HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 18 de octubre de 2010

Por NICK en LA NACIÓN
AGITANDO LAS AGUAS

EL LITORAL DE SANTA FE EDITORIALIZÓ:

Un país anormal.

En 2002, Remes Lenicov, ministro de Economía de la Nación durante la accidentada presidencia de Eduardo Duhalde, dijo algo novedoso en medio de la crisis desatada por la salida del régimen de convertibilidad de la moneda. Expresó con voz serena que la Argentina debía volver a ser un país normal. La manifestación ministerial implicaba, a la vez, un reconocimiento y una propuesta. Después de décadas alguien rasgaba la espesa bruma creada por acendradas fantasías populares y reiteradas prédicas demagógicas que alentaban el convencimiento de que la Argentina era lo más grande del mundo.

La génesis de semejante conclusión escapa al alcance de estas líneas, pero lo interesante del caso es que el propósito de normalidad verbalizado por el ministro representaba que -por vez primera desde las cimas del poder- alguien señalara que nuestras conductas no eran normales y que debíamos atacar las causas de esa patológica distorsión social.
El planteo constituía una novedad política y ofrecía un camino para salir de un destructivo encierro mental, en tanto que la profundidad de la crisis creaba condiciones objetivas para intentar un cambio de verdad.
Sin embargo, pasó el tiempo, las aguas se aquietaron con la recuperación lograda por el gobierno de Néstor Kirchner en una fase muy favorable de la economía mundial para los países emergentes y el comienzo de una revisión de nuestro modo de ser y de actuar se esfumó con rapidez.
Peor aún, ingresamos en una etapa de engaños nunca vistos, cuya máxima expresión es la destrucción de las series estadísticas y la metodología de medición del Indec. El objetivo es crear nuevos indicadores que, desde la base, distorsionan las realidades del país e impiden ajustes de jubilaciones, deuda pública, contratos- que, de aceptarse, volatilizarían la economía nacional. El juego se completa con la mediatización de la “verdad oficial” a través de una creciente red de medios pagada con los recursos del conjunto social.
El resultado es obvio: en vez de orientarnos hacia la normalidad, el gobierno ha desarrollado al máximo su creatividad ficcional. El problema es que la Argentina que se presenta desde las tribunas oficiales exhibe manifiestos desajustes con las realidades que experimenta a diario la mayoría de los ciudadanos. Quizá por eso circuló tan rápidamente por Internet la hipotética versión de lo que hubiera pasado si el caso de los mineros encerrados en las profundidades de Chile hubiese ocurrido en la Argentina. Es que esa expresión de humor negro abreva en las fuentes de nuestra cotidianeidad.
Basta sufrir la Argentina de cada día para darnos cuenta que nos alejamos cada vez más de aquel alentador propósito de volver a la normalidad. Sometidos al caos urbano, desamparados por el Estado, humillados por cualquier grupo al que se le ocurra detener el camino de nuestras vidas por el tiempo que se les dé la gana, impedidos por relampagueantes medidas de fuerza- de acceder a servicios públicos indispensables, nuestro destino luce complicado.

FUENTE: EL LITORAL DE SANTA FE

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