Los anuncios del oficialismo no cierran ni en números ni en hechos concretos. Además, el sistema productivo no está en condiciones de poder cumplir los objetivos del plan. Y hay manejos oscuros. Las cuentas del Gobierno no cierran por ningún lado y quedó demostrado con la planificación del Programa de Crédito Argentina (Procrear), el cual, según lo anunciado por el viceministro de Economía, Axel Kiciloff, garantizaría la creación de 400 mil viviendas antes de la finalización del mandato de la presidenta Cristina Fernández en 2015. Ahora bien, tomando los plazos estipulados, el Estado debería construir un promedio de trece casas por hora, previsión que a esta altura del proceso se vuelve prácticamente imposible. Descontando las 11.700 personas que recién ayer iniciaron la primera etapa del Procrear, quedan 388.300 viviendas por realizar, lo que en el plazo de los 1.247 días que faltan para llegar al 1° de enero de 2016, da un promedio de 13 inmuebles por hora o 311 por día.
Los niveles de improvisación del proyecto oficial no sólo pisan en vacío en los tiempos de concreción, sino también en la disponibilidad de predios fiscales contemplados desde el Procrear. En lo que hace a La Plata, semanas atrás, desde la Dirección de Tierras de la Municipalidad se reconoció que el 95% de los terrenos fiscales que el Gobierno nacional tenía previsto utilizar en la ciudad se encuentran ocupados por miles de familias.
Los niveles de improvisación del proyecto oficial no sólo pisan en vacío en los tiempos de concreción, sino también en la disponibilidad de predios fiscales contemplados desde el Procrear. En lo que hace a La Plata, semanas atrás, desde la Dirección de Tierras de la Municipalidad se reconoció que el 95% de los terrenos fiscales que el Gobierno nacional tenía previsto utilizar en la ciudad se encuentran ocupados por miles de familias.
Un problema de industria
Por otra parte, las intenciones de generar un plan a gran escala para la construcción de viviendas, sin tener en cuenta el alcance productivo que poseen los capitales locales, han hecho naufragar a más de una iniciativa. De hecho, la industria del cemento ha mostrado históricamente sus problemas de competitividad. Actualmente, solo tres cementeras concentran el 94% de la producción: Loma Negra (49%), Cementos Minetti (32%) y Cementos Avellaneda (16%).
En tanto, una sola firma (Aluar) produce todo el aluminio que se produce en el país. Con esta estructura hiper concentrado, sumado a las restricciones impuestas por Guillermo Moreno, es imposible abastecer la demanda de materiales que implicarían construir las 400 mil viviendas . A todo esto se le suma que las empresas monopólicas se han extranjerizado. Por ejemplo, Loma Negra, que es una las compañía más importante del país, debió ser vendida en 2005 al capital brasileño Camargo Correa. Dicha transacción implicó a la empresa comprante asumir el refinanciamiento de la mitad del pasivo financiero que la empresa arrastraba como resultado de inversiones no recuperadas, tras el estallido de la crisis en 2001. Por eso, su capacidad de inversión, para ampliar la producción, es muy limitada.
Más allá de la frialdad de los números, si se tiene en cuenta que la mayoría de los planes de vivienda impulsados por el Gobierno nacional no se llevaron a cabo o quedaron inconclusos, la situación podría volverse aún peor. Ejemplos sobran, y no es necesario salir de la región para dar cuenta de ello. El Plan Federal de Viviendas llevado a cabo en Tolosa se vuelve una referencia obligada al momento de dar cuenta de la negligencia estatal. Como adelantó Hoy, a casi cinco años de iniciadas las construcciones, más de cien viviendas se encuentran abandonadas y sin terminar. Situación idéntica ocurre en el Barrio Juan B. Justo (conocido como Barrio Obrero) de Berisso, donde alrededor de 50 casas no fueron otorgadas y se han vuelto un objeto de disputa entre los armados punteriles de los barrios.