Por ExpedientePolítico.-
El “Cristina gana” genera además de un golpe en el cambio, un muro para la renovación peronista y la caída de una maquina de poder tradicional: el PJ bonaerense.
Si Cristina gana y Randazzo queda cuarto lejos, no será solo un freno al cambio del gobierno sino podría representar el final del PJ bonaerense.
Dicen cerca de la ex mandataria que su decisión de llamar a su espacio , Unidad Ciudadana, y terminar evitando al interna partidaria, fue un hecho provocado ex profeso, para retornar el camino de la transversabilidad.
Tanto ella como el presidente Mauricio Macri, comparten que el sistema bipartidista a encontrado su techo y lo que viene en el país son alianzas de centro derecha y centro izquierda, parecidas a las democracias europeas.
No fue casual escuchar en esa línea de pensamiento, al candidato Pro crítico de la ciudad, Martín Lousteau, quien dijo que él quiere representar a la social democracia, espacio ideológico de procedencia europeísta, que postula el estado de bienestar.
El bipartidismo a la vieja usanza, hace rato que no se aplica en el sistema político local. Quizás su partida de defunción fue el Pacto de Olivos.
Los radicales liderados por Raúl Alfonsín, negociaron puestos de contralor ante la evidencia de un Menemato de larga duración, y se olvidaron de construir una alternativa de poder real, desde el partido.
Fue así que una vez que vieron la rendija, debieron experimentar en una Alianza con un sector minoritario del peronismo, encabezado por Chacho Alvarez.
A partir de ahí ya nada fue igual para el partido de Allen e Yrigoyen. En cambio el peronismo y su sello partidario fue subsistiendo a fuerza de una voracidad insaciable y una vocación de reinventarse sobre la memoria de una justicia social que traspasó los apellidos o las transitorias representaciones.
La maquinaria se fue acotando a liderazgos eventuales o porciones de poder repartidos entre ligas de gobernadores y las más eficaz, en los últimos tiempos, el partido de los intendentes de la provincia de Buenos Aires, traducido: la conurbanización como un nuevo sistema de gobierno.
Quizás Randazzo sea el último exponente en competir con el sello partidario del PJ. Alguna vez el PRI mexicano sufrió el mismo colapso para después volver con nuevas fórmulas.
Desde Néstor en adelante velatorio, con 4 % de intención de voto, peleando el cuarto puesto con el Polo Obrero.