CATEDRAL METROPOLITANA
Barrionuevo: "Yo le cebaba mate a Rucci". lapoliticaonline
El titular de la CGT Azul y Blanca fue la estrella en el homenaja a Rucci en la Catedral. En un diálogo con LPO recordó detalles muy poco conocidos de su historia junto a Rucci: "le cebaba tan buenos mates, que pasé del gremio textil al gastronómico", bromeó
“No sé por qué no vino ningún kirchnerista, pero estamos en la Catedral, puede venir el que quiera, tal vez no quieran homenajearlo a (José Ignacio) Rucci”, toreó Luis Barrionuevo al terminar la misa donde se recordó un nuevo aniversario del asesinato del secretario general de la CGT, perpetrado en 1973.
Y al ser consultado por LPO sobre la razón por la que no se acercó a comulgar dijo: “en mi infancia en Catamarca, cuando era monaguillo, me comí tantas hostias por el hambre, que ahora sólo comulgo si antes me confesé, porque soy un hombre con muchos pecados”.
Barrionuevo fue la estrella del homenaje a Rucci. Apareció de repente, poniendo distancia, rodeado de dirigentes gastronómicos, pero también de los sindicatos de Seguridad, de Estaciones de Servicio y de Tabaco, que comparten la CGT Azul y Blanca que él conduce. Pero la misa parece haberlo relajado, y se quedó hablando en las escalinatas de la Catedral con dirigentes de la vieja guardia como Delfor Giménez, Juan José Minichilo y, bastante más lejos, José Pedraza. Divertido, contó que “yo le cebaba mate a Rucci, me hice famoso por mis mates, y tuve tanto éxito que pasé de trabajar para la Asociación Obrera Textil al gremio gastronómico”.
Osvaldo Agosto, jefe de prensa de la CGT entonces y quien acompañaba a Rucci en el momento en que sufrió el atentado, lamentó la ausencia de la CGT oficial. “El primero que dijo que se trataba de un crimen de lesa humanidad fue Hugo Moyano, pero después parece que lo apretó Kirchner, y se corrió de los homenajes”, dijo. Y agregó: “Para los kirchneristas, Rucci es como la cruz para los vampiros, salen corriendo para el otro lado”.
En efecto, no se habló bien del Gobierno en la Catedral hoy. Distintas cuentas pendientes, de etapas diversas del peronismo, parecían unificar los discursos de gente con historias distintas, como Jacinto Gaibur, que de joven militó en Palabra Obrera en La Plata, un grupo que lideraba el troskysta Nahuel Moreno, o Juan Bautista Yofre, ex radical y ex menemista, ahora un escritor best seller por el que las editoriales pelean.
Es que Rucci no es otra excusa que separa las aguas en las turbulentas aguas del peronismo por estos tiempos. Recordar al que fue el dirigente gremial “más leal a Perón”, como dicen los peronistas ortodoxos, es echarle sal a la herida producida durante esa democracia dominada por la violencia. Los debates de entonces están hoy más vivos que nunca. En la puerta de la Catedral y en toda la Argentina, como en una película sinfín, los malos recuerdos se instalan en la agenda diaria, y los argentinos parecemos condenados a no poder saldarlos nunca.
FUENTE: lapoliticaonline