HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Fuerte reclamo de la Iglesia

Los obispos argentinos reiteraron su llamado a combatir la pobreza, la marginalidad y la violencia, además de defender la tolerancia, el diálogo y la libertad de expresión.


En momentos en que políticos y funcionarios gubernamentales sostienen que vivimos en el mejor de los mundos, que podemos dar lecciones a Europa, que vamos por el camino correcto y que los avances en materia económico-social han sido los más importantes del último medio siglo, la Iglesia Católica ha vuelto a levantar su voz sobre temas sociales.

En ocasión de la reciente celebración de la Navidad, varios obispos coincidieron en expresar su preocupación por los pobres y excluidos y reclamaron que la vida sea protegida mediante leyes desde la concepción, durante su desarrollo y hasta la muerte natural.
En sus mensajes a las diferentes comunidades diocesanas, los obispos pusieron énfasis en las situaciones de exclusión, de maltrato, de violencia y en la creciente marginalidad de los jóvenes que viven en la pobreza estructural. Ésa es la palabra adecuada: la de una extrema pobreza que se ha convertido en estructural, que parece que llegó para quedarse, como lo demuestra la inquietante estadística que dice que cada vez hay más adolescentes y jóvenes cuyos padres nunca trabajaron. Y no se trata sólo de la imposibilidad o las dificultades para obtener un empleo, sino de la pérdida de la cultura del trabajo, lo que significa un gran retroceso social y cultural.
Violencia y maltrato de la niñez, presencia de la droga que avanza y deteriora a nuestros jóvenes, marginalidad y exclusión siguen siendo desafíos que todos debemos asumir, dijo el arzobispo de Santa Fe y nuevo titular del Episcopado Argentino, monseñor José María Arancedo. Por su parte, el arzobispo de Mar del Plata, Antonio Marino, afirmó que es una tarea impostergable trabajar para erradicar la pobreza, brindar educación que incluya a todos y defender la integridad física de los jóvenes.
La preocupación por los jóvenes, como puede advertirse, es prioritaria para la Iglesia. Y no es para menos, ya que una juventud desprotegida y sin horizontes de vida es una hipoteca a futuro para toda la sociedad, incluso para los sectores de medianos y altos ingresos.
Pero a la Iglesia Católica le preocupan también los temas institucionales, los que tienen que ver con la libertad y la democracia. El arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca, dijo que se confunden los términos, ya que adversario no es enemigo, discutir no es pelear y las cosas importantes merecen ser discutidas: para eso están las legislaturas, los parlamentos, la instancia de los medios que pueden promover encuentros. Y agregó: “Bendito sea Dios que podemos, en una sociedad democrática y pluralista, expresar nuestros pensamientos; nunca agradeceremos lo bastante el tener libertad de expresión”.
Estas últimas palabras, como todas las anteriores, constituyen un fuerte llamado de atención sobre la realidad del país, además de una convocatoria al diálogo y el consenso.

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