Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
La abogada Valeria Carballo, defensora del subcomisario Luis Azcona de la DIFOC, presentó imágenes del allanamiento producido el 19 de diciembre del 2013 en Propyme. En la misma, un empleado de Guillermo Greppi, dueño de la empresa, muestra intenciones de escaparse con información y es detenido por un policía. Estas imágenes se publicaron ayer en el portal Infobae.tv y produciría una transformación del ángulo de la información sobre ese allanamiento fallido y sobre el tema anticipamos que nunca hubo un pedido de coima. Ese allanamiento buscaba pruebas de lavado de dinero en la cueva Propyme, propiedad de Greppi, íntimo amigo y posible socio de Carlos Zannini y su mano derecha Carlos Liuzzi. En efecto, las imágenes presentadas por Carballo demostrarían que los empleados de Greppi tenían mucho que ocultar y que inventaron la tentativa de cohecho -como está caratulada la causa- para tapar los oscuros negocios de Zannini, Liuzzi y Greppi.
A esta presentación se suma otra del fiscal federal Patricio Evers, quien pidió al juez Norberto Oyarbide el desarchivo de la causa en la que sobreseyó a Liuzzi, acusado de negociaciones incompatibles con la función pública y enriquecimiento ilícito. De esta forma, el polémico juez lo zafó al subsecretario legal y técnico del delito de negociaciones incompatibles con la función pública y archivó la causa sin investigar el enriquecimiento ilícito producido por el incremento en 34 veces que sufrió el patrimonio del alto funcionario.
Agravamiento procesal
Estas novedades judiciales determinarían que Liuzzi no estaría a salvo del proceso de enriquecimiento ilícito y que Guillermo Greppi, lejos de ser víctima del delito de cohecho, en realidad estaría implicado en lavado de dinero por una investigación de la DIFOC y que chapeó usando a Zannini y Liuzzi para zafar de que se le encontrara información comprometedora sobre actividades ilícitas.
Así las cosas, la situación del juez Oyarbide sería harto complicada. La realidad es que ordenó un allanamiento con sospechas ciertas y el hecho que lo detuvo telefónicamente y no se presentó en el lugar de los hechos. En suma, un delito grave y que demostraría que firmó el allanamiento pero, al enterarse de que se había metido con una cueva vinculada a Zannini y Liuzzi, ordenó el fin de ese operativo, reconociendo además que lo había llamado Liuzzi, quien fuera sobreseído por el mismo por negociaciones incompatibles con la función pública. La realidad es que no investigó el supuesto enriquecimiento ilícito y mandó la causa al archivo. Entonces, la hipótesis más creíble es que Zannini y Liuzzi habrían intervenido ante el dueño de la mesa de dinero y ante el juez para detener un allanamiento judicial. Así las cosas, Greppi de acusador pasaría a ser un acusado de lavar dinero de la sobrefacturación de la obra pública y la creación de sociedades fantasmas.
