Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
El paro del jueves fue contundente y marco que Hugo Moyano con su CGT Azopardo retomo el control mayoritario del sindicalismo que había perdido cuando Cristina y aquel rompieron por incompatibilidades de caracteres desde el triunfo del cristinismo en el 2011 con el 54% de los votos Entonces abandonaron al camionero Omar Viviani, Roberto Fernández de UTA y Omar Maturano de la Fraternidad es decir el gremio de los conductores de locomotoras, quienes también rompieron la Confederación General del Transporte presidida por Viviani Pero luego de dos años de desaciertos del cristinismo la inflación desatada, el atraso cambiario y el cepo motivaron este gran éxito de Moyano, quien ya había convocado a un paro general en noviembre del 2012 con Luis Barrionuevo, su CGT Azul y Blanca y la CTA de Pablo Micheli, que fue muy importante. Pero como no pararon micros, trenes y subterráneos, se vio mucho movimiento en las calles. Además, fue un paro con una movilización muy inferior a la que convocaron las redes sociales el 13-S, el 8-N y el 18-A.
Esta vez, Moyano y Barrionuevo descartaron la movilización y llamaron al paro siestero contra la opinión de Micheli. La novedad es que Fernández de la UTA se acercó nuevamente al camionero porque en el 2013 el ministerio de trabajo no le homologo la paritaria y solo pudo conseguir el 23% de aumento, con el argumento de que el estado al subsidiar a las empresas de colectivos en definitiva era el que pagaba los sueldos y esa fue la pauta oficial. Randazzo, a su vez, tuvo un papel protagónico en la fuga de Fernández al moyanismo por la razón antes mencionada y porque logro que el área de Transporte saliera de la órbita del ministro de planificación Julio de Vido, cosa que logró.
El pacto con la izquierda
Aunque hizo hincapié en una supuesta “revolución ferroviaria”, Randazzo con un alto presupuesto compro varias tandas de vagones y de locomotoras y logro construir el relato de que la red ferroviaria se está pareciendo a las líneas europeas, ayudado por los medios de Szpolski y Garfunkel y algunos medios independientes que sumaron al relato de la revolución ferroviaria. Sin embargo, cometió un grave error: inicio una guerra santa contra el gremio de la Fraternidad culpando a los conductores de locomotoras de todas las tragedias ferroviarias desde Once en adelante. Y quizás, con cierta razón, mostrando la desidia de los maquinistas cuando conducen quiso borrar toda culpa del cristinismo que manejo el ferrocarril suburbano durante 10 años, dejando las vías a la miseria y con trenes cuyos vagones o se incendian o llueve adentro o deben parar en medio del recorrido y la gente queda obligada a salir caminando buscando otro transporte. Al hacer entonces eje en la conducta de los maquinistas, Omar Maturano, secretario general de La Fraternidad, le declaró la guerra para defender a sus afiliados y como sobre las tragedias ferroviarias tiene responsabilidad principalmente la del estado por subsidiar, cobrar retornos y no controlar a los concesionarios -y también a la desidia- Randazzo no pudo imponer su relato ante la gente que viaja como animales a bordo de los trenes. De este modo, con la UTA, la Fraternidad y el personal de estaciones de servicio al mando de Carlos Acuña, vinculado a Luis Barrionuevo, Moyano tenia casi garantizado que la gente no podía viajar y solo le quedaban los subterráneos cuyo líder Mario Pianelli está colonizado por el cristinismo de Nuevo Encuentro (de Martín Sabbatella) es decir, un aliado clave de los K.
Pero ahí apareció el acuerdo tácito de Moyano y Barrionuevo con la izquierda revolucionaria hegomonizada por el trotskismo, cuyo representante subterráneo Claudio Della Carbonara decreto la huelga en la línea B. En lo restante, se encargó la patota de la UTA de poner en regla a los metrodelegados cristinistas que solo le hacen una huelga a Mauricio Macri, pero el jueves se tuvieron que sumar con lo cual la CGT Azopardo y la Azul y Blanca pasaron a ser mayoritarios en el encuadre sindical de todo el país.
Este pacto tácito con la izquierda revolucionaria se extendió a todo el conurbano donde el Partido Obrero, el Partido de Trabajadores al Socialismo y el histórico Movimiento al Socialismo, que manejan numerosas comisiones internas de la UOM, SMATA y Sanidad hicieron que todos los trabajadores de esos gremios pararan ampliamente con la ayuda de los fuertes piquetes del trotskismo que se resistieron y aguantaron fuertemente a la Gendarmería que los quería expulsar de la ruta.
En conclusión, la CGT Balcarce sufrió una derrota fulminante pese a que aumentaron mas del doble de sus afiliados, que lograron altos sueldos y que igual pararon afectados por el monto mínimo del impuesto alas ganancias que el cristinismo se negó a subir antes del paro Esto no lo hubiera evitado, pero quizás podía amortiguado el 98% de incumplimiento laboral.
