HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 1 de junio de 2009

ELECTRORADIODIFUSIÓN


Postergado convenientemente, el proyecto de ley para derogar la vigente y procesista Ley de Radiodifusión, ha entrado en un laberinto sin fin, en lo que se refiere a las efectividades conducentes al decir de don Hipólito. Su “tratamiento” real pasa por una explotación desproporcionada en la campaña electoral oficialista para las legislativas nacionales del 28 de junio y por las negociaciones para adquirir medios, acostar medios con moratorias fiscales (es sabido de los impresionantes pasivos) y negociar con el resto más importante y díscolo. Ese es el verdadero plan que nada tiene que ver con mejorar las cosas. Bandera mediática de una supuesta “democracia” esgrimida para los medios y que pregona el gobierno nacional, ya como rémora de un inicio “progresista” al menos más creíble. Lo cierto es que el discurso se ahogó en la sopa, o en los negocios para ser más precisos. Una pequeña parte de la inmensa fortuna, miles de millones de dólares que hacen palidecer a todos los antecesores, que gira en torno al universo exclusivo de los negocios paraestatales del kirchnerismo, entre otros rubros de inversión, hace ya un tiempo que está direccionada a la adquisición de medios y enteros. Se destacan como operadores de esta patrulla, los dueños de la ascendente empresa amiga de Néstor: Electroingeniería. Montados en una serie de realidades adversas para el desempeño de una radiodifusión abierta, plural, nacional y popular, configurando un verdadero clamor social y cultural, el plan tiende a sustituir viejos monopolios por nuevos monopolios. O al menos ser socios activos con un porcentaje importante en las decisiones. La asfixia de los medios, permite a los Kirchner contar con obsecuentes y virulentos defensores a los cuales previamente se les ha suministrado la excusa ideológica. Salvo deshonrosas excepciones, la mayoría de los actores de las bastardeadas comunicaciones en la Argentina, están fuera de este juego. Y el que no lo está, a la corta o a la larga le pesará haberse embarcado en esta manipulación y mamarracho final.

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