ALIANZA

Con poca argumentación consistente y dirigida a un electorado crítico del gobierno nacional pero indeciso en su voto final, el Kirchnerismo ha salido a ponderar destacadas virtudes de la lista que encabeza Margarita Stolbizer en provincia de Buenos Aires. Kirchner necesita achicar los votos del sector Narváez-Solá. Sabiendo de su precaria situación política para estas elecciones legislativas y por imperio de la extrema insolvencia de un gobierno débil y poco creíble, urgido y casi sin tiempo, los Kirchner han convertido esta instancia bonaerense en la “madre de todas las batallas”. No hay plan estratégico, todo parece jugarse en el conurbano insistiendo en un achicamiento político casi suicida. Desde hace un tiempo toda intención a mediano plazo, si es que alguna vez existió esa mirada, se fue estrellando sucesivamente en el minuto a minuto de una realidad que devora infatigablemente al matrimonio presidencial. En el transcurso del devenir “transversal”, muchos cuadros y dirigentes del original ARI se re-alistaron en el progresismo kirchnerista. Socialistas, radicales y otras fuerzas políticas sufrieron también su propia sangría a manos de un voraz Néstor Kirchner con una billetera por demás de convincente. Dato revelador del estado gaseoso en que se halla casi todo el horizonte político argentino y de una sospechosa proximidad ideológica y de la lógica política aplicada por todas estas fuerzas. El parentesco era y es indisimulable. El caso más emblemático quizás haya sido el de la actual Ministra de Salud, Graciela Ocaña. En su momento, cuando se produce el pase, confesó públicamente una parte de las motivaciones para su decisión: no veía diferencia alguna entre los planteos de Elisa Carrió y Néstor Kirchner. Y había algo que tornaba irresistible a Néstor a la hora de definir preferencias y mostró la cara más oscura de su conversión: asumir ya el poder. Ahora, estos repentinos halagos del oficialismo hacia el alfonsinismo requintado, reverdecen aquellas incómodas pero siempre actuales circunstancias. Habla quizás de algo más que una alianza táctica. A lo mejor es cierto lo que muchos argumentaron hace años. Pertenecen, en última instancia al mismo universo. Independientemente de quién gane el premio, porque esto no deja de ser una suerte de interna abierta del poder político de los últimos treinta y pico de años en la Argentina y su probable sucesión. Elisa Carrió va a hacer lo imposible por despegarse, al menos mediaticamente y con su peor tono opositor, de cualquier abrazo del oso. De todas maneras de lo que no va a poder prescindir, en última instancia, es de su propia naturaleza. No creemos que sea un contrato moral la principal asignatura pendiente para revertir las calamidades a que han sometido en todas estas décadas al pueblo argentino.