HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 5 de marzo de 2012

LOS KIRCHNER Y CAVALLO, UN SOLO CORAZÓN.

Una vez más, a través de la presidente, el kirchnerismo ha dado muestras de la impostura o hipocresía progresista de la que hace gala permanentemente, simulando una postura revolucionaria y superadora de la historia nacional (“somos el mejor gobierno de la historia argentina”) y ubicándose en el marco de la historia mundial (“me siento como Napoleón”). José Arturo Quarracino*.

Más allá de los desastres seriales que han caracterizado los nueve años de gestión del kirchnerismo, este último no ha podido ocultar el carácter reaccionario que lo sustenta y su continuidad con el Proceso cívico-militar de 1976 y con la década del ’90 que tanto condena de palabra. Pruebas al canto: mantiene vigente la Ley de Entidades Financieras Nº 21.526, elaborada y sancionada por José Alfredo Martínez de Hoz en 1977 (la presidente ya aseguró en Congreso que “no hace falta modificar esa ley”); toleró y amparó la concentración económica, la desnacionalización del comercio exterior de granos y la desnacionalización de empresas argentinas a favor de multinacionales; privilegió el pago de la espúrea deuda externa por encima de cualquier otra necesidad más perentoria y beneficiosa para nuestra patria; puso en manos del Barclays Bank y de bancos vinculados al “Imperio” Rockefeller el manejo y control de los canjes de deuda de los años 2005 y 2010.  Pero si esto fuera poco, la monarquía bicéfala santacruceña mantuvo relaciones profundas, nunca cortadas, con Domingo Felipe Cavallo, durante algunos años miembro de la Comisión Trilateral de Rockefeller, en los años que los Kirchner se llevaban más que bien con él. Las notas periodísticas que reproducimos a continuación prueban lo que afirmamos. En una de ellas, fechada el 17 de agosto de 1999, Miguel Bonasso informaba que, gracias a la amistad que los unía, Néstor Kirchner intentó acercar a Cavallo y a Gustavo Béliz para que acompañaran la candidatura presidencial de Eduardo Duhalde. Es decir: el futuro progresista neo-camporista buscó el apoyo electoral de otroras espadas menemistas, una de ellas militando oficialmente al servicio de David Rockefeller y la otra vinculada a una organización religiosa católica. Otra de las notas, del año 2004 y firmada por David Cufré, nos informaba que Néstor Kirchner, ya como presidente, mantenía periódicas comunicaciones telefónicas con el señor Cavallo, lo que le levantaba el ánimo a este personaje, al que prácticamente nadie llamaba. En otras palabras, el ya declarado progresista revolucionario a cargo de la presidencia de la Nación mantenía fluidos contactos con el personaje emblemático de los ’90 y militante de la causa trilateralista de Rockefeller. En las otras notas, del año 2008 y 2011, el mismo Domingo F. Cavallo nos hacía saber que los Kirchner eran unos de los más fervientes defensores de la política privatizadora del menemismo y de la convertibilidad. Es que más allá de su impostura progresista y “nac&pop”, los Kirchner han sido siempre fieles al esquema económico-financiero implementado por el poder financiero internacional, a través de José Alfredo Martínez de Hoz y Domingo Felipe Cavallo. ¿Será por eso que la señora presidente MANTIENE VIGENTE LA LEY DE ENTIDADES FINANCIERAS DEL PROCESO? ¿Cómo se pretende ser progresista, “la mejor gobernante de la historia argentina” y pro-Proceso y fanáticamente menemista, más allá de las apariencias? ¿Cómo se puede ser revolucionaria y amiga íntima del poder financiero internacional, depredador y devastador? José Arturo Quarracino 4 de marzo de 2012 Los progres de Calafate buscan un nuevo lugarcito bajo el sol El Grupo Calafate manejó buena parte de la campaña hasta que fue desplazado por Chiche Aráoz. Ahora preparan un documento crítico mientras su principal referente, Kirchner, anuda alianzas con el centroderecha. El momento de esplendor del Grupo Calafate, el de su alumbramiento en la provincia de Santa Cruz. Por Miguel Bonasso (http://www.pagina12.com.ar/1999/99-08/99-08-17/pag04.htm) Ocurrió el jueves último, en el piso aéreo que ocupa Domingo Felipe Cavallo en un edificio de Avenida del Libertador. “¿Qué van a tomar, muchachos?”, preguntó el calvo anfitrión. “Un cafecito”, propuso modestamente el candidato presidencial del PJ, Eduardo Duhalde. “Un vaso de agua”, dijo –todavía más discreto– el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner. Cavallo, por su parte, pidió para sí cuatro sandwiches tostados y dos Coca-cola, provocando la ironía del santacruceño: “Vos siempre mantenés la misma distribución del ingreso”. “Y vos sos el antimercado”, replicó el dueño de casa, usando el chiste a la manera freudiana, para etiquetar como “estatista” al visitante. Con lo cual ponía en evidencia una curiosa paradoja, típica de las que suele prodigar el justicialismo: que fuera justamente Néstor Kirchner, jefe del ala progresista del duhaldismo, el operador elegido por el candidato para negociar posibles alianzas con Domingo Cavallo y Gustavo Beliz, para acortar la estratégica distancia que les lleva la Alianza en la Capital Federal. Kirchner, tan pragmático como para haber asegurado en su provincia esa segunda reelección que Menem no logró a nivel nacional, impulsa –a la vez– una nueva toma de posición estratégica del Grupo Calafate y opera en la práctica para conformar un frente de centro-derecha con los cavallistas de Acción para la República y con Nueva Dirigencia, el partido del ex aliado de Cavallo, Gustavo Beliz. Tanto el gobernador como su esposa, la diputada Cristina Fernández de Kirchner, están convencidos de que una alianza con Beliz podría elevar los votos metropolitanos pro Duhalde de un raquítico 12 o 15 por ciento, a un suculento 30 por ciento, (o más si se agrega Cavallo), lo que acabaría con la actual ventaja –a nivel nacional- de Fernando de la Rúa sobre el candidato justicialista. Claro que esto supondría echar por la borda las actuales candidaturas porteñas de Raúl Granillo Ocampo (postulante a jefe de Gobierno); Miguel Angel Toma (a diputado) y Carlos Corach (a senador). Duhalde tiene ya un ofrecimiento de Granillo Ocampo para dejarlo en libertad de acción y también es posible que Toma dé un paso atrás, pero el ministro del Interior se aferra a la senaduría como un náufrago a la tabla y sólo podría soltarla si el PJ Capital, intervenido o no, retirase su pliego que encuentra no pocas resistencias en la Legislatura capitalina. Kirchner, se dice, ofreció la cabeza de Corach a Beliz que lo detesta tanto o más que el hombre que hizo el ofrecimiento y ha tenido múltiples litigios con el titular de la cartera política. Pero quienes lo vieron el viernes por la noche, horas antes de que regresara con su esposa a Río Gallegos, sostienen que Kirchner está bastante escéptico respecto de la propuesta de Beliz (que prometió contestar antes del 20 del corriente) y aun del propio Cavallo, con cuyos hombres de confianza mantuvo febriles negociaciones hasta pocas horas antes de subir al avión. La incógnita, de cualquier manera, se resolverá este próximo fin de semana porque el 24 de agosto vence el plazo para registrar alianzas ante la Justicia electoral. Más allá de ese plazo sólo podría funcionar un acuerdo de hecho: que Nueva Dirigencia vaya con sus colores en las candidaturas legislativas, pero levante al binomio Duhalde-Ortega a nivel presidencial. Los Kirchner regresaron a su provincia, con serias dudas sobre las respuestas de Beliz y Cavallo y una notoria preocupación por el alejamiento de León Arslanian de la Secretaría de Seguridad y las incontinencias verbales de Carlos Ruckauf, que no pocos duhaldistas asimilan al ataúd de Herminio Iglesias en la campaña del ‘83. A pesar de que apoyó a Duhalde en “la primera hora”, cuando la corporación de los gobernadores se alineaba todavía con Menem y a pesar también de que el gobernador bonaerense le confía tareas tan delicadas como la alianza con Beliz y Cavallo, Kirchner y su esposa Cristina no tienen poder real en la campaña que conduce a la luz Julio César “Chiche” Aráoz y en las sombras, tres personajes que aportaron su cuota de maquiavelismo a distintos momentos del reinado menemista: el ex ministro del Interior José Luis “Chupete” Manzano, alejado del poder bajo sospecha de “robar para la corona”; el embajador en Washington Diego Guelar, que fue menemista hasta hace unos quince minutos y el mismísimo ex comandante del gabinete, el “Flaco” Eduardo Bauzá. Aunque suelen definirse como “una opción progresista con vocación de poder” y detestan la política “testimonial”, los creadores del Grupo de Calafate, que lograron mantener dentro del duhaldismo a un núcleo de profesionales e intelectuales de la perimida izquierda peronista, parecen condenados por las estrecheces de la política actual a trabajar por la mayor gloria del candidato en las tareas que les caigan en suerte, aunque impliquen arremangarse para acercarle aliados de la derecha. En paralelo, mientras tanto, buscan preservar su perfil progresista y planean una nueva reunión del Grupo de Calafate, que esta vez habrá de llevarse a cabo en el pueblo cordobés de Tanti, el 26 de agosto próximo. Tanti ya tiene temario y un documento semielaborado, que se discutirá en la serranía sin demasiadas esperanzas de ser escuchados porque, para esas fechas, ya no habrá posibilidad de incorporar las propuestas programáticas a la plataforma electoral del PJ. Un desfase operativo que no parece importar mucho a los organizadores, más preocupados por “fijar una posición” y perfilarse como una corriente interna. Como si estuvieran mirando más allá de ese 24 de octubre –que sin Cavallo ni Beliz– puede significar el regreso del peronismo a la oposición, un territorio más propicio para las posiciones progresistas. Cavallo en Harvard, con saudades de Buenos Aires Se le acaba el contrato en Harvard y lo deprime pensar en seguir en EE.UU. Su consuelo son las esporádicas charlas telefónicas con su viejo amigo Kirchner. Ladesilusión por no ser “un segundo Sarmiento”. Por David Cufré (http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-33995-2004-04-12.html) La idea de vivir otro año en Estados Unidos lo deprime. Su contrato con la Universidad de Harvard termina en junio y por estos días tiene que decidir si negocia su renovación o inventa algún otro proyecto. Ingenio no le falta, aunque sus íntimos reconocen que es difícil encontrar en él rastros de su carácter avasallante de otros tiempos. “Tampoco es Chacho Alvarez, que se pasó cuatro meses jugando al playstation”, describe con saña uno de sus antiguos colaboradores. Domingo Cavallo vive su estadía en Boston como un exilio. Maldice a quienes responsabiliza por su situación, pero admite con resignación que sobrevaloró sus fuerzas para enderezar el rumbo de un plan, su plan, que estaba a punto de derrumbarse. “Saber que no quedará en la historia como un segundo Sarmiento lo tortura”, apunta otro ex ayudante, que tenía acceso libre a su despacho, y agrega, bajando la voz, un dato resonante: “Lo único que le importa es cuando de tanto en tanto lo llama Kirchner”. Página/12 rastreó la actual situación de Cavallo con fuentes del Gobierno, del sistema financiero, con empresarios afines al mediterráneo y con hombres de su (ex) partido, Acción por la República. Todos coinciden en que su única obsesión es volver, pero sabe que todavía no es el momento. Lo comprobó personalmente en su última visita al país. Cavallo estuvo aquí entre el 20 de diciembre y el 10 de enero últimos. Uno de los objetivos del viaje –que hizo para pasar las Fiestas con su madre– era testear la reacción de la gente al verlo. Por eso voló en líneas comerciales de Nueva York a Buenos Aires y, luego, a Córdoba. Nadie lo agredió ni lo insultó, pero el ex superministro palpó el rechazo que produce su figura. Lo siente también, con dolor, por los pocos llamados que recibe en Estados Unidos. Todo cambia cuando el que está del otro lado de la línea es el Presidente. En esas conversaciones siente que vuelve a vivir. Las fuentes consultadas coincidieron en que Kirchner y Cavallo tuvieron siempre una relación amistosa, que incluía visitas del matrimonio santacruceño a la casa del ministro cuando éste formaba parte del gobierno de Carlos Menem. Para ninguno de los informantes es una sorpresa que el diálogo entre ellos continúe. La relación, sin embargo, no es entre pares como se planteaba incluso cuando Cavallo era uno de los hombres más poderosos del país, sino de subordinación. “Estamos contentos con que no nos nombre”, admite, usando el plural como los hinchas de fútbol, uno de los pocos incondicionales que le quedan al ex líder de Acción por la República. “Fijate que cuando demoniza a los ‘90, a nosotros no nos menciona”, argumenta, como prueba del trato especial que Kirchner le reserva a Cavallo. El dato, como contracara, patentiza la dimensión de la ruina política de quien fue, por dos décadas, un protagonista central de la escena pública. Hoy se contenta con que el máximo jefe del Estado no lo critique, y con que lo rescate del olvido, aunque sea de manera secreta y para obtener de él información y opiniones que acomoda junto a otras que extrae de muy distintas fuentes. Kirchner, más que ningún otro presidente desde la vuelta de la democracia, con Carlos Menem en el polo opuesto, tiene un particular interés por entender el funcionamiento de la economía. Los cavallistas cuentan una anécdota que atribuye ese interés a una antigua discusión entre los entonces ministro de Economía y gobernador, que Cavallo –según esta versión– ganó claramente, tocando el orgullo de Kirchner, que decidió ponerse a estudiar. Los kirchneristas no dan el menor crédito a esa historia, pero confirman la vocación presidencial por formarse un criterio propio sobre temas económicos. Además de Roberto Lavagna, ministro en el que confía pero con el que se cruzó más de una vez, Kirchner consulta la opinión y lee los papers de otros economistas. El presidente del Banco Central, Alfonso Prat Gay, quien forma equipo con su vice, Pedro Lacoste, y el consultor –ex empresario, ex presidente del Banco Central– Javier González Fraga, suelen acudir al despacho del jefe de la Casa Rosada. Alberto Fernández alienta esos encuentros. Julio De Vido, por su parte, le acerca a Kirchner los documentos que prepara su economista de cabecera, Eduardo Curia. Roberto Frenkel también llega con sus escritos al Presidente, mientras que Arnaldo Bocco, presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior, y Felisa Miceli, titular del Banco Nación, son igualmente escuchados. Las opiniones de Guillermo Reca, jefe para América latina de Merrill Lynch, banco contratado por el Gobierno para que lo asesore en la reestructuración de la deuda, le sirven a Kirchner para armarse un mapa y conocer cómo piensan en los centros financieros internacionales. Cavallo es otra pieza de ese tablero, por más que su estrella ya no brille como en los ‘90. Las invitaciones que recibe para dictar conferencias en universidades y foros económicos en distintos países cayeron de manera dramática. Su figura no tiene ni el lustre ni la influencia de aquellos años. Es más, una de las pocas cosas que lo alegra es que en agosto de 2003 pudo dar un salto de la New York University, adonde lo habían contratado para ofrecer charlas un año antes, a la Universidad de Harvard, adonde cumple una función que lo entusiasma más, como profesor titular de la cátedra de Estudios Latinoamericanos. El día a día se le hace más llevadero, ya que está en contacto permanente con sus alumnos, corrige papers y puede intercambiar ideas sobre lo que ocurre en la Argentina. A pesar de que sus preocupaciones son más mundanas y que ya no puede soñar con el bronce, Cavallo tiene acceso al establishment internacional. Y por eso Kirchner lo llama cada tanto. Es una persona a la que le puede hacer preguntas sobre cómo piensan figuras como William Rhodes (uno de los vicepresidentes del Citibank), Stanley Fischer (presidente de Citigroup Internacional y ex número dos del FMI) o Andrew Crockett (presidente de JP Morgan y candidato a la jefatura del FMI). Ellos, entre otros, integran el Grupo de los 30, un selecto club de economistas y banqueros del que también forma parte Cavallo. A Kirchner le interesa estar al tanto de los movimientos en esas alturas y el mediterráneo puede ayudarlo. Quiere saber cómo juegan esos actores en medio de la pulseada por la reestructuración de la deuda. A pesar de su decadencia personal, los contactos de Cavallo siguen siendo muy poderosos. Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, es presidente de la Universidad de Harvard y quien lo contrató para trabajar allí. Otros miembros del G-30 son Gerald Corrigan (director del banco de inversión Goldman Sachs), Paul Krugman (economista de gran influencia en Estados Unidos), Jacob Frenkel (de Merrill Lynch y asesor en el megacanje) y Paul Volcker (ex presidente de la Reserva Federal). Cavallo intenta revalorizarse frente a esos personajes mencionando sus conversaciones con Kirchner. Les dice que el presidente argentino “tira y tira pero no rompe, conoce las reglas del juego y le interesa llegar a un acuerdo para salir del default”. El ex ministro valora su contacto con Kirchner como el único puente que lo mantiene unido a la Argentina, aunque sabe que su relación con la ciudadanía está tan dañada que quizá nunca se arregle. Otras líneas que tiene con el actual gobierno son Alberto Fernández, Juan Carlos Pessoa y Leonardo Madcur. El actual jefe de Gabinete llegó en 2000 a la Legislatura porteña como candidato de Acción por la República y, años antes, había sido nombrado por Cavallo como superintendente de Seguros. El vínculo entre ellos, sin embargo, se interrumpió por una pelea que tuvieron en 2001, cuando Cavallo intentaba negociar un acuerdo con las provincias y Fernández –como delegado de Kirchner– le jugó en contra. Con Pessoa, encargado de las relaciones con el Congreso de la Jefatura de Gabinete, Cavallo sigue siendo amigo. Y Madcur, secretario de Coordinación Técnica de Economía, lo había acompañado en 2001 en su aventura en el Palacio de Hacienda. El padre de Madcur, Monir, es un empresario de la construcción que respaldó siempre al cordobés, aunque ahora están algo distanciados. Mientras espera el momento en que pueda volver a la Argentina –por más que ya no tiene ilusiones de rearmar su partido, que quedó completamente desarticulado, su deseo es vivir aquí–, Cavallo imagina nuevos negocios. Con su último intento no le está yendo muy bien: montó una consultora para ofrecer ayuda a empresarios argentinos –y latinoamericanos en general– que quieran entrar al mercado de Estados Unidos. El plan original consistía en abrir oficinas en Nueva York, Boston y Washington, pero la repercusión no fue la que esperaba y sólo mantiene a un grupo de empleados en Nueva York. Ante cada golpe, Cavallo se refugia en su familia. Lo consuela que al menos ahora sus hijos están cerca: Eduardo cursa un doctorado en Políticas Públicas en Harvard, Alberto vive en Boston y va por una maestría en negocios en el MIT y Sonia reside con su esposo y su hijo en Washington. Una de las pocas ventajas que encuentra Cavallo de su actual situación es que tiene tiempo para ver a su nieto, Daniel, hijo de Sonia, a quien sólo conocería por fotos si hubiera nacido en sus años de superministro. Cavallo dijo que Kirchner fue el gobernador que más lo apoyó con las privatizaciones en los noventa Sábado 13-12-2008 Por Perfil.com (http://renunciakirchner.blogspot.com/2008/12/cavallo-dijo-que-kirchner-fue-el.html) Cavallo dijo que Kirchner fue el gobernador que más lo apoyó con las privatizaciones en los noventa El ex ministro de Economía, en diálogo con Mauro Viale en su programa de Canal 26, hizo un recorrido por las dos etapas de su gestión y habló, entre otras cosas, de los Kirchner. Dijo que él tenía una muy buena relación con el por entonces gobernador de Santa Cruz (y que Menem no le tenía tanta simpatía como él). Su cercanía se debía a la disciplina fiscal que imperaba en la provincia patagónica. Cavallo señaló que incluso Kirchner fue uno de los gobernadores que más colaboró para que se lleven a cabo las ahora cuestionadas privatizaciones de los noventa. Sobre Cristina Fernández de Kirchner, dijo que le sorprende que una legisladora que fue tan batalladora en el Congreso esté desdibujada por la intervención de su marido en la gestión de Gobierno. Habló además de la situación actual de la Argentina (ver video), centrando el problema en la inflación. También se refirió al escrache sufrido en Francia, y que luego se repitió en Ezeiza cuando desembarcó. El ex ministro ya en su blog había calificado de "fanáticos" y "nazis" a los argentinos que lo escracharon en París, cuando estaba por dictar una conferencia en la universidad de La Sorbona. Cavallo: "Kirchner defendía la convertibilidad" Dijo que el ex presidente "apoyó todas las medidas económicas de los ´90" y que se opuso a la devaluación decidida por Duhalde. Edición Impresa: sábado, 02 de abril de 2011 http://www.losandes.com.ar/notas/2011/4/2/cavallo-kirchner-defendia-convertibilidad-559787.asp Domingo Cavallo contó intimidades sobre su relación con Nestor Kirchner. (Los Andes) Domingo Cavallo prendió el ventilador y dejó en una posición sumamente incómoda y difícil de explicar al kirchnerismo. "Néstor Kirchner apoyó todas las reformas económicas de los ´90. Era un entusiasta defensor de la convertibilidad", dijo ayer en coincidencia con el cumplimiento de los 20 años de aquel plan económico que equiparó un peso con un dólar y duró hasta el 1 de enero de 2002, cuando el país ya había estallado y se habían sucedido cinco presidentes en diez días. Aunque no hacían falta sus palabras para confirmarlo, está claro que la voz del ex ministro no pasará inadvertida. Se trata de alguien que conoció perfectamente en esos años al ex presidente y que acaba de derribar una de las principales banderas del oficialismo, que desde las tribunas políticas suele cuestionar fuertemente las políticas neoliberales. Ante el recuerdo de Nelson Castro, por radio Mitre, acerca de si Cavallo mantenía diálogo en los ´90 con el entonces gobernador de Santa Cruz, el entrevistado no vaciló: "Por supuesto que hablaba con él, si Kirchner nos apoyó totalmente". "Le digo más: le voy a contar una anécdota -agregó Cavallo-. Cuando yo era candidato a presidente y Duhalde estaba con Palito Ortega (en la fórmula presidencial), como las encuestas daban que Duhalde perdía, Kirchner promovió una reunión entre Duhalde y yo y propuso hablar con Palito para que yo fuera candidato a vicepresidente. Yo le dije que si hacíamos eso, como el discurso de Duhalde era contrario a la convertibilidad, podíamos perder porque De la Rúa se había apropiado de la convertibilidad. Duhalde hizo una encuesta que me dio la razón: de cada diez personas que me votaban, sólo el 3 por ciento se trasladaba a Duhalde". Como si esta frase, por sí sola, no alcanzara para salpicar uno de los principios K, que sostiene que siempre se enfrentó al neoliberalismo, Cavallo recordó otra anécdota que la Casa Rosada hubiera preferido no escuchar. "Kirchner no le aceptó a Duhalde ser jefe de Gabinete (cuando era presidente) porque estaba en total desacuerdo de la pesificación y con el abandono de la convertibilidad" que había decidido el bonaerense al asumir la Presidencia en aquellos días caóticos. Cavallo abordó el tema de lleno. "Argentina había sufrido de alta inflación durante 45 años. En los últimos 15 había subido a estanflación y en los últimos tres había explotado todo en un tema de hiperinflación. Era necesario limpiar la economía", dijo al recordar el plan que aplicó al asumir al frente del Ministerio de Economía durante la primera presidencia de Carlos Menem. El ex ministro insistió en que "la convertibilidad nunca debió haberse dejado de lado. Lo que sí habría que haber cambiado era la referencia del valor de la moneda. Creo que en 1997 hubiera sido conveniente dejar flotando la moneda. No se hizo porque yo ya no estaba en Economía". Sin dar el brazo a torcer, Cavallo dijo que "defendí a la gente y sus intereses" y añadió: "Mi gran autocrítica es haber entrado al gobierno de De la Rua. Es la única". En otra entrevista, publicada ayer por el diario El Cronista, le preguntaron a Cavallo si le gustaría volver a ser ministro de Economía y respondió que no. "Yo quisiera ser presidente. Fui candidato a presidente de la Nación en 1999 y probablemente, de no haber entrado en el gobierno de Fernando de la Rúa, en 2003 hubiera ganado las elecciones presidenciales". Y cerró: "Economistas de calidad sobran pero lamentablemente ninguno está asesorando al Gobierno".

*José Arturo Quarracino Roque Esteves Correa 150 B1834FUD Temperley (Pcia. Bs. As.) ARGENTINA Tel: (0054 11) 4244-1142 Cel: (0054 11) (15) 6182-3623

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