HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

sábado, 13 de junio de 2009

CHIAPAS

Nombres indígenas de Dios

Por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 13 junio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, sobre "Nombres indígenas de Dios".

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Hemos realizado el XVI Encuentro nacional de sacerdotes indígenas, en la Prelatura de El Nayar, que atiende a coras, huicholes, tepehuanes y mexicaneros. Participaron presbíteros mayas, zoques, tsotsiles, zapotecos, náhautl, otomíes, mazahuas y huicholes. Se expusieron diferentes nombres con que estos pueblos se dirigen a Dios, para discernirlos a la luz de nuestra fe y crecer en el aprecio a las propias raíces que dan identidad.

No fue una reunión de intelectuales, expertos en historia, antropólogos y culturalistas, sino de pastores, que conviven con su pueblo. Por ello, no se insistió tanto en los nombres que los antepasados daban a Dios antes de la evangelización, sino en las formas como hoy los pueblos se dirigen a Él. Se refleja el pasado, pero también el influjo evangelizador de la Iglesia. La Virgen de Guadalupe usó algunos de estos nombres, tomándolos de la cultura del tiempo y dándoles un sentido pleno. Doy algunos ejemplos.
JUZGAR

Los huicholes le llaman a Dios Taokiyári, que incluye dos palabras: sol y corazón. Se lo aplican a Dios porque dicen que Él es el que brilla y ama, porque nos da vida, nos cuida y nos entrega su corazón. Los coras le nombran Tabástara: nuestro Padre Dios. Los zoques: Kómi Dios: Señor Dios; también Tata Dios: Padre Dios. Los tsotsiles: Kajwál: Señor, Dueño; Ch'ul jTotík: Padre sagrado; jKajwaltík: Nuestro Señor. Los otomíes: Tsi Dáda: Nuestro Salvador. Los mazahuas: Tzitá Jensé: Santo de arriba, o del cielo; Tríi Tzitá: el Hijo del que es Santo; Dios Hijo.

La cultura náhuatl posee infinidad de nombres; algunos de los que más se usan hoy son: Teótsin (literalmente: Tú-Camino): el que va delante, nos guía, nos acompaña. También se le nombra Tlayecána con el mismo sentido. Tioyolcuali (Divino-Corazón-Bueno): el que perdona, bendice, escucha y se compadece. Ehécatáta (Padre del viento): misterioso, sublime, bondadoso, poderoso y grande. Chicóme Zochitáta (Padre-Flor-Siete): está presente en el trabajo, en la siembra del maíz. Totlayecanátzin (Nuestro-Digno-Guía): nos orienta para que salgamos adelante. Totecótzin: nuestro Señor, nuestro Dueño. Totemaquixticátzin: nuestro Digno Rescatador. Totátzin: nuestro digno Padre, nuestro Padrecito.

La Virgen de Guadalupe usó estos términos de la cultura náhuatl: Tlóque Nahuáque: el dueño de la cercanía, quien está en nuestros cuatro lados; es decir, que camina delante de nosotros guiándonos; va detrás de nosotros cuidándonos la espalda; va a nuestra derecha e izquierda sosteniéndonos para no irnos de lado; es el que tiene capacidad de omnipresencia. Huel Néli Teótzin: Dios verdadero, bueno. Ipalnemohuáni: El por quien se vive; El que da sustento a cuanto existe. Teyocoyáni: El hacedor de las personas. Ilhuicáhua Tlaltipáque: El que tiene el cielo; el que es dueño de lo que está sobre la tierra.
ACTUAR

Debemos seguir investigando los nombres y las concepciones de Dios en los pueblos originarios, para descubrir su significado más hondo. La mayoría reflejan un sentido monoteísta; sin embargo, hay dudas sobre algunos nombres y debemos discernirlos, siempre a la luz de nuestra fe católica, teniendo la Palabra de Dios como criterio de verdad, y al Magisterio de la Iglesia como ayuda asistida por el Espíritu. Hay que plenificar esa fe con el misterio trinitario, pues nuestro Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Aparecida nos pide "profundizar el encuentro de la Iglesia con estos sectores humanos que reclaman ... ser tomados en cuenta en la catolicidad con su cosmovisión, sus valores y sus identidades particulares, para vivir un nuevo Pentecostés eclesial" (91). Y en Santo Domingo nos comprometimos a "acompañar su reflexión teológica, respetando sus formulaciones culturales que les ayudan a dar razón de su fe y esperanza. Crecer en el conocimiento de su cosmovisión" (248).

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