Mañana, el titular de la SIGEN Daniel Reposo será recibido por los senadores en la audiencia pública para evaluar su pliego como postulante por la Casa Rosada para reemplazar al renunciado Procurador General Esteban Righi. El hecho de que se hayan acumulado en el Senado 1400 fojas con cuestionamientos al candidato oficial no sería tan importante si el panorama nacional no se hubiera oscurecido en los últimos días. Para un conocedor de este tipo de audiencias, “si Reposo sale mal parado y no muestra capacidad para el cargo, al oficialismo le va a costar conseguir los dos tercios para aprobar del pliego”. Si este riesgo se profundiza y Miguel Ángel Pichetto no da garantías, CFK firmaría un DNU de dudosa legitimidad designando a Reposo Procurador “en comisión” hasta que el Senado lo ratifique. El caso Reposo tiene ahora valor emblemático, porque el gobierno ya no puede darse el lujo de una derrota en el Congreso, ni en ninguna otra parte. Un rechazo del Senado al pliego instalaría la imagen de que CFK está perdiendo su capacidad de control sobre el Congreso. VER MÁS
Pero el eje de la actual batalla está en la evolución de los indicadores económicos. Pese a que la suba del dólar blue acapara las miradas, la mayor parte de los análisis económicos coinciden en que el talón de Aquiles del gobierno en los próximos meses será la caída de la actividad económica más que el dólar, que quedaría en torno a los 6 pesos. Si la tendencia actual se agudiza y los índices de empleo caen en el tercer trimestre, el efecto inmediato podría ser el fortalecimiento de Hugo Moyano como cabeza del sindicalismo contestatario, sea que conserve o no el control de la CGT. De este modo, la economía puede echar por tierra meses de intenso trabajo de los operadores oficiales para debilitar al líder camionero a través de la separación primero del jefe de los taxistas Omar Viviani y luego de Luis Barrionuevo. Este último, un fino detector de los cambios de viento, ya está anunciando que tal vez apoye nuevamente a Moyano. Ante una realidad social más difícil de controlar, el cristinismo hace ahora todo lo posible para impedir un acuerdo final entre los gordos, los independientes y el moyanismo, En una situación similar a la del caso Reposo, una CGT conducida por un colegiado con Moyano o algún representante suyo en el mismo, sería como una importante derrota del oficialismo.
Sólo coyuntura
A todo esto, el humor de CFK habría empeorado en la última semana y culparía a Guillermo Moreno, Ricardo Echegaray y Axel Kicillof por haber permitido que se instalara la psicosis social de una inminente pesificación forzosa de la economía, inútilmente desmentida por el último la semana pasada. En este terreno marcado por el nerviosismo, varios consultores contratados por la Casa Rosada habrían recibido el pedido de armar un plan para enfriar la opinión pública, a partir de que el gobierno consiga en las últimas horas bajar la cotización del blue, demostrando así -al menos aparentemente- que la mini crisis está superada.
Como ya ocurriera en el 2008 y con malos resultados, la expectativa oficial es aislar la protesta de la Mesa de Enlace contra la reforma impositiva bonaerense, tratando de que no se coordine con la reaparición de los cacerolazos en zonas claves de la Capital Federal. Para este jueves ya circula la convocatoria a otro cacerolazo y los sabuesos de la inteligencia oficial están buscando detectar si habrá o no una explosión de la nueva movilización social. Es que sin Moyano, la capacidad del cristinismo para contrapesar las protestas de clase media con movilizaciones obreras, está disminuida. Hoy por hoy, el gobierno cuenta para controlar la calle con La Cámpora, el Movimiento Evita, Kolina y media docena de sellos más que ya tendrían planes de alerta para marchar a Plaza de Mayo si hay una masiva demostración de porteños descontentos. La imagen de La Cámpora, por ejemplo, quedó manchada con las sospechas de corrupción que rodean al vicepresidente primero de la Cámara de Diputados de Buenos Aires, José Ottavis, en la votación de la reforma impositiva.
En tanto, Nilda Garré le habría asegurado a la presidente que la Gendarmería podría evitar que se produzcan cortes de ruta significativos en caso de que los ruralistas opten por ese camino.
En síntesis, el problema central del gobierno es cómo retomar la iniciativa, ganando tiempo hasta que los números de la economía vuelvan a sonreírle, si es que esto ocurre. A favor de CFK hay que computar que, con la velocidad que hoy tienen los acontecimientos, el año que falta para las elecciones parece un siglo. De hecho nadie hubiera pensado en el 2010 que el FpV terminaría obteniendo un año después el 54 por ciento de los votos. Hoy por hoy, el horizonte de la política no supera el corto plazo.
