Guerra contra Macri para tapar la tragedia de Once y el Boudougate. Cristina preguntaría si De Vido y Boudou la hacen bajar en las encuestas. El Frente para la Victoria consiguió ayer dictamen de mayoría en relación con el proyecto de ley que plantea el traspaso de subte, el Premetro, el tranvía de Puerto Madero y 33 líneas de colectivo al ámbito del Gobierno porteño, por lo que el tema quedó habilitado para ser tratado en el recinto el miércoles 21. La ofensiva relámpago del cristinismo pretende que en la última semana del mes, la Cámara de Diputados convierta el proyecto en ley. En fuentes de La Cámpora trascendió que en la primera semana de abril, coincidente con Semana Santa, el gobierno alentaría que los combativos sindicalistas de los subtes inicien medidas de fuerza mediante reclamos contra Macri. Carlos Tórtora/El Informador Público.
El 2 de abril –aniversario, además, de la recuperación de las Malvinas en el ‘82- se cumplen los 90 días del plazo establecido en el acta acuerdo entre la Ciudad y la Nación para poner en marcha el traslado efectivo del subte. En la Casa Rosada dan por descontado que Macri se negará a cumplir la ley, que además no contempla el traspaso de los subsidios, y que se presentará ante la Corte Suprema de Justicia como último tribunal en materia de conflictos interjurisdiccionales. En este marco, el cristinismo se inclinaría por echar leña al fuego y crear las condiciones para que en los días previos a los feriados de Semana Santa se paralicen los subtes y la ciudad se vuelva intransitable, en medio de múltiples movilizaciones y cortes. Creerían en Olivos que Macri sufrirá un serio desgaste, porque su postura de rechazo a la ley sería solitaria. Es que tanto la UCR como el Frente Amplio Progresista coinciden con el Gobierno en el tema subtes, dejando al jefe del PRO sin aliados. En el Congreso, un dato clave es que los tres senadores nacionales porteños, María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica) Daniel Filmus (Frente para la Victoria) y Samuel Cabanchik (ex ARI) están adhiriendo al proyecto oficial. En el PRO se preparan para atravesar la tormenta con la expectativa de que, una vez que la Corte Suprema se haga cargo del caso, el tema empiece a enfriarse. Pero antes, con la nueva ley en sus manos, la ministra de seguridad Nilda Garré podría decir que, al haber efectuado el Congreso el traspaso de los subtes a la Ciudad, la Policía Federal ya no debe prestar el servicio de seguridad en los mismos, lo que obligaría al gobierno local a montar un complejo esquema de emergencia.
¿Echar lastre?
El carácter espectacular y melodramático que el cristinismo le imprime a su embestida contra Macri tendría una explicación política racional. El gobierno necesita, casi con desesperación, tapar los efectos altamente negativos de la tragedia del Once y el caso Ciccone, que hace tambalear a Amado Boudou. La guerra contra el macrismo parece ser el único recurso a mano con suficiente entidad como para distraer la atención de la opinión pública de los otros temas. Como es sabido, ganar tiempo en medio de este tipo de crisis abre siempre la posibilidad de que el transcurso del tiempo -o la aparición de nuevas crisis- favorezca que los problemas se diluyan.
El hecho de que el Gobierno haya encontrado la forma de retomar la iniciativa mediante la guerra contra el macrismo no aliviaría en lo más mínimo la tensión interna en la cúpula del poder. Es que la presidente estaría obsesionada por conocer las causas de la baja de entre 14 y 15 puntos de su imagen positiva. No se trataría precisamente de una inquietud intelectual. Algunos conocedores de la personalidad de Cristina afirman que estaría dispuesta a hacer lo que sea necesario para levantar nuevamente su imagen volviendo a los niveles de diciembre pasado.
Si la solución -o parte de ella- pasara por echar lastre, a ella no le temblaría el pulso. En otras palabras, que el futuro político, tanto del cada vez más exasperado Julio de Vido como de Amado Boudou, pende de un hilo. Es casi impensable que CFK se encamine hacia un año electoral cargando con costos políticos que están cambiando el humor social. Así, la sensación de que se avecina un tembladeral en el mismo seno del poder se extiende día a día. En la plana mayor de La Cámpora crece también el nerviosismo. Al punto que los jóvenes camporistas habrían optado estos días por el perfil bajo, no haciendo grandes festejos al cumplirse el domingo pasado 39 años del triunfo electoral de la fórmula Cámpora-Solano Lima.
