LA MISIÓN DE LA IGLESIA
Homilía de monseñor Miguel Esteban Hesayne, obispo emérito de Viedma, para el 19º domingo durante el año (8 de agosto de 2010)
En Argentina de hoy, en qué se ha de ocupar la Iglesia? Como en toda época de la historia y en todo lugar de esta tierra, la tarea de la Iglesia por medio de sus múltiples y diversas comunidades es anunciar el Evangelio de Jesús. “Ella existe para evangelizar”, es su dicha, su vocación, su identidad prosigue Paulo VI en E.N. 1. Fortalecer la democracia por razones de convivencia que es el objetivo de la Iglesia porque el Evangelio de la Paz no puede lograrse sin una sana convivencia. Jesús murió para reunir lo disperso, para lograr un tejido social roto por el pecado. (Juan 11,55)
Las Comunidades cristianas no pueden reunirse para honrar a Dios solamente, en el Templo, sin honrar al mismo tiempo, a sus conciudadanos, ofreciéndoles el servicio de la VERDAD que los hará LIBRES. Para esto, han de tomar conciencia de su vocación de comunidades discípulas convocadas para la misión de testigos de una convivencia en Paz. Con la Paz que el Señor Jesús trajo a la tierra y no con la que pretenden dar quienes buscan sus propios intereses individuales o de sector no respetando la Verdad, la Libertad, la Justicia, el Amor. Y esto en los hechos y no tan solo de palabra. Lamentablemente este doble discurso viene reinando desde hace décadas en nuestra sociedad argentina. Por eso, vamos pasando de la “Argentina secreta” a la “Argentina del todo vale” a causa del mismo nefasto principio de que el fin justifica los medios. Principio que corrompe la más elemental convivencia. Como agua de cascada que viene de lo alto y va arrastrando lo que encuentra sacándolo de su lugar y creando el caos por donde va la corriente. Así en la sociedad argentina ya no es la Verdad y la Justicia lo que rige el dictamen de las leyes, sino lo que impone el afán de poder o la impunidad o el venderse al mejor postor. Y así hemos llegado hasta el caos jurídico social de la falacia de la igualdad de lo que por naturaleza es diferente.
La Libertad ciudadana ha sido prostituida en una pseudo democracia al resurgir un nuevo caudillaje no de comité, sino de punteros de una red de clientelismo. La extrema pobreza de millones de argentinos ha sido y es caldo de cultivo de una enmascarada tiranía de los dirigentes poderosos y temibles, con la criminalidad y drogadicción del pobre como consecuencia social.
Cuando una sociedad llega a este punto de decadencia como hemos llegado en la Argentina de hoy, el Amor se transforma en odio tras rápido proceso de broncas y rebeldías ante situaciones inhumanas de hombres y mujeres, ancianos, adultos, jóvenes y niños, sin pan y sin techo, sin educación y salud.
Es posible que dirigentes gubernamentales me reprochen diciéndome que no me meta en política y que me encierre en el templo a rezar… Este mismo reproche recibió nuestro obispo mártir Angelelli y hace 34 años que fue martirizado por quienes se sintieron molestos por el reclamo de justicia social que les hiciera entonces, y hoy seguimos reclamándola. Los pobres en la política de entonces no eran tenidos en cuenta… hoy tan solo son recordados en promesas electorales… Parecería exagerado, pero vamos a los últimos eventos populares: en los festejos del Bicentenario en los que los pobres fueron convidados de piedra… Para el Mundial hubo derroche de dinero y para los pobres jubilados no hay dinero. La justicia social para el pobre no se resuelve con medidas de ayuda sino con leyes creando genuinas fuentes de trabajo. Es el único camino para erradicar el hambre, el crimen y la droga en cualquier parte del mundo. Se podría hacer un elenco de injusticia social en la Argentina; pero, mi intención no es denunciar sino motivar a las comunidades cristianas para que asuman su misión de pueblo de Dios al servicio de los demás, en forma preferencial para con los más necesitados. Para este nuevo ciclo de Homilías seguiré a S.Pablo en su Carta a los Romanos donde después de exponer las situaciones aberrantes de Roma decadente, enseña el comportamiento de la Iglesia en un mundo no cristiano ó pagano.-
Miguel Esteban Hesayne, Obispo emérito de Viedma.
FUENTE: AICA