Aun reconociendo la visión internacional distorsionada por la ideología que caracteriza al cristinismo, resulta extraño que la presidente tomara un papel tan activo en repudiar el juicio político que culminó con la destitución del presidente Fernando Lugo. Y más aún que pocos días después el canciller Héctor Timerman denunciara que se prepara una maniobra similar en la Argentina, lo que puede considerarse un disparate mayúsculo. Desde que el ex obispo llegó a la presidencia del Paraguay, evidenció su incapacidad para formar una estructura política que le permitiera superar su carencia cuando era candidato. Entonces el aparato político se lo suministró del Partido Liberal Radical Auténtico, presidido por Federico Franco, el vicepresidente que siempre tuvo una férrea actitud opositora al coloradismo. Es más, el PRLA combatió en la clandestinidad por decenas de años al dictador Alfredo Stroessner y tiene muy buen diálogo con la Unión Cívica Radical de Misiones, que le daba apoyo durante la presidencia de Raúl Alfonsín.
La otra explicación
El disparador de la destitución de Lugo fue la balacera en Curuguaty entre los sin tierra paraguayos y la policía, en el que murieron 18 personas. A Lugo se lo acusó de fomentar las ocupaciones de tierras inspiradas en los discursos de Hugo Chávez, su aliado estratégico. El interés venezolano en la continuidad de Lugo era grande. El 22 del mes pasado, mientras el canciller venezolano Nicolás Maduro participaba en una misión de cancilleres de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), desplazada a Asunción, para vigilar el proceso que derivó en la destitución de Lugo, se reunió en el Palacio Presidencial con los comandantes de las Fuerzas Armadas y les dirigió “algunas palabras”. Maduro acudió a la cita acompañado del embajador de Ecuador en Paraguay, Julio Prado, “les arengó a responder a una situación que se estaba dando en ese momento contra el presidente Lugo” a cambio del “apoyo de los países a nivel internacional”.
Pero el senado paraguayo está compuesto por liberales radicales auténticos y colorados que se venían oponiendo al ingreso de Venezuela al Mercosur, posición compartida por el uruguayo José Mujica. A favor del ingreso está, en cambio, la presidente brasileña Dilma Rousseff pero no su parlamento ni el empresariado carioca. Estos sectores le reclaman duramente a la Argentina por facilitar el riesgoso ingreso del régimen chavista al bloque regional.
Trascendió en los últimos días que otro motivo importante de la destitución de Lugo era que éste y su entorno íntimo de parientes y amigos manejaban el contrabando de soja desde la Argentina hacia el país hermano, para ser exportado desde ahí a China o India a un dólar alto y sin retenciones como ocurre en nuestro país. Los que contrabandeaban la soja desde Argentina hacia Paraguay son empresarios del capitalismo de amigos en sociedad con gobernadores argentinos de la zona fronteriza con ese país. Ahora con Franco en el poder, acaban de perder ese gran negocio.
