Por La Nación.-
Inexplicablemente, la Justicia provincial convalidó una nefasta e inconstitucional ley de lemas, sancionada para beneficiar al kirchnerismo
A pesar de que la Constitución de Santa Cruz es muy clara cuando establece que el gobernador y el vicegobernador de la provincia serán elegidos directamente por el pueblo a simple pluralidad de sufragios, la Cámara Civil santacruceña acaba de revocar una sentencia judicial de primera instancia y dio vía libre a la implementación de la ley de lemas en las próximas elecciones del mandatario local.
De prosperar esta reforma electoral, hecha a medida de las necesidades políticas del kirchnerismo en la provincia, los dos candidatos que tiene el Frente para la Victoria, Alicia Kirchner y el actual gobernador, Daniel Peralta, podrían sumar sus votos en las elecciones bajo un mismo lema, y así derrotar al radical Eduardo Costa, postulante del frente Unión para Vivir Mejor, hoy favorito en las encuestas.
El aberrante fallo judicial se conoció apenas tres días después de las elecciones primarias abiertas nacionales (PASO), en las que se advirtió la gran paridad existente entre ambos frentes electorales.
Santa Cruz se enfrenta así, lisa y llanamente, ante la posibilidad de un auténtico fraude, en tanto la ley de lemas vulnera con claridad la letra y el espíritu de la propia Constitución de la provincia.
El sistema de lemas o de doble voto simultáneo, tan vetusto como desprestigiado, apunta a la realización de una sola elección, interna y general al mismo tiempo, toda vez que las distintas agrupaciones políticas presentan "sublemas" que después se computan como "lema" o agrupación política. Su consecuencia conocida es que no gana el candidato que suma más votos en las elecciones, sino la agrupación política que acumula la mayor cantidad de sufragios entre todos sus candidatos o sublemas. Se afecta así gravemente el principio de igualdad del sufragio, resguardado en los tratados internacionales sobre derechos humanos suscriptos y ratificados por nuestro país.
Las leyes de lemas fueron muy cuestionadas y derogadas en las provincias donde se practicaron, con notorias distorsiones institucionales, como sucedió en Santa Fe, Tucumán y Chubut, al igual que ocurrió en la República Oriental del Uruguay. En la vecina orilla, fue reemplazada por las internas abiertas, obligatorias y simultáneas, sistema también adoptado por el Congreso argentino en 2009, situación que torna aún más incoherentes e inconvenientes a las nuevas leyes provinciales que buscan retroceder hacia el sistema de lemas.
Se trata de una versión mal entendida de federalismo electoral, que en realidad conduce a una innecesaria "balcanización" del sistema político. Las recientes PASO se llevaron a cabo con un complejo y arcaico sistema de boletas de papel, con una gran cantidad de categorías de candidatos en varias provincias, como la de Buenos Aires, que provocaron enormes dificultades y confusiones entre los electores -tanto para encontrar la boleta de su preferencia como para realizar cortes al no existir troqueles-, además de intentos de fraude, que se cristalizaron en los robos de boletas denunciados durante el acto electoral y viejas prácticas clientelistas, que hubieran sido evitadas de haberse aplicado el sistema de boleta única electrónica, una cuestión que el oficialismo no desea discutir.
A este problema que inexplicablemente no ha sido resuelto en el orden nacional, se sumaría ahora en Santa Cruz, y probablemente también en otros distritos como Formosa y Misiones, el sistema de lemas para cargos provinciales.
Es lamentable que, en lugar de discutir aquello que importa, se introduzcan nuevos experimentos que tienen como única visión la estrategia electoral inmediata. Las reglas electorales no pueden estar sujetas a vaivenes en función del interés particular de los competidores. Deben, por el contrario, garantizar la máxima transparencia republicana y responder al exclusivo interés de la ciudadanía. Algo que no está sucediendo en la provincia de Santa Cruz, donde el afán hegemónico y de perpetuación en el poder del oficialismo parece imperar sobre las propias instituciones.
