Alguien tenía que decirlo. |
Por Nicolás Kasanzew/Tribuna de Periodistas.- El más cobarde de los generales, Martín Balza ha dicho en el programa de Alejandro Fantino que en Malvinas hubo oficiales cobardes en las demás unidades, pero no en la suya. Pues en la suya también hubo uno: el propio Balza.
Cuando el mayor José Rodolfo Baneta, heroico jefe de la guarnición argentina en Moody Brook, lo agarró del pescuezo por una actitud impropia que ponía en riesgo a los soldados de Baneta, Balza arrugó como una oveja y no se animó a defenderse.
Yo le pregunté a Baneta si quería que yo incluyera ese episodio en mi libro, pero con caridad cristiana este gran oficial me dijo que no lo hiciera porque Balza le daba lástima. Una consideración que el propio Balza, amigo de otro cobarde, el soldado Edgardo Esteban (en la foto al pie junto a Balza) nunca tuvo para con sus camaradas de armas, tratando de ensuciarlos en cuanta oportunidad se presenta.
Sumemos a esto su camaleonismo político, (arrastradamente obsecuente con todos los poderosos, desde Videla hasta Kirchner, pasando por Menem) que es otra forma de cobardía, y tendremos la acabada imagen de un Judas de nuestro tiempo.
En 1995 Balza me condecoró, y me dedicó un libro con la frase "al soldado Nicolás Kasanzew". Pero cuando en el 2007 los kirchneristas me quitaron la condición de veterano otorgada por el Congreso, Balza me negó, aseverando en un reportaje televisivo que yo no era veterano.
Estas últimas canallescas declaraciones suyas en el programa de Fantino han colmado el vaso. Me estoy presentando ya mismo ante las autoridades del Ejército Argentino para devolver la condecoración.
Al haber sido otorgada por un cobarde, esa medalla no solo ya no tiene valor para mí. Es un baldón, en vez de un blasón.