Por lapoliticaonline.-
El ministro de Economía intenta que las cerealeras tomen deuda en el exterior por u$s 2000 millones y suscriban de manera compulsiva letras del tesoro a seis meses. Busca así ganar tiempo hasta la liquidación de la cosecha de soja.
Acorralado por la drástica caída de reservas y sin intención de tomar -por ahora- alguna medida de fondo que empiece a normalizar la macroeconomía, el Gobierno recicló una idea aplicada en dos ocasiones por Domingo Cavallo, confirmando la curiosa sintonía que empieza a observarse entre las emdidas de Axel Kicillof y la del ex super ministro.
Kicillof reunió este jueves a las principales cerealeras y les pidió que invertan 2000 millones de dólares en una nueva letra a vencer entre cuatro y seis meses.
La intención de la medida es clara, intentar cubrir el bache hasta que el campo empiece a liquidar la próxima cosecha de soja y entren los dólares que el Gobierno necesita como el agua.
La medida tiene el mismo formato que los famosos "bonos patrióticos" de Domingo cavallo, que el ex super ministro aplicó en 1995 en medio de la crisis del Tequilla y de manera agónica en el 2001, cuando en su regreso a Economía intentaba evitar el default y la caída d ela Covertibilidad.
La similitud de la medida pone en blanco sobre negro la profundidad de la crisis que enfrenta Kicillof, agobiado por falta de divisas y la disparada del déficit de las cuentas públicas, que obligan a aumentar la emisión justo cuando la inflación empieza a acelerarse.
La noticia fue reveleada por La Nación en su edición de hoy en la que reveló que el jueves fueron convocados a una reunión en el Ministerio de Economía los representantes de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
Lo notable es que mientras Kicillof les pedía que tomaran deuda en dólares para financiar las nuevas emisiones, en la misma reunión quedaba en claro que el Bono energético (Baade) había sido abandonado por el Gobierno. Se trata de los mismos empresarios a los que actual ministro de Economía y el renunciado Guillermo Moreno martillaron durante meses para que suscriban el instrumento que ahora dejaban en el camino.
El daño sobre la palabra del Gobierno y la imagen de poca consistencia de sus decisiones no podía ser mayor.
Participó de la reunión además de Kicillof, el nuevo equipo económico completo: el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich y el presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega.
La fuerte caída en las reservas explica la desesperada convocatoria, de un equipo que se niega a pegar un salto devaluatorio o desdoblar para intentar una corrección que hasta ahora busca con un gradualismo devaluatorio que sólo provocó que el mercado y las celearelas le tomaran el tiempo y continúen reteniendo la liquidación de soja, a la espera de mejor tipo de cambio.
Sólo en las últimas dos semanas, el Central perdió más de US$ 1100 millones. De acuerdo con el Balance Cambiario del BCRA, el sector de oleaginosas y cereales es, por su parte, responsable del 38% de las divisas que ingresan por exportaciones. En los primeros nueves meses del año, último dato disponible, contribuyeron con US$ 22.396 millones.