NUEVA OFENSIVA DEL CRISTINISMO PARA ACORRALAR A SUS ENEMIGOS.
Las turbulencias por el impacto inflacionario que tendría la quita de los subsidios a los servicios públicos se harán sentir a partir de enero. Tal vez éste sea un buen motivo para que, antes de fin de año, el gobierno se proponga acorralar a buena parte de sus enemigos políticos, quitándoles margen de maniobra.
El decreto que convocaría a sesiones extraordinarias entre el 12 y el 30 de este mes tiene mucho que ver con esto. Por ejemplo, en el mismo estaría incluida la reforma del estatuto del peón rural, un proyecto destinado a minar la hegemonía de UATRE, el sindicato de peones rurales que conduce Gerónimo “Momo” Venegas, ex mano derecha de Eduardo Duhalde, jefe de las 62 Organizaciones y ahora aliado de Hugo Moyano. El Ministerio de Trabajo le negó recientemente a UATRE la homologación del aumento de 35,7% acordado entre el sindicato y los empresarios. Es así que la profundización del cerco sobre Venegas apuntaría a prevenir un supuesto plan de protestas contra el ajuste, del que podrían participar UATRE y sectores de la Mesa de Enlace. De mayor impacto mediático es otro proyecto que se incorporaría a extraordinarias, el que regula la producción de papel prensa. En el oficialismo sólo esperan en lo inmediato una media sanción de esta ley en Diputados. Pero serviría para aumentar la presión sobre Clarín, tal vez con la expectativa de que el multimedios reduzca sus críticas a la Casa Rosada.
La obsesión cristinista contra Clarín también explicaría otra operación punitiva en plena preparación. Ésta quedaría a cargo del nuevo titular de Economía, Hernán Lorenzino, y consistiría en cerrarle la canilla de la asistencia federal a Córdoba. Es que José Manuel de la Sota asume su tercera gobernación heredando un tembladeral de su socio político Juan Carlos Schiaretti. Éste le reclama al gobierno nacional deudas por más de $1.700 millones. La característica de la deuda pública cordobesa es que no se ha originado para financiar obra pública, sino para cubrir gastos corrientes, como los pagos de jubilaciones y el refinanciamiento de los pagos de los servicios de la deuda. Ahora, el cristinismo está convencido de que De La Sota ha retomado sus antiguos vínculos con Magnetto y que se prepara para dar señales de que podría ser el candidato presidencial del peronismo post-kirchnerista para el 2015. También los espías del gobierno habrían detectado varias reuniones del nuevo gobernador cordobés con Francisco de Narváez y el rebelde intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino. Ahogar financieramente a Córdoba sería un placer para el cristinismo, porque De La Sota debería peregrinar de rodillas hasta la Casa Rosada en medio de un clima de tensión social y con los estatales cordobeses en la calle si no alcanza la plata para el pago de sueldos. Pero se trataría de un placer que puede resultar demasiado caro. Incendiar la provincia que dio comienzo a grandes turbulencias nacionales sería realmente peligroso también para la Casa Rosada. En todo caso, y siempre jugando al límite, el kirchnerismo intentaría dejar en claro -con De La Sota como ejemplo- que ningún gobernador puede darse el lujo de soñar con desafiar el poder absoluto de Cristina.
No podía faltar Buenos Aires
En este plan express para castigar a sus enemigos antes del 31, no podía faltar el enemigo íntimo Daniel Scioli. Su vicegobernador y comisario político, Gabriel Mariotto, no por nada acaba de asegurarse un presupuesto de 700 millones en la presidencia del Senado. Mariotto asumiría como gobernador paralelo y, para que no queden dudas, planearía una convocatoria a los intendentes del PJ antes de fin de año. Si este gesto de poder toma forma, Scioli empezaría a transitar el camino hacia el rol de gobernador títere. Aceptó casi sin resistirse que entre Mariotto, Alicia Kirchner y La Cámpora se repartieran el control de las dos cámaras de la legislatura. Ahora, si el vice diera el paso al frente con el mensaje de que asume la intermediación entre los barones del conurbano y la presidente, el ex motonauta habría perdido nada menos que su principal función. De ahí a negarle la conducción del PJ bonaerense que se renovará el año que viene hay solo un paso. Para algunos sciolistas, ganados por el pesimismo, las concesiones que su jefe le hizo al cristinismo en las últimas semanas pueden ser, lisa y llanamente, el principio del fin.