candidato K algunos casilleros en su plan de competencia. En estos meses hasta octubre, con el kirchnerismo asegurado, urdía una peronización de su campaña. Pero ahora estaría obligado de nuevo a ensayar otra aproximación con la Presidenta. Ella se exhibiría indiferente ante tal necesidad. Después de quince días de un silencio que se trufó con cierta clandestinidad –apareció sólo en una fotografía junto Aníbal Fernández y Martín Sabbatella, tras el triunfo de la pareja en la interna– reapareció casi en estado puro durante una cadena nacional. Con una combinación perfecta de distorsiones y dislates. También, de señales inevitables para una interpretación política: sentó a su lado únicamente al jefe de Gabinete y al ministro Kicillof. El candidato estuvo con el lote de mandatarios pejotistas. Como uno más. Cristina habló por primera vez de las inundaciones, defendió las obras de su Gobierno y cuestionó el presunto oportunismo opositor. Pero no gastó un sólo minuto para defender a Scioli. La mandataria posee una convicción que heredó de su ex marido: el gobernador es siempre un candidato cotizado pero un flojito administrador. Scioli se siente ahora atenazado entre la ira presidencial y las demandas de los gobernadores peronistas. Estos hombres quieren garantías de futuro. Las escuchó en el mitin del cual participó en Tucumán para apoyar en las elecciones de hoy la candidatura de Juan Manzur y el régimen de José Alperovich. ¿Cómo satisfacerlos con la tirría que Zannini le dispensa al movimiento de Perón (Juan)? ¿Cómo hacerlo, por otra parte, con un aspirante a la gobernación bonaerense aferrado por Cristina y refractario para el votante independiente? (...)".

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