Por Edgar Mainhard/Urgente24.-
La distancia entre el caudal electoral obtenido por Sergio Massa y el de Martín Insaurralde fue de 2 dígitos. El interrogante es ¿por qué Hugo Haime pudo anticipárselo a Sergio Massa y los de Poliarquía no pudieron contárselo a los lectores del diario La Nación?
Escrutado el 96,13% de las 31.852 mesas habilitadas en Provincia de Buenos Aires, el Frente Renovador obtuvo el 43,92% de los sufragios y el Frente para la Victoria alcanzó el 32,18%, resultando que el FR quedó con 16 de las 35 bancas de diputados nacionales en disputa, y el FpV con 12.
La diferencia es una brecha de 11,74 puntos porcentuales, tal como Urgente24 lo había anticipado 5 días antes del comicio porque se lo había informado el sociólogo Hugo Haime a su cliente Sergio Massa, en abierta contradicción con la información proporcionada por la consultora Poliarquía a los lectores del diario La Nación, que estimaba la brecha en entre 7 y 8 puntos porcentuales.
Poliarquía presentó un escenario en que la conclusión era que había un crecimiento proporcional de la candidatura de Martín Insaurralde, tendencia que le permitía acortar distancia respecto de Sergio Massa, pero Urgente24 afirmó que ese enfoque era sólo funcional a los intereses del gobernador bonaerense Daniel Scioli.
En cuanto a la participación del diario La Nación en la difusión de esa información era, quizá, un agujero negro en el universo de la familia Saguier.
El (falso) acortamiento de la distancia entre Massa e Insaurralde apuntaba a demostrar:
> Que la tarea de Scioli, apuntalando a Insaurralde, era muy efectiva, probablemente más que la participación de Cristina Fernández de Kirchner para las PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias) del domingo 11/08.
> Que la ventaja electoral de Massa no era un triunfo político, concepto que le permite a Daniel Scioli seguir en carrera presidencial, a los ojos del peronismo proclive a saltar para ubicarse cerca del ganador.
> Que la "derrota honrosa" del Frente para la Victoria le permitía mantener su reivindicación como heredero.
Todo eso es legítimo en un candidato.
Pero no lo es utilizar las encuestas de opinión pública para intentar influenciar sobre el humor del electorado y 'fabricar' una tendencia cuando no la hay.
Podría afirmarse que la metodología de trabajo de Poliarquía tuvo algún inconveniente extraordinario pero los números de Haime resultan tan coincidentes con lo que finalmente se ha verificado que provoca la sospecha de qué fue lo que realmente ocurrió del otro lado.
Y ya había sucedido para las PASO...
La 'fabricación' de un triunfo por 1 dígito de diferencia era la obsesión de Daniel Scioli, así como el triunfo por 2 dígitos de diferencia fue la obsesión de Sergio Massa. Y la mejora de los números el domingo 27/10 respecto del 11/08 fue el gran objetivo del Frente Renovador.
Alguien podrá afirmar que casi cosmética la diferencia entre 1 dígito y 2 dígitos, pero no lo es. En términos ariméticos, 1 dígito es de 1 a 9,99. Y 2 dígitos es de 10 a 99,99. Pero en términos cualitativos, para Massa era demostrar a los peronistas bonaerenses que Scioli no es la puerta de salida del kirchnerismo hacia lo que vendrá.
También está muy bien que cada dirigente político tenga su objetivo electoral pero la cuestión en esta nota es bien diferente: se refiere al probable intento de manipulación de los datos y su interpretación.
La victoria de Massa no sorprendió a los lectores de Urgente24: los 12 puntos de diferencia habían sido informados 1 semana antes. Sí habrá sorprendido a los lectores de La Nación. Una lástima.