Por Rafael Fano
Acostumbrados a redoblar apuestas y transmitir una imagen de que todo lo pueden, los kirchneristas intentaron una nueva maniobra política-judicial a los efectos de desprestigiar a la oposición. Una vez más, no sólo le salió mal la jugada, sino que debilitó su autoridad, potenció a sus rivales, volvió a transmitir su peor imagen de autoritarismo y alentó la ruptura con el gobernador de la provincia de Buenos Aires. La detención del secretario General de las 62 Organizaciones Peronistas, brazo político del sindicalismo, y titular de la Uatre, Gerónimo “Momo” Venegas, era una jugada a tres bandas tendiente a marcarle la cancha al sindicalismo de Hugo Moyano, al opositor bonaerense Eduardo Duhalde y al cada vez menos oficialista gobernador Daniel Scioli. Con la sutileza de un elefante dentro de un bazar que caracteriza a los operadores kirchneristas, todo salió precisamente al revés, tal cual ocurrió otras tantas veces anteriormente como en los sonados casos de Francisco De Narváez y Mauricio Macri, entre muchos otros. El juez más cuestionado de la justicia argentina es a su vez el que lleva adelante las principales causas de corrupción, todo un ejemplo de la antirrepública que explica claramente el grado de inmoralidad en que nos desenvolvemos.
Los mensajes a transmitir eran muy claros, a Moyano demostrarle que todos están a tiro de la “justicia dependiente” y pueden ser detenidos en cualquier momento de no sumisión política; a Duhalde desarmarle la estructura sindical que lo apoya; y a Scioli aislarlo cada vez más
dentro del PJ.
Todo esto dentro del escenario de la provincia de Buenos Aires, terreno electoral definitorio de cualquier elección presidencial, al decidir sobre casi el 40% del padrón electoral.
La falta de pericia política y la necesidad de acelerar a fondo para definir cuanto antes el afianzamiento de la candidatura presidencial de Cristina, obligada a ganar en primera vuelta o irse a su casa, forzó la estrategia hasta el papelón.
Los resultados fueron exactamente los contrarios a los buscados: Moyano le demostró al gobierno que no lo pueden dominar, Duhalde que tiene mucho más peso de lo que se preveía y Scioli que está cada vez mejor posicionado para lanzarse como candidato presidencial. Cristina gana electorado cuando se presenta con la imagen conciliadora y baja los niveles de confrontación y lo pierde cuando vuelve al esquema de Néstor Kirchner.
El llevarse a todo el mundo por delante sin importar los procedimientos, fue la principal actitud que el electorado condenó en las últimas elecciones legislativas con Néstor Kirchner de candidato.
Su repentina muerte, la mesura de Cristina en los meses posteriores al fallecimiento, y la falta de articulación de una oposición sólida, le volvieron a dar una oportunidad al gobierno que se vio reflejado en las encuestas.
Todo ello se puede revertir rápidamente, si se decide retornar al viejo esquema de la confrontación que tanto le gusta a los sectores progresistas que apoyan al gobierno.
Sin embargo, más allá de la interna peronista de Buenos Aires y de los posicionamientos electorales del oficialismo y la oposición, queda el sabor amargo en toda la sociedad de la impunidad que rige en este país.
La causa de la Mafia de los Medicamentos, que suma varios muertos y que fuera denunciada en soledad por la entonces ministra de Salud, Graciela Ocaña, se encuentra totalmente politizada y manejada por un juez poco creíble.
No es un caso más, es una de las cajas de recaudación electoral y personal que involucra al poder y a las corporaciones sindicales, algo que sería un escándalo total en cualquier democracia más o menos seria del mundo.
Esa causa, en vez de esclarecerse en los tribunales de una justicia independiente, se resolverá en la calle o en las pulseadas del peronismo bonaerense.
FUENTE: DIARIO PANORAMA de Santiago del Estero