Por Diario HOY.- La Real Academia Española define la palabra canalla como “persona despreciable y de malos procederes”. Este término calza a la perfección para definir la actitud que están teniendo quienes hasta el pasado 10 de diciembre tuvieron la responsabilidad de conducir los destinos del gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires, que dejaron como herencia un territorio absolutamente devastado.
La decisión de ponerle palos en la rueda y dejar sin presupuesto a un gobierno electo democráticamente, apenas 20 días después de haber tomado las riendas de la Provincia, ya de por sí constituye una actitud que debe condenarse. Pero a eso se le suma el hecho de que quienes le quitaron a María Eugenia Vidal la posibilidad de contar con esa herramienta fundamental para encarar su gestión, son los mismos que dejaron una provincia incendiada y quebrada.
Para colmo, ayer se conoció que uno de los motivos principales del kirchnerismo para no aprobar el presupuesto es que CFK quiere, a cambio de que los legisladores de La Cámpora levanten la mano, que el macrismo le allane el camino para que uno de los principales garantes de la corrupción kirchnerista como es el ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, sea finalmente designado como Auditor General de la Nación (AGN). No es casualidad que esto haya ocurrido el mismo día en que el polémico titular del bloque de senadores nacionales del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, haya intimado a la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, y al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, a avalar la designación de Echegaray.
Lo que busca CFK es que Echegaray tenga fueros para no ir preso y, además, que se le garantice al kirchnerismo que uno de los máximos organismos de contralor del Estado nacional como es la AGN mire para otro lado a la hora de auditar los últimos ejercicios en cada una de las dependencias gubernamentales que dependían de Cristina Kirchner y de sus aplaudidores.
Recordemos que Echegaray es guardián de muchos de los secretos de los negociados que se tejieron durante los últimos 12 años, especialmente en lo que se refiere a la estrecha relación que mantuvo y mantiene la familia Kirchner con su presunto testaferro, el empresario Lázaro Báez. Asimismo, el ex titular de la AFIP está involucrado en numerosos casos de corrupción que van desde haber otorgado un escandaloso plan de pagos a la ex Ciccone, luego de que la única empresa privada con capacidad para imprimir papel moneda a gran escala fuese adquirida por testaferros de Amado Boudou, hasta haber hecho dibujar las declaraciones juradas de la familia Kirchner para que, de esa forma, se archiven las denuncias por enriquecimiento ilícito. A su vez, Echegaray y sus principales colaboradores fueron denunciados por la directora del diario Hoy, la señora Myriam Renée Chávez de Balcedo, por numerosos ilícitos como conformación de empresas fantasmas, coimas y vinculaciones con sociedades relacionadas con el narcotráfico.
También constituye una actitud absolutamente canallesca que el kirchnerismo ahora pretenda rasgarse las vestiduras, cuando en las últimas elecciones presidenciales llevaron como candidato a Daniel Scioli, uno de los máximos responsables de haber llevado a la quiebra a la Provincia. Luego de ocho años en el sillón de Dardo Rocha, Scioli dejó apenas $100 millones en caja (lo que no alcanza ni para pagar las boletas de luz de las dependencias públicas) y deudas fiscales sin registrar por la friolera cifra de $ 54.000 millones. Es decir, la alianza sciolista-kirchnerista que gobernó la provincia produjo un fenomenal vaciamiento, no dejando ni siquiera los recursos para poder pagar en tiempo y forma los salarios y el aguinaldo. Eso no es todo: el vaciamiento se tradujo en escuelas en ruinas y hospitales sin insumos que se están cayendo a pedazos; una obra social –el IOMA- que se convirtió en una cueva de ñoquis y de negociados, a costa de la atención de más de 2 millones de afiliados que cada vez acceden a menos prestaciones; rutas y caminos convertidos en verdaderas trampas mortales por la falta de inversión.
Como si todo esto fuera poco, la inseguridad se ha convertido en una verdadera bomba de tiempo, con bandas narcos que se encuentran asentadas en territorio bonaerense y han adquirido mayor poder que las fuerzas de seguridad del propio Estado, corrompiendo todo lo que tienen a su alcance.
Dejar a una provincia sin presupuesto, además, implica que los costos del accionar extorsivo del kirchnerismo termine recayendo sobre las espaldas que menos tienen ya que la situación económica-financiera de la Provincia se podría agravar aún más. Peor aún, se corre riesgo de que los comedores escolares se queden sin alimentos, sin contar el hecho de que se hará imposible otorgar aumentos salariales, lo que llevará a una total paralización de los establecimientos educativos y de las diferentes dependencias gubernamentales.
En definitiva, este perverso accionar no puede quedar impune. El único camino para que la Argentina, y especialmente la provincia de Buenos Aires, pueda progresar es que los responsables del latrocinio que tuvo lugar en la última década estén en el banquillo de los acusados, y eventualmente, tras las rejas. Se necesitan, hoy más que nunca, jueces y fiscales independientes, como así también de un poder político que no esté dispuesto a pactar con las mafias K. Que así sea.
