Hugo Moyano va a armar un INDEC paralelo, paritario y chicanero. No será brillante, pero estorba y descalifica, siempre en su estilo de no dar puntada sin hilo. La recomposición salarial se asoma conflictiva en un horizonte plagado de incidentes gremiales. El modelo heredado de sustitución de las importaciones de manufacturas, por vía del fin de la convertibilidad, se está cayendo a pedazos. Los otrora oficialistas industriales medios, beneficiados por el cierre de las importaciones, están abandonando el barco kirchnerista. Costos e importación no los dejan ser leales. El campo ha empeorado su rentabilidad y está en pie de lucha, en un in crescendo. Los precios de la canasta familiar siguen subiendo, nunca alcanzados por los aumentos salariales y mucho menos por los planes sociales. Ni hablar del panorama de los pasivos, que encima van a sufrir un nuevo engaño confiscatorio. Las riquezas de la Argentina siguen emigrando a bulto cerrado. Se ha desalambrado, pero para los de afuera y los vivos. El creciente negocio de la droga como salida laboral para los jóvenes sin esperanza, está sembrando de muerte y violencia a toda la Nación. La marginalidad en toda su extensión y profundidad no para de crecer. La corrupción y los escándalos arrecian, siendo la conducta soberbia e indolente del universo K, parte del mismo proceso. La deuda externa ha crecido y se han pagado intereses usureros como nunca en toda la historia nacional. La soberanía está de luto, hasta se han dado el lujo de hacer la prueba macabra, desde el Ministerio de Defensa, de nominar públicamente nuestras islas Malvinas en los términos ingleses. Los Kirchner se balancean entre los dos únicos planes que poseen: silencio de radio o verborragia provocativa desde el atril. El discurso donde los derechos humanos son proclamados solemnemente para luego ser negados violentamente en los hechos, ya resiste poco más. Todos los personajes subvencionados y defensores de ese discurso a ultranza, se han deslizado por la pendiente sin retorno de la caricatura política. Un panorama sin remedio, y al que solo atinan a considerarlo enemigo hostil. Como si ellos, los Kirchner, no hubieran contribuido grandemente a crearlo. La Argentina hoy, y como se decía en otra época reclamando el retorno de Perón, es un barco sin timón. Con solo mirar un poco por elevación, se toma conciencia de la situación, y cualquiera puede lograrlo. Si se sube a un puente, mejor perspectiva aún. Pero también, si se torna la vista y se observa otra orilla, se ve venir la poderosa peregrinación de millones de esperanzados argentinos a paso de hombre y sin odio.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
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