DÉJAME SUBIR AL CARRO, CARRETERO

Solamente la notoria disminución de la recaudación fiscal conmueve al gobierno nacional en la dirección de generar políticas que atiendan la economía real de la Argentina. La baja mundial de los valores de la materia prima exportable, su no comercialización por parte de los productores y las altas retenciones, son las motivaciones esenciales que horadan la caja existencial. Es notorio el nerviosismo desatado entre los funcionarios kirchneristas del área de la recaudación. El mismo Néstor Kirchner verdadero especialista y promotor oficial de los temas financieros se está trastornando bastante por el evidente derrumbe de su sostén principal. Eduardo Buzzi y antes Alfredo de Ángelli han salido a la palestra con las verdades de la realidad agropecuaria en la mano. Los productores no se están movilizando, están aguantando sin vender. Tienen un resto para ello. Cuanto durará esta sorda pulseada, es la pregunta que muchos se hacen. Lo cierto es que todas las diferencias entre los dirigentes tienden a licuarse o minimizarse frente a la imperiosa necesidad de la búsqueda de resoluciones a toda la problemática de la producción. Durante el prolongado conflicto por la resolución 125, se notó la conducción real que ejercía el productor llano, el habitante de las localidades del interior argentino, a través de las asambleas cotidianas y verdadero sustento político de aquellas jornadas. Su influencia fue determinante y reveladora sobre todo el proceso de movilización, el encuadramiento ejercido sobre los dirigentes y el triunfo circunstancial. Este próximo aniversario del primer año de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y con poco que festejar, encuentra al campo movilizándose nuevamente y a la presidente lejos cerrando acuerdos petroleros que ya están cerrados desde antes y en otros lugares. A toda costa los gestos, los actos y esfuerzos de la gestión están puestos en subirse en algún tren que los aleje rápidamente de este desastre que han contribuido y mucho en crear. Si eso lo hallan en Rusia, hacia allá vamos. Eso si, hasta el final van tratar de arrimar algún peso haciendo como que gobiernan, ya es vocacional.