
Se están punteando minuciosamente las "lealtades" en el padrón de legisladores del Frente para la Victoria, devenido en peronista "rabioso" por imperio de las circunstancias. A raíz de esta imprescindible tarea para un oficialismo complicado en un ajetreado gobernar, la pregunta que le cabe a cualquier legislador oficialista, en un escenario de remate legislativo podría ser " ¡cómo, los díscolos pueden llegar a cobrar y yo que soy leal, no? ¡vamos por la disidencia, entonces!" La maquinaria "democrática" para consensuar o imponer decisiones impopulares está en marcha. Recordemos que aquella tarjeta BANELCO en tiempos de De la Rúa, por desnudar la naturaleza profunda de la "democracia renga", también fue el preanuncio de un final inesperado y tumultuoso para las órbitas oficiales de aquellos entonces. Aquél escándalo fue denunciado por altoparlantes por uno de los actores, frente a una inicialmente distraida y desinteresada sociedad. Hoy está todo a la vista, lo cual no deja de ser inquietante para el gobierno y sumamente promisorio para una sociedad despertándose de una "siesta popular y prolongada" diría Mao Tse Tung. El común de la gente también monitorea al gobierno, los productores hacen otro tanto in situ con los mismos legisladores.
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