"THC": APOLOGÍA DE LAS DROGAS
(AA) “THC" la revista de la cultura cannábica” es una publicación que hace la apología de los estupefacientes, comenzando por el que dicen ser el “más liviano de todos, la marihuana o marijuana, maría o yerba” en la jerga underground. “thc” lo escriben con minúscula al lado de una hoja de marihuana.
El THC es uno de los tantos alcaloides que contienen las hojas de la “cannabis sativa”, nombre botánico de la planta marihuana, y es el más sicoactivo de todos.
Esta publicación hace muchos años atrás era unas simples hojas fotoduplicadas en blanco y negro y que se vendía reservadamente en algunos kioscos de la avenida Corrientes, en el Centro Rojas, en el Parakultural y en otros espacios del underground de la avenida Corrientes, la zona del Abasto, etc.
Pero los tiempos han “progresado”, cambiaron las ideas políticas, las doctrinas jurídicas y criminológicas, las ideas en salud mental, las leyes y el criterio de los jueces para interpretarlas y aplicarlas, etc. Todo se ha vuelto más “light”, más concesivo y permisivo, más facilista y comprensivo, más demagógico.
Hoy “thc” es una paqueta revista, con papel ilustración, con fotos en colores, con mucho dinero que le viene de distintas instituciones relacionadas con el “progre” oficialista, ONG e instituciones internacionales.
Sus editores, directores y staff permanente son, entre otros, Sebastián Basalo, Alejandro A. Sierra, Emilio Ruchansky, Tomás Eliashev, el abogado Luis Osler, etc. Es propiedad de “Siete Puntas SA”. La dirección postal es CC 12, sucursal Almagro, CABA, su sitio Web es revistathc.com y en Facebook es facebok.com/revistathc.com y el TE es 4844-5132.
Tiene artículos, entre otros; como “El noble arte del autocultivo”, “Dónde conseguir la semilla”, “Cómo difundir el autocultivo”, “Qué hacer si te allana la cana”, “La Iglesia metió la cola” un artículo en el que difaman y se burlan del Cardenal Bergoglio, de Mons. Jorge Lozano, del presbítero Marcelo Ramljak, del coordinador episcopal Horacio Reyser, etc.
Descalifican también a Eduardo Feinmann, Alfredo Olmedo, Chiche Duhalde, Eugenio Burzaco, Eduardo Kalina, Wilbur Grimson, Daniel Scioli, José Granero, Claudio Izaguirre y todos cuantos tienen una posición antipermisiva y abstencionista.
Hacen reportajes y publican artículos favorables a su posición, del juez Zaffaroni, la fiscal Mónica Cuñarro, la psicóloga Eva Giberti, el diputado del GEN Fabián Peralta, el Presidente de la Comisión de Legislación Penal Juan Carlos Vega (CC), la Presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto, “una mujer con la que se puede hablar libremente de represión policial, drogas, matrimonio igualitario, derecho al aborto”; Adolfo Pérez Esquivel, Moria Casán, Norman Brisky, Lucas Livchits, Aníbal Fernández, Martín Armada, Leo Oliva, Pablo C. Chacón los proyectos de despenalizaión de Victoria Donda, Cecilia Merchán, y los del FVP, UCR, GEN y Partido Socialista, asociaciones y ONG vinculadas con el INADI, las Madres de Plaza de Mayo, la Comisión Provincial por la Memoria, y otras ONG argentinas, extranjeras e internacionales vinculadas con los “derechos humanos”, etc.
Pero van por más. La marihuana es la primera droga de iniciación, después vendrá la cocaína y otras drogas de origen vegetal, más tarde las de origen sintético como el LSD, éxtasis, anfetaminas, anfepramonas, metanfetaminas, mescalina, peyote, metilendioximetanfetamina o MDMA, fenclidina o PCP, nitritos volátiles o “poppers”, etc.
Según la ONU, la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, que encabeza el ex presidente de Brasil, el permisivo Fernando H. Cardoso y el Foro de Diálogo más las estadísticas argentinas, en nuestro país entre el 8 y el 10 % de la población mayor de catorce años consume habitualmente marihuana, lo que nos coloca en el principal país consumidor sudamericano. Y entre 600.000 y 700.000 personas consumen cocaína habitualmente.
Detrás de la despenalización, primero y la legalización después hay importantes intereses económicos, los narcodólares, personajes de la política que no lo ocultan como Chávez y Morales; las FARC, la ETA, las distintas mafias propias de cada país; los financistas que se ocupan del lavado de dinero, la corrupción, el crimen organizado, etc.
No faltan intocables personajes del pensamiento, de la cultura y del arte, algunos ya fallecidos pero que roturaron el terreno. Ya se mencionó a Cardoso y siguen miles como la generación de los hippies, la del ’68, el pacifismo, Gabriel García Márquez, Lula, Dilma Roussef, Rodriguez Zapatero, Alan Guttmacher, Jessie Smith Noyes, Paul Ehrlich, Saramago, Vargas Llosa, Kinsey, Monod, Lacan, Freud, Marcuse, Sartre, Jung, Brecht, Gide, Joyce, Moravia, Neruda, I. Allende, Strauss, Reich, y muchos otros “maîtres á penser”.
Además de las proclamas libertarias por los estupefacientes, “thc” se suma a la defensa del matrimonio igualitario, al orgullo gay, a la sexolatría y a todo tipo de hedonismo, al control de la natalidad, al aborto libre y gratuito, al feminismo radical, a la perspectiva de género, al ecologismo pagano y a otros tópicos del que participan junto con otras personas y organizaciones que se creen dueñas de un mesianismo liberador. Podríamos decir que “Dios los cría y ellos se juntan”.
Todos estos tienen un común denominador que es el liberalismo a ultranza y el individualismo insolidario, el materialismo, el abuso del derecho a la libertad de conciencia y de prensa, del derecho a la intimidad y del derecho a la libertad de elección, al desconocimiento y negación de la naturaleza humana y la verdad sobre el hombre, al oscurecimiento de las verdades naturales fundantes de la sociedad, creando un invierno ético sin vínculos y un carrusel de valores y antivalores entremezclados y colisionados entre sí.
Estas ideologías enfermizas pretenden la no intromisión del Estado en sus áreas, aunque después la soliciten en materia de libertad de enseñanza y de monopolio escolar. Son partidarios de que el Estado subsidie la anticoncepción y el aborto y las drogas, pero que no subsidie a las familias que quieren enviar a sus hijos a escuelas acordes a sus creencias.
Quieren que el Estado no intervenga con la pornografía en el “arte”, pero que sí se meta en las sábanas de los padres dictándoles cuántos hijos deben tener.
Estos libertarios piden un Estado laico en materia de ética, pero ¿se puede ser neutral acerca de los valores y virtudes cuándo se reclama un “derecho”, como el derecho al aborto, a la droga, etc.?.
En síntesis, “thc” y sus compañeros de ruta promueven una antropología de la miseria, de la carencia y de la indigencia, que no libera al hombre, lo neurotiza, lo hace un esclavo irresponsable y autómata de los instintos, sin libre albedrío y sin trascendencia, inmerso en un “vacío existencial” al decir de Viktor Frankl.
Buenos Aires 29 de junio de 2011.
*Dr. Luis Aldo Ravaioli.
Médico Legista especialista en Bioética y Bioderecho.
Presidente de la Sociedad Argentina de Etica Médica y Biológica (SAEMB).