CRISTINA K, EL MURAL DE SIQUEIROS Y EL COLÓN.

Por Alicia de Arteaga para lanacion.com

Siempre se supo en los corrillos del arte que el afán impetuoso con el que Cristina Kirchner había hecho suya la recuperación del mural de Siqueiros tenía que ver con la celebración del Bicentenario. Profecía cumplida. Hoy en la portada de LA NACION, la Presidenta posa con el mural en uno de los tramos más sensuales de la pintura de David Alfaro Siqueiros, que cumple, como estaba previsto, con su misión de ser "el fondo para la foto".

Otras urgencias, con forma de decretos, viajes cancelados, canje de deuda y discursos admonitorios, demoraron la faraónica obra de construir un pabellón para exhibir el mural encargado por Botana en los años treinta del siglo pasado. Con las buenas intenciones no basta. Sin contar que la ideóloga del proyecto de recuperación del mural, la embajadora Magdalena Faillace, amiga y consejera de la Presidenta en asuntos culturales, está más preocupada en estos días por llevar a buen término su plan para la feria de Frankfurt que incluye 12 exposiciones y actividades paralelas con un presupuesto de muchos ceros.

Según los allegados, los gastos para estar en la feria germana de los libros no ha experimentado recorte alguno en tiempos de tanta crisis, sino todo lo contrario. Muchos vuelo en business, hoteles cinco estrellas y comidas panagruélicas en la tierra de Merkel que de barata no tiene nada, más si lo que quieren lo comensales es comer "lomo argentino".

Aunque el presupuesto destinado a la mudanza del mural fuera el más grande previsto para un museo en la historia argentina, , hubiera sido al menos un mojón de trascendencia en la celebración del Bicentenario. Más trascendente, sin duda, que el Paseo de la 9 de julio, efímero, carísimo y un dolor de cabeza para los porteños en días de trabajo, sin contar que el paseo se convierte en un eje de celebración en paralelo con el otro eje, la gran fiesta de la Ciudad de Buenos Aires que es Teatro Colón; al que, obviamente, no se puede cambiar de lugar.

El otro proyecto faraónico de Cristina K .involucra al Palacio de Correos, uno de los más notables aportes al patrimonio arquitectónico de Buenos Aires. Tendrá, se supo, el lunes una apertura "privada", pero está lejos de haber alcanzado la meta de ser el Centro del Bicentenario, aunque en la vorágine constructiva ha perdido una de sus cualidades patrimoniales: la cúpula que era intocable (por tratarse de un edificio protegido por ser patrimonio histórico). Será transparente para ver las estrellas, tal como le gustaba decir a lady Amalia Fortabat, cuando proyectó las salas del museo que llevan su nombre con vista al dique de Puerto madero y a las estrellas.

El Centenario del Centenario quedará en los anales de la historia por las razones opuestas a las que fijaron en la memoria la fecha de 1910. Entonces se asfaltó la avenida de mayo, se cubrió de Mármol la fachada del Congreso de la Nación y Buenos Aires recibió a jefes de estado y mandatarios internacionales en un clima de armonía y progreso.

Esta es la celebración de la oportunidad perdida. Todos contra todos, peleas y rencillas palaciegas, en una balacera de misivas que no tiene antecedente. Lástima.

FUENTE: LA NACIÓN