Por Fernando Laborda/La Nación.-
El problema de la inseguridad le dio a Daniel Scioli una nueva oportunidad para diferenciarse del gobierno nacional en su carrera hacia las elecciones presidenciales de 2015 . Y los anuncios del gobernador bonaerense le dieron al kirchnerismo más duro la posibilidad de diferenciarse de él y ratificar su mensaje de que "no hay seguridad sin inclusión y equidad".
Las estrategias contrapuestas de sciolistas y cristinistas están a la vista.
Para los primeros, las encuestas según las cuales la inseguridad es la principal preocupación ciudadana son una cuestión central: no se puede pensar en una candidatura presidencial si se ponen de espaldas a los grandes reclamos de la sociedad. Para los hombres más cercanos a la Presidenta , descartada la posibilidad de su reelección, todo pasa por conservar un núcleo de poder en torno de un electorado supuestamente progresista.
Mientras que el gobierno nacional busca seguir escondiendo el problema de la seguridad y, por momentos, descalificarlo como una cuestión que sólo preocupa a una "derecha insensible" frente a los verdaderos problemas sociales, Scioli advirtió que la corriente que aboga por soluciones al flagelo de la delincuencia no es de derecha ni de izquierda, y que no es factible desentenderse de ese tema.
Scioli advirtió que la corriente que aboga por soluciones al flagelo de la delincuencia no es de derecha ni de izquierda, y que no es factible desentenderse de ese tema.
Cristina Kirchner tuvo la oportunidad de ponerse a la cabeza de la lucha contra el narcotráfico cuando inauguró el 1° de marzo pasado el período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación . No lo hizo y, pocos días después, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti , le ganó de mano.
La primera mandataria también pudo haber convocado a todos los sectores a enfrentar la inseguridad una semana atrás, frente al recrudecimiento del delito y la reiteración de intentos de linchamientos por parte de vecinos enardecidos contra delincuentes. Pero la Presidenta, en una de las pocas veces que se refirió al problema de la inseguridad, dio una señal confusa: pareció ponerse del lado de las víctimas de linchamientos, sin decir una palabra sobre la población que a diario sufre la delincuencia.
Su jefe de Gabinete, Jorge Capitanich , resumió su preocupación sobre la inseguridad, señalando que era una responsabilidad de los gobiernos provinciales y criticando a los medios de comunicación.
El sábado último, el secretario de Seguridad, Sergio Berni , pareció aportar algo de realismo cuando admitió que "la inseguridad no es culpa de los medios", como había insinuado Capitanich, y afirmó que "los hechos delictivos existen y no se pueden negar". Entretanto, la ministra de Seguridad de la Nación, Cecilia Rodríguez, siguió sin abrir la boca.
Scioli se vio obligado a recoger el guante y a anunciar la emergencia en materia de seguridad en la provincia de Buenos Aires
Frente a este estado de situación, que estaba dando lugar a un vacío y a una brecha cada vez más grande entre la demanda de la opinión pública y las respuestas del gobierno nacional, Scioli se vio obligado a recoger el guante y a anunciar la emergencia en materia de seguridad en la provincia de Buenos Aires. Lo hizo sin consultar previamente a nadie en el gobierno nacional, lo cual provocó no pocos enojos en la Casa Rosada.
"La inseguridad es la pelea más importante que hay que librar", sentenció el gobernador bonaerense. Una frase que difícilmente podría ser escuchada en boca de la Presidenta, cuyos voceros, entre ellos el vicegobernador Gabriel Mariotto , siguen insistiendo en que el gran problema de la Argentina no es la inseguridad, sino la exclusión social. Ese es el debate ideológico que intenta imponer la Casa Rosada, quizá sin advertir que el kirchnerismo gobierna el país desde hace once años.