CONCENTRADA EN EL AJUSTE, CRISTINA de KIRCHNER POSTERGA OFENSIVA CONTRA CLARÍN Y MOYANO.
Entre el 23 de octubre y el 10 de diciembre, el impacto local de la crisis global obligó al cristinismo a replantear no sólo la economía, sino también la política.
Así es que el ingreso a la era del ajuste estaría anticipando la aparición del enemigo más temido por el gobierno: el conflicto social y la pérdida de consenso que le provocaría el deterioro de la situación económica. La preocupación oficial por los costos políticos y sociales del ajuste sería tan grande que lo estaría llevando a suspender -por lo menos en lo inmediato- las ofensivas previstas contra sus principales enemigos.
En este punto, CFK parece aplicar un principio elemental de la estrategia, que es no avanzar en todos los frentes simultáneamente. De ahí que, al menos por ahora, no hay señales de que el Ejecutivo active el tratamiento del proyecto para regular la producción, distribución y comercialización del papel para diarios, destinado a someter definitivamente a Papel Prensa. Tampoco la aplicación de la Ley de Medios Audiovisuales se aceleró como se había anunciado. Es que un clima signado por tarifazos, mayor presión impositiva y seguramente topes a los aumentos salariales no parece ser el ideal para la ofensiva final contra el multimedios que dirige Héctor Magnetto.
Una situación similar se da entre la Casa Rosada y la CGT. Desde principios de año, el entorno presidencial hizo planes para golpear a Hugo Moyano. Éste se encuentra expuesto por la investigación que afecta a la obra social de Camioneros en la causa de la mafia de los medicamentos. Pero el punto central sería el avance del gobierno sobre las obras sociales sindicales. La última amenaza es que se extendería el pago del IVA a los planes complementarios que ofrecen las mismas. Pero la realidad es que, en los hechos, el gobierno redujo el ataque a Moyano a las frecuentes declaraciones de la presidente criticándolo. Por ejemplo, el reciente rechazo de ésta al proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. A partir de febrero, cuando se inicie la discusión de las paritarias, la situación volverá a tensarse peligrosamente. Pero el gobierno habrá ganado 60 días valiosísimos para reorganizarse y tratar de controlar el retiro de los depósitos bancarios en dólares y la presión alcista de la divisa.
El tercer gran enemigo del gobierno, Eduardo Duhalde, cayó en las urnas y a partir de entonces el frente político opositor pasó a ser apenas una expectativa de mediano plazo.
Siempre acudiendo a comparaciones bélicas, da la impresión de que el objetivo de aniquilación está siendo reemplazado por la disuasión. Es decir, que el gobierno está postergando su ataque contra Magnetto y Moyano para una etapa posterior al ajuste y que, mientras tanto, se contenta con que ambos estén a la defensiva. Para tener éxito, este plan requeriría que el ajuste en marcha no afecte la gobernabilidad, o sea, que las reacciones que seguramente se provocarán sean controlables. En caso contrario, el kirchnerismo tal vez termine lidiando simultáneamente con el conflicto social, Moyano y Clarín.
Sólo incondicionales
Mientras se prepara para atravesar la peor tormenta que le tocara en suerte, el gobierno hace débiles esfuerzos por mejorar su imagen, que son desmentidos por sus propios actos. Por ejemplo, la presidente intenta dar un toque republicano declarando que sólo gobernará cuatro años, es decir, que no habrá reforma constitucional. Pero al mismo tiempo entrena para la política a su hijo Máximo, que ya para muchos se está probando el traje de heredero de la dinastía. Con la quita de los subsidios pasó algo semejante. Ni bien se anunciaron las reducciones por más de 4000 millones de pesos, se conoció un incremento presupuestario de partidas para subsidios en el 2012 del orden de 7000 millones. Un primer balance indica que el gobierno no se propone en lo más mínimo una política de austeridad fiscal sino apenas transferirle los costos del ajuste a la clase media, en tanto continúa acelerando el gasto público. El supuesto giro hacia la “racionalidad económica” se expresó realmente en todo lo contrario: la aplicación de un control de cambios antijurídico por parte de la AFIP y el encumbramiento de Guillermo Moreno como comisario político de las empresas. Coherentemente con estas señales, es que nadie espera nada significativo del gabinete que entrará en funciones la semana que viene. La aparición de un empresario en el Ministerio de Economía -de concretarse- no sería entonces más que un telón, porque la política económica la dictará CFK con el auxilio de Moreno.
El desplazamiento de Aníbal Fernández, que creía que iba a ocupar la Presidencia Provisional del Senado, por Beatriz Rojkés, y la aparición de un delegado presidencial -el Ministro de Agricultura, Julián Domínguez- en la presidencia de la Cámara de Diputados no dejan lugar a dudas acerca de la tendencia. Ante un contexto económico hostil, CFK es está encerrando en el núcleo de sus incondicionales. De superar con éxito los próximos y difíciles meses, es probable que otra vez flameen las banderas de la reforma constitucional y se inicie la postergada ofensiva final contra Moyano y Clarín.