Maduro con militares (Reuters) |
Por Sebastiana Barráez/infobae.-
Hugo Armando Carvajal Barrios y Carlos Alberto Rotondaro Cova representaban dos figuras claves para la revolución bolivariana. Ambos fueron echados por el dictador venezolano
Aunque el mayor general (Ej) Hugo Armando Carvajal Barrios y el general de División (Ej) Carlos Alberto Rotondaro Cova no son los primeros oficiales que Nicolás Maduro degrada y expulsa de la Fuerza Armada, sí representan dos figuras claves para la revolución bolivariana. El primero, por ser pieza de la inteligencia militar por más de diez años; y, el segundo, porque presidió el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en el marco de las misiones que fueron columna vertebral para el Gobierno de Hugo Chávez. Son dos perfiles distintos.
Desde hace tiempo, especialmente desde la llegada de Nicolás Maduro a la Presidencia, las relaciones de poder cambiaron en el chavismo. Uno de los funcionarios más incómodos era El Pollo, como le dicen al general Carvajal Barrios, quien desde que llegó a jefe de investigaciones en la entonces Dirección de Inteligencia Militar (DIM), año 2003, demostraría su habilidad para crear equipos y redes de inteligencia, fundamentales para Chávez, que desde el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 se sentía amenazado por sus otrora compañeros de armas.
Un año más tarde, El Pollo ocupó la dirección del organismo, en el cual permanecería por casi una década.
Chávez toleró a regañadientes -y contra el disgusto de los cubanos- que el general Carvajal no permitiera a los isleños la injerencia total en las investigaciones y los expedientes que adelantaba la DIM.
A cambio de eso, Carvajal le garantizó a Chávez el principal filtro a la hora de los ascensos, para impedir que aquellos oficiales que no estaban contentos con la revolución pudieran ascender. Trató de mantener las formas para que al momento de descalificar a un oficial en el ascenso no hubiese una reacción violenta o que abriera las puertas a un movimiento de rebelión.
Con el trascurrir de los años, Carvajal fue convirtiéndose en un hombre de poder. Le encantaba rodearse de gran misterio. Solo una foto medio borrosa era lo único que aparecía de él en internet. Rodeado de ese halo de intriga y con una imagen que sembraba miedo entre los militares, fue el hombre determinante para algunas misiones y actividades que atornillaron a Chávez en el poder.
Cuando Chávez lo destituye en diciembre del 2011, luego del escándalo producido por la muerte de un comandante de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) y un informe que no convenció al presidente de la República, llegó a la DIM el general Wilfredo Figueroa Chacín, con lo cual los cubanos ocuparon, sin ninguna resistencia, todos los espacios de esa dirección de investigación.
Carvajal regresó a la jefatura de la DIM en abril del 2013, pero para permanecer nueve meses, hasta que Maduro lo sustituyó por el general Iván Hernández Dala, quien llega a la Dirección desplazando cualquier vestigio que quedara de Carvajal en la institución.
El Pollo es nombrado ese mismo enero cónsul de Venezuela en Aruba, cargo que ocupa por solo tres meses. Permanece en la oscuridad hasta que Diosdado Cabello lo incorpora como candidato a la Asamblea, resultando electo en diciembre de 2015.
Este controvertido personaje fue sancionado por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), por su relación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que trasladaba cargamentos de cocaína, y por permitir la instalación de bases guerrilleras en territorio venezolano.
No es extraño que Carvajal decidiera acogerse a la propuesta de Ley de Amnistía y reconocer a Juan Guaidó como presidente interino. Es un personaje que investigó a los más relevantes funcionarios del Gobierno. Ese general tiene mucho qué contar, si así lo quisiera, sobre los secretos de los militares, los políticos y el alto Gobierno.
Ahora Maduro emite el decreto 3786, publicado el 20 de marzo, según la Gaceta Oficial N° 41.602, de fecha 20 de marzo de 2019, donde degrada a Carvajal y degrada y expulsa al general Rotondaro Cova. El acto es más simbólico que efectivo. El Pollo hace tiempo está retirado de las Fuerzas Armadas, luego de cumplir su vida activa en el componente Ejército y la pensión en un país con la inflación más alta del mundo, apenas si alcanza para cubrir un par de productos.
En el caso de Rotondaro Cova es poco lo que puede aportar en materia de información, ni siquiera militar, porque permaneció más de una década en un cargo en la administración pública. Fue de los incondicionales y silenciosos de la revolución bolivariana. En sus manos ocurrió la destrucción del Instituto de los Seguros Sociales y, con ello, de sus hospitales.
Profundamente cuestionado desde el punto de vista ético, lo único que puede aportarle Rotondaro a los norteamericanos es dinero.
¿Por qué Maduro se apresura a degradar a estos dos disímiles oficiales? Porque trata de contener el dique de la lealtad que se va rompiendo a pasos agigantados en la institución armada. Una cosa es que quienes reconozcan a Juan Guaidó sean tropa y algunos oficiales de bajo grado, y otra, que sean generales que además fueron figuras determinantes de su compromiso con la revolución.
En la cárcel, acusados de Traición a la Patria e Instigación a la Rebelión, hay seis generales retirados: el ex ministro y mayor general (Ej) Miguel Rodríguez Torres, el general en Jefe (Ej) Raúl Isaías Baduel, antes había estado detenido el general Ángel Vivas Perdomo, mientras que el GD (Av) Oswaldo Antonio Hernández Sánchez es tratado de una grave enfermedad luego de estar años detenidos y no ser atendido por médicos especialistas. Y entre los activos están el general de División (GNB) Pedro Naranjo, el general de División (GNB) Alejandro Pérez Gámez, el general de brigada (GNB) Armando Hernández Da Costa.
La lista más larga es la de generales que están fuera del país o en calidad de asilados: MG (Ej) Hebert García Plaza, MG (Ej) Cliver Alcalá Cordones, General de Brigada (Ej) Rodolfo Camacho Rincones, General de División (Ej) Jesús Alberto Milano Mendoza, general Antonio Rivero, varios vicealmirantes como Mario Iván Carratú Molina, Edgar Morillo o Pedro Pérez Rodríguez, el contralmirante Carlos Molina Tamayo, entre muchos otros oficiales.
El único oficial activo es el general de la Aviación Francisco Esteban Yánez Rodríguez, jefe militar del equipo de Juan Guaidó.
Sin duda que el número de oficiales que le hacen frente al Gobierno de Nicolás Maduro crece, pero lo que más preocupa en el Ejecutivo es que cada día se suman más importantes referencias de militares que fueron o representan hombres de poder de la revolución bolivariana. La sombra de la rebelión ronda los cuarteles venezolanos.