DIEGO
La suerte de Maradona cambió con una encuesta que recibió Néstor Kirchner.
Por Ignacio Miri. Editor de Política. El Cronista Comercial
En Argentina, desde hace décadas el fútbol y la política están integrados. La novedad es que ahora son asuntos prácticamente imposibles de dividir, sobre todo si se considera el cemento que los une, algo que los románticos llaman pasión popular y los escépticos dinero. Lo sabe muy bien Diego Maradona, que hace pocas horas confesó a un hombre de su círculo íntimo que se siente decepcionado porque el Gobierno no llamó a Julio Grondona para pedir que el diez siga en su cargo. “Me dejaron colgado del pincel y sin la escalera”, protestó el ex director técnico de la Selección.
Al parecer no le sirvió la catarata de declaraciones de funcionarios, Cristina Kirchner incluida, que se lamentaron por su salida del puesto. La suerte de Maradona no terminó de definirse el martes en la Asociación de Fútbol Argentino, sino la semana pasada, cuando Néstor Kirchner recibió una carpeta con una encuesta que había encargado a una de las consultoras contratadas por él, pero pagadas por el Estado. La única pregunta que le interesaba a Kirchner en este caso era: “¿Usted quiere que Maradona siga siendo el Director Técnico de la Selección?”. La mayoría de los encuestados respondió “no”, y por eso las palabras que Maradona esperaba nunca llegaron a oídos de Grondona. Para intentar disimular el violento viraje, medio Gobierno se mostró triste por la suerte de Diego, aunque cuidándose de no criticar al mandamás del fútbol, como si no hubiera tenido nada que ver en el final de la historia.
También conoce ese enredo entre la pelota y el dinero público Juan Román Riquelme, que acaba de acordar con Boca cobrar el ingreso más alto del fútbol argentino –serían cinco millones de dólares por cuatro años–, un beneficio que estará garantizado, al menos hasta que termine la gestión de Cristina Kirchner, por el subsidio de más de 600 millones de pesos por año que destina el Estado a financiar lo que ayer mismo el ministro de Economía Amado Boudou llamó “la industria del fútbol”. Desde que se hizo cargo de pagar el campeonato, el Gobierno decidió crear una nueva casta de empleados públicos millonarios, financiando autos y casas de lujo de los jugadores, técnicos y dirigentes para beneficio del pueblo televidente y de productoras de televisión amigas del kirchnerismo. Pero este
año, el Gobierno decidió que meterá un poco más la mano en los clubes. El plan, según explicó un importante funcionario a El Cronista, es prestar colaboración para levantar el campeonato local y combatir así la depresión de los votantes por el temprano regreso de Sudáfrica de la Selección. La idea es acercar empresas privadas o sponsor para los clubes más importantes para que pueden contratar figuras que levanten el ánimo de los hinchas. Riquelme en Boca, Mariano Pavone en River y Giovanni Moreno en Racing (que a la vez ya cuenta con el auspicio en la camiseta del Banco Hipotecario, una entidad con excelentes contactos con el matrimonio Kirchner), son ejemplos de esa nueva práctica, según explicó a este diario un empresario que recibió la sugerencia de “ayudar” a un club. En este caso, la AFA no participa de las gestiones, y son los clubes los que tienen que ocuparse de conseguir el lobbysta indicado.
Por supuesto, también conoce hasta donde se involucran el fútbol y el Gobierno el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, que pasado mañana se convertirá –si los votos lo acompañan– en Vicepresidente del Club Quilmes y ganará así el derecho formal de sentarse en las reuniones del Comité Ejecutivo de la AFA. En esas reuniones, si es que no aparece una denuncia judicial por incompatibilidad en sus funciones, Fernández podrá sentarse un rato a cada lado del mostrador: firmará las resoluciones de la Jefatura de Gabinete de Ministros para liberar partidas del programa Fútbol Para Todos y también podrá firmar los recibos del Quilmes Atlético Club recibiendo ese mismo dinero del Presupuesto Nacional.
FUENTE: EL CRONISTA COMERCIAL