SOCIOS HASTA EL FINAL

Néstor y Cristina necesitan ganar tiempo y espacio. Trámite difícil si los hay, para un gobierno jaqueado por sí mismo. Desde un punto de vista bastante generalizado y común, cuya principal característica es una cierta debilidad o poca voluntad política y de poder, se podría inferir que la negación de la derrota electoral por parte de Cristina de Kirchner (“Nena, ahora te toca a voz el protagonismo y yo me corro por un rato.”) parecería demencial y hasta suicida. Pero visto desde la lógica de permanencia y conservación del poder con la poca autoridad política restante, los Kirchner necesitan y está obligados a ser o parecer duros, obcecados, indetenibles, animales feroces de la lucha política, detallistas y meticulosos a la hora de ceder un centímetro de poder. Se han hecho los picantes con mucha manija y eso les marcó la gestión, también para ahora en el período de declinación. Otra no les queda y va a ser así hasta el final. Es también, no solo su estilo, sino una carta de negociación. Quizás su mejor carta a futuro. No son caprichos montoneros, ni dureza ideológica. Es defensivo y todo de actuación, para una negociación presente por su continuidad medianamente estable, pero sobre todo a futuro por su pellejo. Porque es mucho lo que van a tener que negociar para cuerpear la negra noche personal que se cierne sobre ellos. El caso Honduras sirve como geografía de escape circunstancial y por unos minutos nomás, de una situación exigida y de difícil presencia de ánimo, aunque los Kirchner la tienen. Que mejor que huir a un combate contra la derecha golpista del país centroamericano. Escenificación de una gran demócrata y abanderada de progresismo fashion filo-chavista del Macondo global. Con esos escudos asiste Cristina a la conveniente pelea por los derechos cívicos de los hermanos hondureños. Y si hay algún incidente y puja con los asquerosos golpistas, mejor. Es sabido que los Kirchner juegan fuerte, es mucho lo que tienen que proteger y si demuestran debilidad en esa dirección, pueden empezar a perder todo. Las exigencias de reconocimiento de los “errores” del gobierno de los Kirchner en Argentina, es justo plantearlo como parte de un triunfo. Pero es de esperar que no se eternice nadie en ese tipo de reclamos, porque va terminar favoreciendo a la recomposición de la imagen desgastada del gobierno. Esa reivindicación, que pareciera tan cara a los sectores políticos de la oposición electoral última, se realiza desde una posición fija, pasiva, no propositiva, casi inactiva y carente de dinámica. ¿Pueden salirse de ahí y pronto estos dirigentes “opositores”? Al menos, para que no sea tan aburrido todo.