HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 25 de febrero de 2016

EFECTO OBAMA "FRIENDLY": LOS "BUITRES DUROS" ACEPTAN LA PROPUESTA Y MACRI LOGRA TRIUNFO POLÍTICO Y ALIVIO FINANCIERO.


     Por Fernando Gutierrez/iProfesional.- La noticia sobre el inminente acuerdo con los fondos NML Elliot y Aurelius pone al país muy cerca de dejar atrás 14 años de litigios y el default soberano más grande de la historia. Para el Presidente, es la confirmación del realineamiento internacional. ¿Habrá luego lluvia de dólares? En medio de tantas malas noticias, Mauricio Macri se prepara para festejar su primer triunfo político. El inminente final del eterno litigio con los "fondos buitre" supone, desde el punto de vista financiero, el regreso a los mercados internacionales de crédito. En el plano político y comercial, marca un punto de inflexión, ya que confirma el inicio de una nueva era en las relaciones de la Argentina con el mundo. Quiso la casualidad que la noticia se filtrara justo cuando Macri estaba recibiendo a su colega francés, Francois Hollande, en una visita de fuerte impronta política. Hacía 19 años que un mandatario de Francia no arribaba al país. Por lo pronto, en el encuentro no sólo se hizo referencia a las típicas promesas de mejorar las relaciones culturales y comerciales. Hubo algo más que eso: el mandatario francés prometió dar un apoyo explícito para el regreso de la Argentina a los mercados de capitales. Antes de la reunión, había quedado de manifiesto el "lobby" del gobierno de los Estados Unidos. Las declaraciones del secretario del Tesoro, Jack Lew, apoyando decididamente la propuesta del gobierno de Macri eran prueba evidente de que se estaba frente a un antes y un después. 

Obama "friendly" 

Por lo pronto, el acercamiento de Macri a Obama ya ha comenzado a darle frutos al macrismo. La primera señal ya se observó en enero en el foro de Davos, cuando Estados Unidos levantó el veto a los créditos multilaterales para la Argentina. Desde 2011 -y por expresa recomendación del Congreso estadounidense- ese país frenaba cualquier préstamo proveniente de organismos internacionales. Estas entidades son las que destinan dinero para proyectos de infraestructura, salud y educación a diferentes naciones. Entre ellos, el Banco Mundial o el BID, Banco Interamericano de Desarrollo. Tras esa "luz verde" para recibir créditos multilaterales -que se diera hace un mes- ahora llega este principio de entendimiento con los holdout, en el que podría haber influido la postura más "friendly" entre ambos países. La confirmación de la visita de Obama es imposible de ser evaluada sin considerar el marco político en el que se fueron dando las negociaciones para salir del default. Cuando el juez Thomas Griesa dio su guiño -en el sentido de que se mostraría dispuesto a levantar el embargo que pesa sobre la Argentina- estaba dejando un mensaje bien claro: que la postura de los fondos más "malos" había perdido sustento (principalmente las de NML Elliot -de Paul Singer- y la de Aurelius -de Mark Brodsky-). ¿De qué le serviría a un fondo de inversión seguir litigando contra la Argentina después del guiño político de Griesa, ahora más predispuesto a levantar el bloqueo? Así las cosas, el final era previsible. La noticia filtrada por el abogado del fondo NML Elliot - Matthew McGill- durante una audiencia que tuvo lugar en la Corte de Apelaciones fue tan escueta como contundente. "Estamos así de cerca de un acuerdo", afirmó el letrado, haciendo un gesto de corta distancia con sus dedos, frente a los jueces del tribunal de apelaciones. El mediador designado por Griesa para la negociación, Daniel Pollack, se enojó por la filtración y lo retó públicamente por haberle arrebatado el anuncio formal, que se hará cuando se hayan completado los pasos que exige el trámite. Más allá de los problemas de "cartel" entre Pollack y McGill, lo importante ya estaba hecho. Para este fondo -el que más duramente había litigado contra el país- se llegó a un entendimiento en los puntos principales para poder establecer un acuerdo, que involucrará unos u$s5.000 millones y del que sólo resta determinar la mecánica del pago. 

"Efectivo sí" 

La forma de cancelación no parece que pueda ser un punto demasiado conflictivo, luego de que el propio ministro Alfonso Prat Gay declarara su preferencia por abonar en cash. Por lo pronto, ese dinero saldrá de la colocación de bonos en el mercado. ¿Por qué pagarle a los holdout en efectivo y no con títulos de deuda? el titular del Palacio de Hacienda dio su explicación al respecto. "Sí les dábamos bonos iban a decir que los tenían que vender a menos valor y entonces nos iban a pedir más cantidad. En cambio para nosotros, una vez resuelto el default van a valer más, lo que nos generará un ahorro extra de u$s3.000 millones", aseguró el funcionario. En otras palabras, evitó recurrir al sistema que puso en práctica Axel Kicillof para saldar las deudas con Repsol y el Club de París. También Prat Gay adelantó que de los u$s20.000 millones que conforman la deuda total, "aspiramos a pagar u$s15.000 millones. Podemos hablar de un ahorro proyectado de u$s5.000 millones". En este sentido, para la colocación de este bono ya se sondeó el interés de bancos internacionales. Para que se concrete el levantamiento del embargo no era imprescindible alcanzar un acuerdo con el total de los acreedores. Bastaba con confirmar formalmente la aceptación de los que ya habían mostrado su conformidad con la propuesta -un tercio del total, según Prat Gay-. De acuerdo con las cifras oficiales el total de títulos impagos -incluyendo los judicializados y aquellos que no realizaron ningún tipo de reclamo- asciende a unos u$s20.000 millones. De ese monto, días atrás los tenedores de unos u$s6.100 millones ya le habían dado luz verde a la propuesta argentina. Ahora, con los dos fondos "duros" también dispuestos a poner la firma, el país tiene casi asegurado el hecho de volver a ser noticia en los principales medios de comunicación del mundo: el mayor default soberano de la historia, luego de catorce años de litigio, está llegando a su fin. 

 Festejo pero con dudas

Mientras se esperan los detalles sobre el acuerdo, en el mercado argentino los operadores intentan evitar un exceso de entusiasmo. Antes de celebrar, faltan dilucidar algunos interrogantes: 1. Cuánto va a costar el arreglo y cuándo se va a pagar. 2. Si, resuelto el tema buitre, llegará la prometida "lluvia de dólares". 3. Si ese eventual ingreso de capitales se usará para el pago de gastos corrientes. 4. Si, con créditos del exterior, el Gobierno apelará a un mayor gradualismo (y menos shock) para ir bajando el déficit fiscal. En cuanto al primer punto, el mercado de bonos está lejos de mostrar euforia. De hecho, en las últimas jornadas se registró una caída precisamente cuando empezaban a llegar las buenas noticias desde Nueva York. ¿Cómo se explica esa reacción? Paradójicamente, la tensión encontraría sustento en la manera en que los inversores suponen que podría concretarse la solución a los buitres. Por un lado, porque ese trato implicaría la erogación de unos u$s3.100 millones. Ese monto hoy forma parte de las reservas pero, en verdad, es dinero de los acreedores. Corresponde al grupo de bonistas que -pese a haber ingresado a los canjes anteriores- no han podido cobrar desde julio de 2014. Esto, a raíz de que Griesa impidió la concreción de esos pagos, al declarar en default a la Argentina. 

 El segundo impacto tiene que ver con la esperada emisión de títulos de deuda que el Gobierno encarará para dejar atrás el entuerto judicial con los holdout. Para analizar una de las claves de la actual situación hay que remitirse al 2005, cuando se negoció el primer canje. En ese entonces, los fondos buitres argumentaron que durante el proceso de reestructuración de títulos existía un lapso muy corto de tiempo en el que los bonos que se estaban retirando, antes de "destruirse" quedaban: - En poder de la Argentina - Bajo jurisdicción de los Estados Unidos De modo tal que podían ser objeto de embargo. De hecho, Griesa les dio la razón y fue la Corte de Apelaciones (segunda instancia) la que le permitió a Néstor Kirchner terminar con la operatoria de manera exitosa. Ahora, el objetivo del Gobierno es volver a colocarle ese bozal legal a los fondos renuentes a aceptar la oferta del equipo de Macri. El anuncio de este martes parecería indicar que se está cerca de ese logro. Los analistas del mercado se muestran ansiosos por conocer más detalles. "Está claro que la Argentina debe cerrar este capítulo de su historia lo más decorosamente posible para volver a recibir inversiones. Pero antes de entregarnos a la algarabía, primero definamos cómo y cuándo pagaremos", afirmó el economista Matías Tombolini. De todas formas, hay un clima de satisfacción en el gremio de los analistas. Algunos de los más ácidos críticos de la gestión kirchnerista, como José Luis Espert, han destacado la ironía de que Griesa ahora emerja casi como un "amigo argentino". Con su característico estilo provocador, remarcó: "Si las paritarias se van al carajo -como las estatales de ahora, del 35/40%- necesitás que entren dólares para no profundizar la recesión. San Griesa". 

¿Llegará la lluvia verde? 

En caso de que se confirme el acuerdo buitre, lo que queda por verse es qué tan rápido -y en qué volumen- se producirá el ingreso de divisas frescas para la economía. Algunos tienen una mirada optimista y hasta prevén un retroceso del billete verde que, en los últimos días, obligó al Banco Central a sacrificar u$s180 millones de sus reservas para ponerle un techo a la suba. Uno de ellos es el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb, para quien en marzo "estarán los dólares de la cosecha de soja y probablemente los que vendrán si hay acuerdo con los holdout". Bajo su óptica, el alza de la moneda estadounidense que se observa en estos días podría ser un fenómeno transitorio. En tanto, el director del banco de inversión Puente, Marcos Wentzel, afirma que luego de la formalización del acuerdo, la Argentina podría tomar deuda a una tasa del 5% anual. Ese porcentual es de un nivel parecido al que paga el promedio de los países de la región, en vez del actual "piso" del 8 por ciento. "Es necesario que entren capitales. El tema es cuándo. Mientras antes se resuelva el conflicto de la deuda, antes llegarán inversiones alternativas de financiación a provincias y empresas", analizó Wentzel. Daniel Marx, con larga experiencia en la negociación de deuda soberana, cree que la llegada de fondos frescos es factible. "El país puede financiarse mediante alguna colocación de títulos públicos, es lo primero que se podrá hacer, porque las inversiones directas van a tardar más tiempo en llegar", afirma. Y añade: "También el Gobierno podría financiarse internamente al emitir bajo ley local y en dólares un bono que se compre directamente en dólares". De todas maneras, advierte que no hay que caer en excesos de optimismo respecto de la lluvia de billetes verdes. Esto es así porque, además de ver la mejora de la reputación internacional de la Argentina es necesario entender el cambio de contexto global. "El tema que complica el flujo de capitales en estos momentos es que el mercado internacional está complicado por las crisis económicas", argumenta Marx. No obstante, en líneas generales, el inminente acuerdo ha sido recibido como una muy buena noticia, en línea con el realineamiento internacional del país y su regreso al mercado de crédito. Tampoco faltan quienes advierten sobre el riesgo de los viejos vicios. Como el economista Dardo Gasparré: "Quiero que arreglen con los holdouts pero me da miedo lo que podamos llegar a hacer cuando tengamos crédito". Es un temor fundado, si se toma en cuenta la historia económica reciente. Ante la alternativa de ajustar el gasto público o financiarlo con nueva deuda y "patearlo" hacia adelante, muchos gobiernos no han dudado sobre cuál era la opción más deseable desde el punto de vista político. En todo caso, será la discusión para una segunda etapa. Por ahora, lo que se percibe es el clima de cambio de ciclo y de estar cerca del final de un default de 14 años.

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