Por iProfesional.- La delicada situación desató en los últimos días el fuerte reclamo de los obreros. Gestamp está tomada, Lear anunció más de 300 suspensiones y Montich cerca de 500. Bajo presión, la UOM para mañana en Córdoba y Smata salió a criticar al Gobierno.
La crisis en la industria automotriz por la caída de las ventas se profundizó en las últimas horas con la toma de una fábrica autopartista, el anuncio de suspensiones masivas por otras dos empresas del rubro y las medidas de fuerza decretadas por algunos gremios del sector.
La delicada situación desató en las últimas semanas el fuerte reclamo de los obreros de las automotrices, en medio del bajón registrado desde principios de año que ya suma unas 15.000 suspensiones en lo que va del 2014, con despidos en empresas autopartistas.
En este escenario, un grupo de trabajadores despedidos de la proveedora de autopartes Gestamp Baires tomó este martes por la mañana la fábrica para reclamar la reincorporación de 69 compañeros y para denunciar la "militarización" de la planta ubicada en la localidad bonaerense de Escobar.
Mientras un grupo de militantes y de organizaciones sindicales de izquierda permanecía en la puerta de la fábrica para visibilizar el conflicto, al menos 10 operarios cesanteados ingresaron a la planta número 4 de la compañía, donde se realizaba un paro de tareas en solidaridad con el reclamo.
Frente a este conflicto, voceros de los trabajadores que fueron echados de la compañía de capitales españoles denunciaron, en diálogo con DyN, la presencia de policías dentro de la planta que controlan a los empleados a lo largo de la jornada laboral.
"Si los trabajadores quieren ir al baño, un policía los acompaña; si se juntan más de tres, viene otro efectivo y los separa", afirmó a esta agencia Manuela Castañeira, una de las representantes de los trabajadores.
Además, aseguró que, esta mañana, un grupo de efectivos de la Policía Federal ingresó a la planta para desalojar a los empleados despedidos y, "aunque se produjeron forcejeos, los trabajadores resistieron y lograron quedarse adentro".
"Los efectivos, aparte de custodiar las entradas, realizan rondas dentro de la planta intimidando a los compañeros, diciéndoles que no pueden hacer reuniones. Los policías utilizan los vestuarios del personal y se ha llegado al colmo de que en días pasados un turno entero se quedó sin comer porque, según la empresa, hubo que darle de comer a 40 milicos", informaron mediante un comunicado en el que compararon la situación con la registrada durante la última dictadura militar, cuando muchas fábricas fueron militarizadas.
Castañeira también detalló que en la puerta de la fábrica ubicada a la altura del kilómetro 48, en el Ramal Campana, mano a Capital Federal, "hay una fuerte presencia de efectivos de Gendarmería, de la Policía Federal y de la Montada".
Franco Conti, uno de los trabajadores despedidos, señaló a DyN que la empresa "amenazó con echar a otros 150 compañeros" alegando una caída en la venta de autopartes y denunció la "falta de acompañamiento del gremio SMATA, liderado por Ricardo Pignanelli.
Durante la jornada de protesta, la firma automotriz denunció el ingreso ilegal y la toma violenta" de la planta, "por parte de un grupo de personas no identificadas". Y rechazó "en forma terminante" que los despidos hayan sido decididos "en forma encubierta o arbitraria", que es el motivo por el cual los trabajadores de la compañía realizan medidas de fuerza.
La compañía justificó los despidos a partir de una "medida disciplinaria frente al muy grave accionar de un grupo minoritario de trabajadores que violentando elementales derechos y principios de convivencia laboral, forzó un paro de la producción y bloqueó los accesos a la planta, medidas que nunca tuvieron validación consenso del sindicato".
Por otra parte, la autopartista Lear anunció 330 suspensiones, rechazadas por los trabajadores, que harán este martes al mediodía una asamblea general para discutir los pasos a seguir en la empresa ubicada en la zona norte de la provincia de Buenos Aires.
Gremios bajo presión
El malestar laboral provocado por la ola de suspensiones y despidos metió presión en los gremios de la industria que debieron salir a pronunciarse en las últimas sobre la situación y, en algunos casos, decretaron medidas de fuerza.
En Córdoba, la seccional cordobesa de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) realizará un paro este miércoles que afectará la actividad del sector en toda la provincia y los trabajadores se movilizarán por calles del centro de esa ciudad.
La protesta comenzará a las 9 con abandono de los lugares de trabajo para concentrarse en la sede gremial, en barrio General Paz, y después marchar hacia el sector céntrico.
El secretario general de la UOM Córdoba, Rubén Urbano, admitió que "los tiempos indican que no es el mejor momento para llevar una medida de fuerza, ya que hay bastante recesión en nuestro sector pero tenemos que utilizar la herramienta legal de la huelga para decirle basta a los despidos que vienen haciendo muchas empresas".
Según el gremio, desde que comenzó el año hasta la fecha se produjeron alrededor de 200 despidos y suspensiones dentro del marco del Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC).
La autopartista Montich decidió el lunes suspender en forma rotativa a sus 490 operarios hasta el mes de julio, en el marco de su PPC solicitado semanas atrás por la caída en la producción. Esta autopartista cordobesa produce largueros de chasis de camiones para las fábricas de camiones Iveco de Argentina y Brasil. A fines de abril despidió a 35 de sus obreros contratados, mientras que en lo que va del año ya se desprendió de un número similar de trabajadores.
Según Urbano, hubo 15 despidos en Materfer; 25 en la fábrica de lavarropas Alladio; 17 en Metalúrgica Bucor, y 22 en Cibié Argentina. Sin embargo, los propios empresarios admiten que la crisis golpea duro y que se podría llegar a las 400 cesantías.
En tanto, la seccional cordobesa de Luz y Fuerza también se vio presionada por sus afiliados a resolver una medida de lucha para este martes contra el Impuesto a las Ganancias, las malas condiciones de trabajo y las tercerizaciones.
"Calentura perra"
En medio de la creciente conflictividad, el jefe del sindicato de mecánicos Smata, Ricardo Pignanelli, aseguró este martes que tiene una "calentura perra" contra el Gobierno y las empresas automotrices por la crisis en el sector que afecta a miles de trabajadores, pero anunció que por ahora no adoptará medidas de fuerza.
"Vamos a tener paciencia y cuando se nos termine, tomaremos otro camino. En julio tendremos el verdadero panorama sobre si esta situación se prolonga o no", dijo el titular del gremio que representa a unos 100.000 trabajadores.
Pignanelli viene conteniendo el descontento de las bases que en las plantas de Gestamp, Lear y Volkswagen, le exigen instrumentar un plan de lucha urgente para frenar los despidos y suspensiones.
"Tengo una calentura perra, parece que estamos en un país de sordos y de caprichosos. El problema no son los sordos sino los caprichosos porque es un defecto humano y los peores son los brutos que creen que se pueden arreglar las cosas de prepo", dijo el sindicalista en declaraciones a radio Nacional Rock.
No obstante, Pignanelli ratificó que el gremio no determinará por ahora medidas de fuerza para protestar por las suspensiones, pero estimó que "cuando salga a la cancha" va ser porque los operarios ya dilucidaron "con quién se las tienen que agarrar".
"A esta altura estoy apuntando para todos lados", dijo el sindicalista al responsabilizar por la crisis tanto a las automotrices como al gobierno de Cristina Kirchner al que él es muy cercano, al punto que desde abril pasado ocupa un cargo en el PJ Bonaerense conducido por el cristinismo.
La industria automotriz atraviesa una crisis debido a la fuerte baja en la demanda por parte de Brasil y también a la caída de las ventas internas por la devaluación y la disparada de precios que provocó la puesta en marcha de nuevos impuestos el 1 de enero último.
"A mí me tocan a los trabajadores y me están tocando a mis hijos. Están jugando con los laburantes, tengo la paciencia del mundo pero con los laburantes no se juega", dijo Pignanelli visiblemente enojado por la situación.