Ciudad del Vaticano (AICA): Formar un frente común contra las diversas formas de corrupción, crimen organizado y mafia, y la creación de una red a nivel internacional que combatirá estos males, es la intención que se desprende del documento final del Debate Internacional sobre la Corrupción, organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, presidido por el cardenal Peter Turkson, organizado en colaboración con la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, que se llevó a cabo en el Vaticano, en la Casina Pío IV, el 15 de junio pasado con la participación de reconocidos expertos internacionales. “La Iglesia en el mundo ya es una red y por esto puede y debe ponerse al servicio de esta intención con valentía, decisión, transparencia, espíritu de colaboración y creatividad”, afirma el documento final.
Según se lee en las conclusiones del encuentro se “profundizará el estudio sobre una respuesta global, a través de las conferencias episcopales y las iglesias locales, sobre la excomunión para mafiosos y organizaciones criminales afines y la perspectiva de excomunión por corrupción”. La consulta se iniciará a partir de septiembre buscando un compromiso en estas iniciativas para el próximo año.
“La corrupción –dice el documento-, antes de ser un acto es una condición: de allí la necesidad de la cultura, de la educación, de la instrucción, de la acción institucional y de la participación de la ciudadanía”.
La consulta “no se reducirá a exhortaciones piadosas, porque hacen falta gestos concretos. El compromiso educativo exige maestros creíbles, también en la Iglesia”, amplía el texto.
Según el documento, “no resulta creíble el que busca alianzas por privilegios, exenciones, vías preferenciales o también ilícitas. Todos nosotros nos convertiríamos en irrelevantes, dañinos y peligrosos si actuáramos de este modo”.
“No es creíble -prosigue el mensaje- el que se aprovecha de su posición para recomendar personas muchas veces no recomendables, tanto en el plano de los valores, como en el de la honestidad”.
Así, “la acción de la consulta será educativa e instructiva, y se dirigirá a la opinión pública y a múltiples instituciones para generar una mentalidad de libertad y justicia, en vista del bien común”.
Y esto “sobre todo allí donde, en el mundo, la corrupción sea en sí misma el sistema social dominante”.
Respecto a la excomunión de mafiosos y corruptos, se reconoce que “este camino no será simple: la Iglesia está difundida en el mundo y hace falta escuchar a todas sus articulaciones para proceder en el diálogo también con los no cristianos, de manera participativa, transparente y eficaz”.
Además se buscará desarrollar “el nexo, hoy casi desaparecido, entre justicia y belleza”, teniendo en cuenta el patrimonio histórico, artístico y arquitectónico, “un formidable elemento de apoyo para la acción educativa y social contra toda forma de corrupción y de crimen organizado”.
La Consulta elaborará también “una propuesta de pensamiento político, con especial atención hacia la democracia y el laicismo, que ilumine las acciones de las instituciones para que los tratados internacionales sean realmente aplicados y las legislaciones uniformadas para perseguir mejor a los tentáculos del crimen, que superan las fronteras de los estados”.
Uno de los objetivos concretos será “estudiar el modo de aplicar los principios de las convenciones de Palermo y Mérida”.
La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (UNCAC), también conocida como la Convención de Mérida, por ser adoptada en esa ciudad de México en diciembre de 2003, entró en vigor a fines de 2005 con 126 estados rubricantes.
En tanto que la Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional, también promovida por Naciones Unidas, fue aprobada en la ciudad italiana de Palermo en 2000, entró en vigor tres años después, y hoy reúne las voluntades de 147 naciones.
“La consulta, sigue el texto, desarrollará también una propuesta de pensamiento político -con especial atención a la democracia y el secularismo- que iluminen la acción hacia las instituciones para garantizar el cumplimiento de la legislación de los tratados internacionales con el fin de seguir mejor las ramificaciones del crimen, por encima de las fronteras de los Estados”.
Asimismo se proponen “profundizar en la relación entre los procesos de paz y las formas de corrupción” ya que “la corrupción también causa la falta de paz”, señalan.
Por último indica el texto del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral que es necesario “un movimiento, un despertar de la conciencia. Esta es nuestra principal motivación, sentimos una obligación moral. Las leyes son necesarias pero no suficientes. Los niveles de acción serán tres: la educación, la cultura, la ciudadanía. Se debe avanzar con valor y a conciencia para pasar de la indiferencia a la percepción de la gravedad de estos fenómenos, con el fin de combatirlos”.+