Por Federico Mc Dougall.- El saliente secretario de Comercio Interior afirmó que "la única diferencia" con su reemplazante es que "se va un morocho y entra un rubio"
El saliente secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, anunció este viernes que se volcará a la militancia en el Justicialismo de la Ciudad de Buenos Aires y que, más allá del alejamiento de su cargo, no renunciará "a la lucha".
"Hay momentos en que hay que estar en el frente y hay momentos en que hay que estar en la retaguardia, pero está claro que no vamos a renunciar a la lucha", señaló Moreno al hablar en un acto desarrollado en el noveno piso de la Secretaría, con presencias como las del dirigente de MILES, Luis D-Elía, y el diputado Andrés "Cuervo" Larroque.
Moreno indicó que "desde hoy vuelvo a ser un militante de la Capital Federal" y que el traspaso con su reemplazante, Augusto Costa, "es ordenado, como corresponde a dos compañeros que comparten la misma causa".
El acto tuvo lugar en el auditorio de la Secretaría, que tiene una capacidad para unas 500 personas, y tuvo un marcado contenido militante y juvenil, signado desde aproximadamente las 16, cuando un grupo identificado con banderas de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (ATILRA) intentaba animar a la militancia con petardos y bombas de estruendo.
Moreno llegó a decir que "sigo siendo JUP", por la Juventud Universitaria Peronista, y señaló que "es más difícil ser el secretario general de una Unidad Básica, que ser secretario de Estado".
También recordó su militancia juvenil y en centros de estudiantes y dijo que se sintió "conmovido por el respaldo recibido".
Al acto concurrieron militantes de La Cámpora, de la Juventud Peronista, y trabajadores del Mercado Central, lugar emblemático de Moreno, donde logró anudar estrechos lazos con los estibadores.
Todo estuvo preparado como para que concurriera más gente de la que efectivamente concurrió, ya que se dispuso la colocación de una pantalla gigante en la vereda de la Secretaría, sobre la avenida Julio A. Roca, pero en rigor no fue necesaria su utilización.
Si bien se había dicho que Moreno iba a hablar a las 20, el encuentro comenzó con media hora de anticipación.
Banderas y globos con la leyenda "Gracias Compañero Moreno" adornaron el recinto, superpoblado de cuadros de La Cámpora.
"Nos vamos con la satisfacción del deber cumplido", afirmó Moreno al recordar al ex secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) en la década del 80, Saúl Ubaldini.
Moreno dejará la Secretaría el 2 de diciembre, cuando será reemplazado por Costa y asumirá luego como agregado económico de la Embajada argentina en Roma.
Casi un super ministro
Con su retirada, no sólo se renueva un cargo formal, sino que se concreta el desplazamiento de quien se convirtiera en casi un super-ministro de Economía, a quien debían reportarse todos los funcionarios del área.
Esto es lo que explica que la noticia haya causado la conmoción propia de cuando renuncia un primer ministro. Y también, por qué no despertó el mismo interés saber quién será el nuevo Secretario de Comercio.
Lo cierto es que, a partir de 2011 fue un verdadero "ministro de la sintonía fina", y se lo considera el autor intelectual de las medidas intervencionistas más criticadas y resistidas, desde el congelamiento de precios hasta el desastroso plan Cedin.
Y su alejamiento, inevitablemente, es interpretado como un reconocimiento a la existencia de problemas y a la ineficacia de los remedios aplicados hasta ahora para superarlos.
Para ponerlo en palabras de los economistas críticos, implica un reconocimiento al fracaso de "la política del apriete".
Y, por consiguiente, supone un reconocimiento a que se ha chocado contra la lógica del mercado.
Pero no hay que apresurarse a interpretar su salida sólo como una aceptación de las dificultades del "modelo" económico. Este cambio es, eminentemente, un hecho político.
Hasta ahora, Moreno había sido sostenido por la Presidenta, que parecía complacerse en apuntalarlo cuanto más duras eran las críticas que llovían sobre él.
El hecho de que estuviera en la "línea de fuego" en el duelo entre el Gobierno y el multimedios Clarín -quedarán en la historia las inolvidables escenas de los guantes de box en la asamblea de Papel Prensa o la irrupción a los gritos en la asamblea de accionistas del Grupo- hizo que la Presidenta sintiera como una derrota su alejamiento.
De manera que esas críticas, lejos de debilitar la posición de Moreno, lo fortalecían, porque Cristina siempre se fijó, como un principio de acción política, el hecho de que los cambios de funcionarios no le sean impuestos desde fuera.
Se le atribuye a la Presidenta haber dicho -en los peores momentos del secretario- la frase de que no quería "entregar la cabeza de Moreno en una bandeja" a Clarín, ni a las cámaras empresariales, ni a la oposición.
Tanto era así que politólogos como Jorge Asís siempre afirmaban que Sergio Massa pedía su renuncia, conociendo a Cristina, sabía que eso afirmaría al funcionario en su cargo. Y, de esa forma, él se beneficiaría por su impopularidad.
Entonces, si Cristina tomaba con tanta importancia el hecho de "hacerle el aguante", ¿cómo se explica esta salida? Por el cambio de situación política. Y más específicamente, por el cambio en la interna del peronismo.
Se sabe que en el partido político más grande y con más "vocación por el poder" de la Argentina hay pocas cosas que fortalezcan más a alguien que ser criticado por su dureza. Y pocas cosas lo hacen más débil que tener colgado el cartel de "piantavotos" y haber sido un responsable directo de la derrota electoral.
La "renuncia" de Moreno no fue causada por la inflación ni por las quejas que los empresarios hicieron sobre sus malos modales, ni por las denuncias que le han hecho los economistas multados por medir precios distintos a los del Indec.
Fue causada por "la liga de los gobernadores", el nuevo protagonista con el cual Cristina compartirá el poder en los próximos dos años.
Entra Capitanich, sale Moreno
Resulta imposible desligar la salida del "polémico Secretario" con la llegada de Jorge Capitanich a la jefatura de Gabinete.
El gobernador chaqueño inauguró una nueva etapa en la gestión de Cristina, en la cual habrá un poder compartido entre una Presidenta debilitada por el "síndrome del pato rengo" y los gobernadores, que darán el apoyo político y la garantía de gobernabilidad.
Capitanich, destacan todos los analistas, es toda una novedad en un Gabinete kirchnerista: por primera vez hay alguien quetiene peso político y capital electoral propio, y cuya influencia no se limita a su propia persona sino que se basa en sucapacidad de representar a otros líderes territoriales.
La expectativa que ha generado es que, muy lejos de la desdibujada función que le cupo a Juan Manuel Abal Medina, será realmente un funcionario con margen de maniobra y con influencia sobre las políticas de Gobierno.
Esto ha quedado en evidencia con el raid de reuniones en las que convocó a empresarios y sindicalistas así como la apertura a los medios que comenzó a mostrar, en un intento por renovar la imagen desgastada de la administración.
"La llegada de Capitanich es una bocanada de aire fresco", grafica Eduardo Fellner, gobernador de Jujuy.
Y tras destacar cómo, por su condición de gobernador de una provincia norteña, será capaz de entender las problemática específicas de las economías regionales (algo que puede leerse entrelíneas como una crítica a la falta de solución que el Gobierno ha tenido para la pérdida de competitividad), Fellner afirmó de modo contundente: "Es una decisión excelente de la Presidenta".
También el riojano Luis Beder Herrera se explayó sobre las virtudes del nuevo jefe de Gabinete: "Es un hombre muy preparado, de una gran capacidad de gestión, que nos va a dar muchísima tranquilidad junto con Kicillof, que tiene una solvencia tremenda".
Leyendo entrelíneas a Beder Herrera: si a partir de ahora habrá tranquilidad y solvencia en el manejo de la economía... eso quiere decir que hasta ahora había intranquilidad y sensación de falta de profesionalismo.
"La verdad es que todos estábamos preocupados por el futuro", señaló el gobernador riojano, que prefirió evitar con elegancia una crítica directa al castigado Moreno.
Lo cierto es que la evaluación que el peronismo realizó respecto de la derrota en las legislativas es que el equipo económicohabía tomado decisiones equivocadas. Y que la mezcla de inflación, atraso cambiario, cepo del dólar y medidas extravagantes de control fueron las que terminaron por sellar el revés electoral.
En consecuencia, las quejas de los dirigentes del "peronismo territorial" contra Moreno se hicieron oír. Y la llegada de Capitanich y la salida del funcionario son las dos caras de una misma moneda.