LA DIRIGENCIA CRISTINISTA, PREOCUPADA POR EL ALUVIÓN DE RECIÉN LLEGADOS
El naciente Pankirchnerismo
Una oleada de inmigrantes provenientes del duhaldismo y la UDESO está cruzándose de bando para ingresar al Frente para la Victoria. Estos okupas de la política estarían apurándose a instalarse dentro del kirchnerismo antes del 23 de octubre, para que, de algún modo, les sea reconocida su contribución a la victoria de CFK. Frente a esta situación, las órdenes que parten de Olivos serían claras: las puertas del oficialismo deben abrirse para todos los que vienen de la oposición. Es que Cristina aspiraría a entronizarse en el 2012 como presidente del PJ, proclamando la existencia de un solo peronismo unificado bajo su bando. Para esto, sería fundamental que tanto el duhaldismo como el denarvaísmo entren en su etapa de disolución. Encabezados por Felipe Solá, otros cuatro diputados nacionales del peronismo disidente estarían pasándose de bando. Por su parte, el senador bonaerense duhaldista Alfredo “Tati” Meckievi estaría en conversaciones con Carlos Kunkel y otros para negociar su ingreso al kirchnerismo. En Santa Fe, un sector del reutemismo en el que figura, por ejemplo, el presidente del PJ local, Ricardo Spinozzi, también apuraría con Agustín Rossi las negociaciones para su capitulación. Para no ser menos, unos cuantos dirigentes radicales también empiezan a abandonar su barco y no es un secreto que Daniel Scioli estaría negociando el pase de no menos de 7 u 8 intendentes de la UCR. Carlos Oreste, intendente de Pringles y candidato por la UDeSo, señaló, por ejemplo, anteayer, que el resultado de las primarias fue “mérito del oficialismo”. El radical se mostró conforme con el resultado que obtuvo y dijo que “el gobernador está haciendo un trabajo muy bueno y la gente se da cuenta”. Tampoco se privó de repartirle flores a Cristina. Todo esto sin mencionar que Eduardo Buzzi lidera el corrimiento de muchos dirigentes rurales.
¿Crecimiento incontrolable?
Este trasvasamiento -que puede volverse masivo- inquieta cada vez más a la dirigencia oficialista, que en muchos casos sospecha que los recién llegados pueden quitarles espacio y, en algunos casos, hasta desplazarlos. En las filas de La Cámpora circulan ya comentarios que reflejan estas preocupaciones y algunos se preguntan si Cristina no terminará reasumiendo el 10 de diciembre rodeada de neokirchneristas provenientes del peronismo disidente. Otro de los inquietos sería Sergio Massa, que vería en el retorno de Solá una amenaza para sus planes de ser gobernador en el 2015. Con el Pankirchnerismo, que se insinúa parece tener un horizonte conflictivo, mediante la absorción de sus ex opositores, el oficialismo podría crecer más allá de sus posibilidades de control. Si esto se produjera, los conflictos entre las tribus K tradicionales y los inmigrantes serían un dato político importante. Napoleón opinaba que “los grandes poderes mueren de indigestión”. El cristinismo, etapa superior del kirchnerismo, se encuentra ahora ante los desafíos de un crecimiento explosivo y, tal vez, descontrolado.