HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 5 de enero de 2012

LOS CULPABLES NO SON LOS POBRES

De fondo está el concepto de seguridad que se maneja: ¿qué entendemos por seguridad? ¿Más policías? ¿Más cárceles (llenas como están de pobres) para meter más pobres?


Nadie puede negar hoy la cantidad de robos, asaltos a mano armada y asesinatos. Es mucho. No es sólo una “sensación” de inseguridad. Hay más delincuencia. La gente no sabe ya qué hacer.
En esta línea se ha conocido en estos días la decisión del centro vecinal de barrio Urca de registrar albañiles y personal de seguridad, pidiéndoles sus datos. Esa es una de varias medidas que los vecinos han decidido tomar para protegerse del flagelo de la inseguridad. Ahora bien, me pregunto: ¿son los trabajadores menos calificados y los pobres los culpables de la inseguridad? Esta medida mencionada pareciera que maneja de fondo esa sospecha.

Sin embargo, si uno mira la suerte de nuestro país pareciera más bien que los verdaderos culpables son otros: por ejemplo los que se han enriquecido a más no poder y han sacado el dinero fuera del país, o aquellos que lucran y luego evaden impuestos, los que han sembrado el país de exclusión y falta de oportunidades genuinas, aquellos que suben con los votos de pueblo y se llevan la plata del pueblo... Los culpables no son los pobres.
Es triste, porque los pobres trabajan para vivir, luchan para salir adelante. Hay de todo, como en todas las clases sociales, pero ellos son la parte más débil de todo el sistema, por lo tanto es más simple criminalizarlos a ellos.
No hay corporaciones que los defiendan, no tienen amigos en el poder, no tienen más influencia que su voto cada cuatro años. Poco más.
Y, sin embargo, son ellos los que sufren lo peor de las crisis económicas por la inflación, son los primeros que se quedan en la calle por los ajustes, son los que tienen que esperar horas y días para ser atendidos en los hospitales, se tienen que conformar con la escuela que les toque, como sea, no pueden pagarse abogados y están sujetos a los vaivenes de los paros y las asambleas. Son los últimos. Y son paradójicamente quienes primero sufren la inseguridad en sus barrios.
De fondo está el concepto de seguridad que se maneja: ¿qué entendemos por seguridad? ¿Más policías? ¿Mas cárceles (llenas como están de pobres) para meter más pobres? ¿No será que habrá más seguridad cuando haya más y mejores oportunidades para todos?
Es una pena que el concepto de seguridad que parece estar de fondo de esta decisión apunta a que se va a estar más seguro si se controla a los pobres.
Personalmente creo que estaríamos más seguros si controláramos como ciudadanos a los que deben gestionar la cosa pública, si nos manifestáramos cada vez que no cumplen, que defraudan y estafan las esperanzas del pueblo, si denunciáramos a los que no pagan impuestos, a los que “la levantan en pala” aquí y la depositan en el exterior, si nos diéramos cuenta de que la responsabilidad de la inseguridad está bastante más lejos de los pobres y más cerca de nuestras responsabilidades ciudadanas.
Si nos diéramos cuenta de que en realidad los que sembraron la desigualdad, la exclusión y la pobreza son otros y son ellos los que deberían pagar y a quienes habría que tener bien controlados.
Seguramente hay mucho para estudiar sobre el tema de la inseguridad, muchas perspectivas y aportes, pero hay una cosa que, para mí, es bien clara: no son los pobres los culpables de la inseguridad.

Entradas populares

ARCHIVO DEL BLOG