Nos aproximamos rápidamente a uno de los escenarios más terribles e inimaginables para la Argentina: importación de carne y trigo para el mercado interno. De no mediar un cambio drástico de las políticas oficiales para el sector agropecuario, la tendencia en un año más, se vuelve irreversible. No solo va a faltar para el consumo interno, sino que además se resiente estructuralmente la exportación de los principales y excelentes productos primarios argentinos. Las cabezas de ganado no solo no aumentaron en las últimas décadas, sino que ha disminuido la relación cantidad de animales con respecto a la población. El desaliento al campo, orquestado durante mucho tiempo, rinde sus frutos. Las deudas de los productores chicos han hecho malvender cientos de miles de hectáreas en los últimos años y sigue. Todas tierras que van cayendo en pocas y extranjeras manos. En los últimos diez años entre 15 y 20.000 familias han abandonado el campo de manera miserable. La migración hacia las grandes ciudades ha contribuido a engrosar un creciente y manipulable ejército de desocupados o semiocupados. El último gran estímulo y plan a largo plazo planificado con los hombres de campo, lo promovió Juan Domingo Perón durante el año 1974 durante su última presidencia. La proyección daba que para estas épocas podríamos haber triplicado las cabezas de ganado. La fenomenal transferencia de nuestras riquezas de todo tipo hacia la metrópolis global, no es igualada por ningún período de nuestra historia nacional. Desnacionalizado nuestro territorio y todo nuestro patrimonio, los lobos vienen por más. La desidia, siendo piadosos, con respecto a Malvinas y nuestra plataforma continental, completan las otras labores que desde la cúspide del poder faccioso en la Argentina de los últimos treinta y pico de años han ido transformando a nuestra patria en tierra de nadie. De todas maneras se resiste como se puede y si no se puede, también. Es alucinante frente a esta ominosa realidad, el sainete continuado de la democracia renga. Tuvo que aparecer Tinelli para descomprimir un poco, y aferrar a mucha gente en una suerte de burla que entretiene, distrae y anestesia.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
viernes, 15 de mayo de 2009
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