La Plata (Buenos Aires), 20 Jul. 09 (AICA)
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, dedicó su reflexión televisiva del fin de semana a comentar la última encíclica de carácter social: “Caritas in Veritate”, publicada recientemente y en la que Benedicto XVI “advierte que, en la actualidad, la cuestión social se ha convertido fundamentalmente en una cuestión antropológica. Es decir, lo que está en juego es la concepción del hombre. Ya no la simplemente la problemática de la economía sino que hoy la posición concreta de la economía tiene que ver con una idea acerca del hombre”.
Por eso el Papa “insiste en la Verdad y en la Caridad como inseparablemente unidas”, explicó el prelado, y agregó que “la Verdad supone, en todo caso, la naturaleza de las cosas, lo que el hombre es, la naturaleza de su persona y de sus actos, la naturaleza -por tanto- también de la actividad económica como una actividad humana que debe estar referida a la responsabilidad de la persona y a su destino”.
Tras subrayar que “el Papa hace notar que no es posible hablar hoy de desarrollo sino es en términos integrales de todo el hombre y de todos los hombres”, sin excluir, a su vez, “su dimensión trascendente”, señaló que “por eso esta nueva encíclica hace una apelación muy fuerte a la ética en las relaciones económicas y sociales. La ética significa la responsabilidad, la libertad, que está referida siempre a la verdad sobre el hombre que está llamado a un horizonte de eternidad”.
Destacó que el Papa “propone pensar nuevamente las cosas” y particularmente exhorta a “pensar la economía sobre todo en relación con esta crisis presente y global, pensarla con la mirada puesta en el futuro, en el futuro del hombre”.
Si bien no se detuvo en cada una de las cuestiones a las que se refiere la encíclica, monseñor Aguer subrayó la referencia que el Santo Padre hace “al hombre y al hombre considerado en su integridad” ya que sugiere “que no se puede dejar al mercado y a la tecnología librada simplemente a su propio dinamismo porque eso iría en contra del hombre”, y destacó que “distinto sería todo si se pudiera instrumentar efectivamente la vida económica en relación al bien auténtico del hombre y no simplemente a la búsqueda desesperada del beneficio. El verdadero beneficio del hombre no es simplemente su beneficio económico sino su beneficio total que es su felicidad”.