Quinteto opositor buscó la unidad en territorio minado.
Por: Ignacio Zuleta
Los principales caciques del peronismo opositor quebraron en las últimas horas sus diferencias y se comprometieron a pacificar la pelea por candidaturas hasta lograr algún tipo de armado que les permita retomar la iniciativa en la pelea electoral que, coincidieron, está hoy en manos del kirchnerismo. No es que el frío los convenciese a Eduardo Duhalde, Mauricio Macri, Felipe Solá, Carlos Reutemann y Francisco de Narváez de juntar fuerzas y lanzar algún susurro de unidad: fue Héctor Magnetto, CEO del grupo Clarín, quien los sentó el martes por la noche en el comedor de su departamento de la calle Alvear y Cerrito, junto a la Embajada de Brasil, adonde los invitados llegaron -como dice el verso de Virgilio-»obscuri sola sub nocte per umbra» («oscuros bajo la solitaria noche»).
Ahora ya tiene motivos Néstor Kirchner para identificar otra trinchera opositora, nada menos que la casa de quien él cree -o le conviene creer- que maneja a la oposición.
En una cena discretísima y que buscaron ocultar hasta ante algunos aliados que se quedaron afuera, dedicaron el encuentro a una terapia de grupo que repasó las causas del distanciamiento que ya les impidió el pasado 28 de junio festejar el aniversario de las elecciones que le ganaron a Néstor Kirchner en sus distritos.
Conjurados al más estricto secreto para no alimentar las invectivas de Néstor Kirchner contra Magnetto como jefe de la oposición desde la guerra de la 125 y por la polémica ley de medios, hicieron cada cual a su modo una autocrítica de las razones del desmadejamiento de las alianzas legislativas.
Ese desentendimiento -que tiene como motivo la fuerza de las aspiraciones de candidaturas de cada uno- ha permitido que el oficialismo taponase o demorase iniciativas como la reforma del Consejo de la Magistratura, el aumento de las jubilaciones al 82% y el triunfo que se atribuyó el Gobierno con la aprobación de la ley que permite el matrimonio de personas del mismo sexo.
Para halagar al dueño de casa, se aferraron todos al diagnóstico de Eduardo Duhalde de que este Gobierno «tiene fecha de vencimiento en diciembre del año que viene. No tiene ninguna posibilidad electoral, aunque quieran aparentar eso», algo que suele repetir en público.
Aunque el encuentro fue urdido con paciencia por el dueño de casa como otros que ha hecho en el pasado con dirigentes políticos a quienes quiere escuchar de viva voz sus inquietudes, desde junio pasado Solá buscaba lo mismo. Por eso anoche algunos le atribuían al ex gobernador haber motorizado una cita que Magnetto logró por las de él.
Solá se benefició del encuentro porque venía distanciado del resto del grupo al punto de esterilizar sus esfuerzos en cierto aislamiento. Ocurrió desde que no quiso participar de los festejos por el aniversario de la victoria de 2009 que organizó Francisco de Narváez.
Le costó al organizador de la cena convencer a Macri de asistir. Azotado por el procesamiento en el caso escuchas se le devaluó la estrategia de esperar que el peronismo disidente lo fuera a buscar para ser el candidato a presidente a falta de figuras mejor rankeadas en las encuestas.
El gobernante porteño dedicó buena parte de lo que habló en la mesa a reiterar los argumentos en su defensa que ya se conocen y pudo recoger la solidaridad del resto de los presentes, que -como Reutemann o De Narváez- han sido víctimas de acosos judiciales que atribuyen a manipulaciones del oficialismo sobre algunos jueces.
Agradeció el apoyo público de Duhalde y restañó alguna diferencia con Solá, a quien le reprochó declaraciones que no habían podido arreglar en un diálogo que mantuvieron por mensajes de texto de sus celulares después de un reportaje al ex gobernador en un canal de cable.
La reunión, que los comensales les ocultaron a otros pares de la mesa federal como Ramón Puerta, Juan Carlos Romero y Adolfo Rodríguez Saá, pareció limitarse a los dirigentes que tienen el propósito de postularse como candidatos presidenciales, algunos de manera formal y otros de manera florida (como De Narváez, a quien le cuesta decir que no reclamará ante la Justicia por la inhibición que le corre por no ser argentino nativo ni hijo de nativo).
Más allá de que la cita haya cumplido el objetivo del dueño de casa de exhibir su poder de convocatoria, tuvo como resultado un alisamiento de las relaciones entre Solá y Duhalde, separados por sus forcejeos por ser candidatos a presidente y también por la tensión que mantienen los dos frente a Francisco de Narváez, que hace las de él sin consultarlos. El duhaldismo, como el macrismo, tiene facturas pendientes con el «Colorado» desde el cierre de listas para las últimas elecciones, cuando los apoderados de De Narváez madrugaron a sus socios y sacaron de las listas a un buen número de candidatos duhaldistas y macristas en cargos menores en la provincia de Buenos Aires.
Clave
Duhalde, que suele actuar como padrino de las voluntades presentes en esa mesa, tranquilizó a los presentes con ademanes de unidad que no emplea en público. Lo convenció a Macri de que salga a decir que su partido puede ser miembro de una alianza nacional con estos federales, clave para este arco para tener una buena elección en la Capital. Por eso ayer el ex presidente, en el garbeo que se dio por el Congreso, dijo que él incluía al macrismo en una alianza para 2011. «No conviene excluir a nadie», dijo Duhalde cuando le preguntaron sobre una asociación con Macri y remató: «Macri deberá unir su espacio al nuestro».
Pese a que los asistentes se complotaron al más estricto silencio, Duhalde actuó ayer de vocero del grupo cuando anunció, mientras transitaba del despacho de Adolfo Rodríguez Saá al de Graciela Camaño, que el mes que viene la mesa del Peronismo Federal se reunirá en público en Entre Ríos para lanzar los términos de su estrategia electoral para 2011.
Transmitió también un tema que quedó en barbecho en la reunión: las dudas sobre si el grupo se animará a confrontar con el kirchnerismo por adentro del PJ. Hasta ahora, eso estaba descartado porque los caciques entienden que la ley de primarias obligatoria está hecha para que el oficialismo se guarde la llave de las alianzas y para ahuyentar, con exigencias incumplibles por los disidentes, a todos los otros adversarios de Néstor Kirchner para la candidatura presidencial. «Existe la posibilidad si se pone de acuerdo el Peronismo Federal con el kirchnerismo», afirmó contradiciendo críticas severas que ha hecho a la actual ley de primarias.
Informe de Patricia García
FUENTE: ÁMBITO FINANCIERO