HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 15 de junio de 2009

FALACIAS EN LA OIT

La economía y la política, por mencionar dos disciplinas en uso y abuso, pueden ser consideradas desde varios puntos de vista. El más afín a los propios orígenes y tradición milenaria de los dos conceptos, tiene que ver con el bien común. Ambas disciplinas, aunque no exclusivamente, se vinculan necesariamente al arte de la conducción y gobierno de una comunidad, nación, provincia, ciudad, etc. Los períodos de mayor crecimiento parcial de la “economía” de la Argentina, en términos de ganancias líquidas de los poderes económicos locales y sobre todo extranjeros, coincidió con una profundización abierta o embozada de la pobreza para la inmensa mayoría de los argentinos. Los mejores períodos que vivieron los argentinos son aquellos que significaron un crecimiento de todos y un ascenso en la calidad de vida general. Es decir, una economía popular solidaria. El hilo de nuestro desarrollo verdadero se pude rastrear desde mucho antes de 1810 y tiene que ver con un espíritu que nos dio entidad como pueblo. Todo lo demás han sido salvajes descensos, graves omisiones, profundas postergaciones y entregas escandalosas. O terribles falacias electorales. Cristina acaba de repetir una vez más, esta vez en la OIT (Organización Internacional del Trabajo) pero con los parlantes apuntando al oído argentino, que nuestra patria nunca creció "económicamente" tanto en sus doscientos años de existencia, como bajo la gestión Kirchner. Además de ser una tesis excluyente de la inmensa mayoría, originada en la ponderación de los guarismos de facturación comercial, es un discurso no peronista. ¿Qué peronista ha negado jamás la bonanza única con justicia social y soberanía política, vivida por los argentinos durante las presidencias del General Perón? O para ser más justos y completos, ¿Qué argentino negaría los progresos populares desde los gobiernos nacionales y que significaron la construcción de la auténtica economía de nuestra historia? La pregunta, respondida por una realidad que no deja mentir, es por que parámetros se rigen semejantes afirmaciones de la Presidente. El neoliberalismo, si usted lo quiera llamar así, no ha desaparecido. Cacarear por izquierda, no quiere decir que se haya abandonado el tributo y la sangría nacional hacia el capital concentrado, privado, financiero, nacional y extranjero. El trabajo en negro ha aumentado en la argentina, a pesar que se propagandiza su combate. La precarización laboral viene en una pendiente desde hace décadas y no se ha parado ahora. El modelo enunciado es una falacia, no es modelo. El único modelo conocido desde hace más de treinta años es el del saqueo, bajo distintas versiones. La de los Kirchner, a falta de originalidad, es el refrito de fundir dos estilos calamitosos y profundizarlos: el de Alfonsín y el de Menem. Cristina de Kirchner ha propuesto la incorporación de la OIT en el G20, una especie de Ministerio de Trabajo Global, que imaginemos por un instante para quién va a trabajar. No le da el “pinet” a la Presidente para competir con Lula, al cual le envidia el protagonismo asignado por los poderosos de la economía mundial en una lavada de cara en esta suerte de reorganización internacional de los negocios. Es el mismo rol que tiene Cristina, haciendo estos anuncios que parecen justicieros reclamos, pero el de Lula es más grande.

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