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| María Eugenia Vidal, Hugo Moyano y Mauricio MacriCrédito: DyN |
Por Ricardo Ríos/infobae.-
Mientras del lado del gobernador bonaerense tratan de remontar el clima de derrota, el líder de la CGT llamó a celebrar el día del militante peronista el próximo 19 de noviembre
La masa gremial que acompaña a Daniel Scioli, compacta y significativa, ha salido a decir esta semana que saldrá a realizar asambleas en los lugares de trabajo para explicar a sus afiliados la conveniencia de votarlo a aquel en el próximo ballotage del 22. Improvisadas ocurrencias, acciones desesperadas de última hora o aun quimeras, estarán bien si de apuntalar a Scioli se trata. El candidato promete, ellos también.
Pero cada paso que da este sector está impregnado del pesimismo que contagia la limitada disposición del peronismo en general y de Cristina en particular para comprometerse con la postulación del bonaerense. Misión brava la de hacer campaña por un candidato oficialista cuyo nombre rara vez sale de la boca de la Presidenta. Habrá que ver si hoy rompe el molde, cuando comparta tribuna con Scioli en Palermo.
"Me gustaría que algún periodista le pudiera preguntar a la Presidenta a quién piensa votar", azuza desde la CGT moyanista, el marítimo Juan Carlos Schmid, que abona a la vieja teoría que dice que Cristina querría en verdad que el sucesor sea Mauricio Macri, para quedarse ella como cabeza de un peronismo devenido en oposición. ¿Será así?
Esta visión no difiere demasiado de la que tienen en la Mesa Sindical Scioli Presidente, aunque la expresen en reserva. "Si todos los días sale desde el kirchnerismo un cuestionamiento para Scioli, o en la interna se tiran facturas por la cabeza, parece que juegan en serio a perdedor. Así cualquier esfuerzo se va al tacho", señaló a Infobae uno de los 300 dirigentes que el martes recibió en la sede de la Unión Ferroviaria al postulante presidencial del FpV.
Allí, Scioli agotó su stock de ofertas al mundo sindical. Renovó su compromiso de actualizar el mínimo no imponible de Ganancias a 30 mil pesos; habló además de eximir de ese tributo a la reinversión de las pymes en bienes de capital y planteó decretar "desde el primer día de gobierno" la universalización de las asignaciones familiares. Por las dudas, también ratificó el 82 por ciento móvil para los jubilados.
Por la razón que sea, nadie se animó a plantearle a Scioli un cambio de estrategia en la campaña (léase diferenciarse de Cristina), como aventuraba el metalúrgico Antonio Caló hasta la semana pasada. Lejos de eso, lo apañaron. Y lo despidieron con una marcha peronista cantada a la antigua, con rostros enérgicos y puños crispados.
La mesa terminó despachando un documento donde se presentó a la dupla Scioli-Zanini como "garantes del bienestar del pueblo argentino".
En cambio, sólo hubo expresiones descalificadoras para aquellos que "quieren volver a los 90". Si ese viaje en el tiempo fuese posible, habría que ir directamente a las entrañas del menemismo más rancio para encontrar a los que hoy condenan desde el "sciolismo sindical" al capitalismo salvaje de la década neoliberal por excelencia. En efecto: hipocresía en su estado más puro.
Ayer fue el turno para que se reunieran los gremios de Hugo Moyano, quien por la mañana vaticinó que el próximo gobierno, cualquiera sea, deberá afrontar momentos de alta tensión. "Algunos hablan de ajuste, otros de devaluación. Nosotros decimos que hay que sincerar la economía", señaló en el marco de un congreso de los docentes bonaerenses de Udocba.
Por la tarde jugó la carta fuerte. Con los suyos limó detalles para la convocatoria a un acto sindical masivo que se hará 72 horas antes del ballotage, en Independencia y Azopardo. ¿Qué va a decir? Que no va a jugar a favor de Scioli ya lo dijo ayer: "No tengo interés en subirme al tren fantasma", señaló al desmentir un rumor vinculándolo al candidato del PJ.
"Los trabajadores están cansados de las mentiras de este Gobierno", abundó, anticipando parte del discurso que pronunciará en esta sugestiva e infrecuente conmemoración del 19 de noviembre, el día del militante peronista. La liturgia incluirá la colocación de un cuadro de Juan Perón "con el uniforme de general" en el salón de la sede de la CGT donde reposaron por algún tiempo los restos de Evita. "Será el paso inicial de la recuperación del peronismo", arriesgan al lado de Moyano.
Todo el mundo sabe que el camionero apoya a Macri. Pero ni uno ni otro se necesitan al punto de tener que reconocer públicamente la relación. El idioma de los guiños por ahora les resulta funcional a ambos.
El tiempo determinará el alcance y la profundidad del compromiso actual para jugar en pareja.
"Mauricio Macri siempre apostó al diálogo. Por eso, cuando sea presidente, todas las organizaciones sindicales serán escuchadas. Un motivo más para acompañarlo con tu voto". Esto dice en su página de Facebook Ezequiel Sabor, subsecretario de Trabajo de la Ciudad y operador de temas sindicales del candidato de Cambiemos.
Sin ánimo de contradecir al funcionario, se podría decir que el macrismo ya viene escuchando estos días a muchos gremios que andan de acá para allá, viendo cómo se acomodan en hipotéticos escenarios poselectorales. Uno que salió del closet y reconoció su adhesión a Macri es el petrolero Guillermo Pereyra, senador por Neuquén.
"El Gobierno se encamina a una derrota tremenda, por culpa de su soberbia y autoritarismo", dijo a Infobae el adjunto de Moyano en la CGT opositora al confirmar que se puso del lado del líder del PRO: "Lo veo muy bien a Mauricio, es un hombre que propicia el diálogo que pide la gente", sostiene sin vacilaciones. Lo que puntualmente quiere Pereyra es que el próximo turno presidencial llame a discutir una nueva ley de hidrocarburos, devolviéndole a las provincias las autonomías que la administración K les borró de un plumazo.
