HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 29 de febrero de 2012

EL PASADO MENEMISTA CONDENA A LOS KIRCHNER


El discurso y la puesta en escena que realizó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el lunes pasado, abre al menos dos interrogantes: o la primera mandataria es una excelente actriz, que puede pasar de la euforia al llanto en cuestión de segundos, dotes actorales que mostraría que se equivocó de profesión; o tiene un serio problema de comprensión de la realidad y de lo que ha acontecido en los últimos veinte años. Echarles la culpa a los gobiernos anteriores por los desastres de los ferrocarriles, cuando el kirchnerismo está hace nueve años en el poder, es una verdadera tomada de pelo. Diario HOY.
Y más si se tiene en cuenta que, en la década del ‘90, Néstor y Cristina Kirchner fueron socios del inefable mandatario riojano Carlos Menem, cuando le puso bandera de remate y vendió a diestra y siniestra cada una de las joyas de la abuela.  Difícilmente el menemismo podría haber privatizado YPF si no hubiese contado con el apoyo de Kirchner, que, por aquel entonces, era gobernador de Santa Cruz, una de las provincias con mayores reservas de hidrocarburos que tiene nuestro país. Así como este diario, en los ‘90, se caracterizó por emprender una lucha en total soledad contra las privatizaciones y denunció las consecuencias económicas, sociales y políticas que acarreaban, los Kirchner fueron absolutamente funcionales. Cualquier persona lo puede chequear recurriendo a los archivos periodísticos de aquellos años y a los discursos e intervenciones realizados tanto por Néstor como por Cristina. En materia de transporte, los Kirchner también fueron absolutamente funcionales. No se recuerda, en aquellos años, que hayan tenido alguna intervención para protestar por la privatización de los ferrocarriles, que no hizo más que destruir el mayor sistema ferroviario que existía en el continente. Eso no fue todo, cuando los K llegaron a la Casa Rosada, lo único que hicieron fue profundizar los negocios oscuros con el puñado de empresas que regenteaban los servicios, como el grupo Cirigliano. Así fue como, en los últimos nueve años, le entregaron la friolera de 14.000 millones de pesos -equivalente a diez veces el presupuesto anual de la Municipalidad de La Plata- en subsidios y no hubo ni una sola mejora significativa en los ramales. La administración K también hizo caso omiso del lapidario informe de la Auditoría General de la Nación que, en el año 2008, alertaba sobre las serias deficiencias del servicio, y daba cuenta que siniestros como el que finalmente ocurrió en la estación de Once podían registrarse en cualquier momento. También recomendaba la quita de la concesión. A ello se le sumaron siete denuncias penales por distintas irregularidades cometidas por Ricardo Jaime, exsecretario de Transporte y exfuncionario de extrema confianza de Néstor Kirchner. Sólo en un país como la Argentina, donde una parte importante de los jueces son puestos y manejados a dedo, puede haber un exfuncionario con semejante prontuario que esté libre. En ese contexto, el anuncio que realizó ayer el Gobierno nacional con respecto a la intervención administrativa de TBA durante quince días no es más que un nuevo fuego de artificio. Primero, porque es de muy poco alcance (durará apenas dos semanas); y segundo, porque del propio anuncio del Gobierno se desprende que no cambiará absolutamente nada. Seguirá vigente el mismo sistema corrupto, con los mismos protagonistas y con los mismos funcionarios que, junto con la Presidenta, son los responsables políticos de las 51 muertes de la semana pasada. La puesta en escena ya es algo intrínseco a casi todo acto de Gobierno K. Y se puede ver, incluso, en los detalles. Por ejemplo, uno de los anuncios más promocionados por el inefable Guillermo Moreno es la denominada garrafa social a 16 pesos. Pero si se analiza la puesta en práctica de la iniciativa, aparece que, en realidad, los pocos puestos de distribución están ubicados en lugares inaccesibles para los sectores populares, a los cuales está destinado el anuncio. Sin ir más lejos, uno de estos centros está ubicado en el medio de la ruta que une la localidad de Pinamar con General Madariaga, a 16 kilómetros de distancia de la ciudad más cercana. ¿Qué persona, de condición humilde, puede recorrer semejante distancia para poder adquirir esta garrafa a bajo precio? Este ejemplo, que puede resultar insignificante si se tiene en cuenta la magnitud de los negociados que se suelen tejer desde el poder, es una cabal muestra del desprecio que existe en el seno de la administración K hacia los sectores populares. Un gobierno que no se hace cargo de la corrupción Mientras que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, es implacable con la corrupción y en un año hizo renunciar a siete altos funcionarios por irregularidades en la gestión, el kirchnerismo parece querer esconder los problemas debajo de la alfombra. Así es como ni Cristina ni ningún funcionario de primera línea aún dio explicación alguna acerca de las serias denuncias que involucran al vicepresidente Amado Boudou, a quien se lo investiga por tener estrechos vínculos comerciales con la empresa que se hizo cargo de Ciccone Calcográfica, que accedió a un negocio millonario, como es la impresión de papel moneda. Eso no es todo. Existen indicios de que el kirchnerismo estaría operando para que la causa que investiga a Boudou caiga en el juzgado de Norberto Oyarbide, un magistrado que es absolutamente funcional a los intereses del poder político. Ayer se conoció que la fiscalía se opondría a que el juez Oyarbide se haga cargo de la investigación y por eso le pedirá al juez federal que certifique cuál es la causa más avanzada por la quiebra y venta de la imprenta Ciccone Calcográfica. La prueba del delito I Una clara muestra de lo funcional que fue el kirchnerismo a las privatizaciones es el discurso que dio la actual Presidenta de la Nación en el año 1992, cuando desde la Legislatura santacruceña, donde ocupaba una banca, hizo un verdadero apriete a los diputados nacionales de su provincia para que avalaran el traspaso de YPF a manos privadas. El 17 de septiembre del año 1992, Cristina afirmó: “Venimos a requerirle que, a través de una declaración, nuestra Honorable Legislatura se expida exigiendo a los diputados nacionales del distrito que posibiliten el tratamiento del proyecto de ley de la Nación que trata sobre la transferencia del dominio público de los yacimientos de hidrocarburos del Estado nacional a las provincias en cuyos territorios se encuentre (trámite parlamentario 78-s-1992) en tanto se juega allí la perspectiva de futuro de nuestra provincia, ya que es aquella norma el marco adecuado para la resolución de las controversias que frente al Estado nacional hemos tenido. Es que un conjunto de legisladores de la Cámara de Diputados de la Nación, cada uno con sus respectivas razones, vienen obstruyendo la posibilidad de que aquella ley de Federalización de Hidrocarburos y Privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales tenga siquiera su tratamiento en esa Cámara. Como se comprenderá, ninguna argucia reglamentaria debe estar puesta al servicio de retrasar las soluciones que nuestra provincia necesita. Del dictado de esa ley depende hoy el envío de los US$ 480.000.000 y el pago de nuestra parte en la licitación de las áreas ya concretada”. La prueba del delito II Además de que Kirchner, durante los años ‘90, solía referirse a Menem como “el mejor presidente de la historia desde Perón”, el real protagonismo que tuvo el santacruceño en la privatización de YPF se dio cuando, momentos después de que se aprobara la ley Federal de Hidrocarburos, que significó la venta de la petrolera estatal, declaró: “Realmente (esta ley) para los santacruceños es muy importante, porque va a evitar el éxodo y el despoblamiento, y va a permitir la inversión y la reconversión económica de Santa Cruz”. En tanto, ese mismo año, durante un acto que compartió con Menem en la Patagonia, declaró: “Acá estamos acompañando el proceso de transformación y cambio que la República Argentina debe llevar adelante. Y hoy debemos reconocer que pocas veces, y casi diría que desde el paso de ese gran general, nunca hubo un presidente que haya escuchado tanto a la Patagonia como Carlos Menem”.

Entradas populares

ARCHIVO DEL BLOG