HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 13 de julio de 2014

LA MATRIZ DE LA CORRUPCIÓN KIRCHNERISTA


   Por Juan Gossen/Diario HOY.- La mal llamada década ganada está llegando a su fin. En rigor, los únicos que ganaron en los últimos diez años fueron el puñado de empresarios que son amigos y/o socios del poder central, y los funcionarios de todos los niveles que han realizado escandalosos negocios desde el Estado. En definitiva, a partir del mismo momento en que los Kirchner llegaron a la Casa Rosada, se fue conformando una matriz de corrupción que es parte intrínseca del gobierno. Se constituyó una suerte de capitalismo de amigos, aniquilando la industria nacional, ahogando a los pequeños y medianos empresarios, con el claro objetivo de que los grandes negocios quedarán concentrados en pocas manos. Sólo en este contexto puede entenderse el por qué del accionar de la presidenta Cristina Kirchner, quien se resiste a soltarle la mano al vicepresidente Amado Boudou, procesado por la Justicia al haberse querido quedar, mediante presuntos testaferros, con la única empresa privada que hasta el año 2010 tenía la capacidad operativa de imprimir papel moneda a gran escala en la Argentina, un negocio multimillonario.
Ceder a los reclamos de la oposición y pedirle a Boudou que se tome licencia (o que presente directamente la renuncia), llevaría a que el vicepresidente prenda el ventilador, y cuente detalles de cómo opera la matriz corrupta de la administración K. Lejos de ser el actor protagónico del escándalo de la compra de la exCiccone, existirían indicios de que Boudou habría sido solamente el brazo ejecutor de las órdenes que vinieron de más arriba, especialmente de Néstor Kirchner, con aval de la propia Cristina, que ya era presidenta cuando se digitó la operación. La primera mandataria no sólo recibe reclamos de la oposición para quitarle el apoyo a Boudou. En su propio gobierno son cada vez más los funcionarios que ven con profundo desagrado tener que participar en actividades junto al procesado vicepresidente: aparecer en la misma foto los perjudica políticamente. Es más, los presidentes de países vecinos, que habían comprometido su presencia en Tucumán, por el acto por el 198° aniversario de la Declaración de la Independencia, a último momento decidieron bajarse cuando se enteraron de que Cristina había dado parte de enferma, por lo que el orador principal del evento terminó siendo el inefable vicepresidente. No vaya a creer, estimado lector/a, que lo que puede llegar a contar Boudou sólo atañe al negocio del papel moneda. El vicepresidente, cuando era ministro de Economía, habría intervenido en un negocio oscuro muchísimo más grande, como fue el segundo canje de deuda instrumentado en el año 2010 por la administración K por más de 18 mil millones de dólares, donde intervinieron bancos y consultorías que habrían cobrado multimillonarias comisiones. Muchas de estas entidades, se sospecha, tendrían fuertes lazos con actuales y ex funcionarios. 


 No por casualidad el gobierno se negó a dar a conocer la lista con todos los tenedores de bonos atados al PBI lanzados durante ese canje de 2010, que obtuvieron escandalosas ganancias en los últimos años gracias a las falsificaciones del INDEC. Concretamente, el organismo de estadísticas y censos sobreestimó ese indicador, haciendo que el país pagara alrededor de 4000 millones de dólares por encima de lo que realmente tendría que haber abonado. Ante este escenario, resulta cada vez más evidente que la principal preocupación que tendría tanto Cristina, como varios de sus funcionarios, es no terminar tras las rejas cuando abandonen el poder en diciembre de 2015. Han dejado los dedos marcados por todas partes, por lo que cualquier juez o fiscal medianamente independiente, que tenga decisión de cumplir con su labor, podría generarles infinidad de dolores de cabeza en los tribunales. Habrá que ver sí, realmente, quienes ganen las elecciones del año próximo y tomen las riendas del país tendrán la voluntad de generar las condiciones para poner en marcha un Mani Pulite, es decir, un proceso judicial como el que se llevó a cabo en Italia en los años´90 que derivó en la investigación a fondo de los casos de corrupción y en la purificación del sistema político.

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