Por Mariano Obarrio/La Nación.-
El gobierno de Cristina Kirchner se alarmó la semana pasada por el avance de la causa judicial en la que el juez Claudio Bonadio investigaba una supuesta malversación de caudales públicos en el Fútbol para Todos (FPT). El kirchnerismo decidió embestir cuando tuvo fuertes indicios de que el magistrado derivaría su pesquisa hacia la cuestionada administración de la publicidad oficial durante los últimos años.
El efecto se sintió en la Justicia: el miércoles último, la Cámara Federal porteña desplazó a Bonadio de esa causa, y el mismo día el kirchnerismo lo citó a declarar ante el Consejo de la Magistratura por una vieja causa por mal desempeño de los años 90.
"La gran preocupación interna es que los jueces comiencen a investigar la pauta, donde las cosas son poco prolijas", admitieron fuentes oficiales a LA NACION. Precisamente, dentro del Gobierno se menciona con inquietud que durante la gestión del ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina se detectó una diferencia de 200 millones de pesos entre los montos de las órdenes de publicidad acumuladas en años anteriores y la pauta que efectivamente se emitía al aire a través de los medios.
"La gran preocupación interna es que los jueces comiencen a investigar la pauta, donde las cosas son poco prolijas", admitieron fuentes oficiales a LA NACION. Precisamente, dentro del Gobierno se menciona con inquietud que durante la gestión del ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina se detectó una diferencia de 200 millones de pesos entre los montos de las órdenes de publicidad acumuladas en años anteriores y la pauta que efectivamente se emitía al aire a través de los medios.
Esa diferencia de recursos pudo haber tenido destinos inciertos que constituyen un misterio. En 2013, el gasto publicitario fue de $ 1390 millones. "Ésa es la caja", dicen.
No hay ninguna evidencia de que Abal Medina hubiera cometido irregularidades, pero en la Casa Rosada temen cualquier investigación porque en las segundas líneas pudo haber manejos desprolijos.
En diciembre de 2011, Abal Medina fue nombrado jefe del Gabinete y ejerció el cargo hasta noviembre de 2013. Su área siguió con el control de esa caja, por encima de Scoccimarro, que aún es secretario de Comunicación. La administración de ella generó entre 2011 y 2012 fuertes discrepancias, discusiones y conflictos en Télam. Quizá por esa gestión, Cristina castigó y reemplazó a Abal por Jorge Capitanich.
Si bien se dijo entonces que Abal Medina iría a la embajada en Chile, nunca más fue convocado.
Según supo LA NACION, el ex funcionario comentó en estos días en intimidad, algo golpeado, que mantiene esperanzas de que le cedan una prometida secretaría para la reforma del Estado. Abal no respondió las llamadas de LA NACION.
"Siempre el kirchnerismo te reubica. Se siente abandonado, pero no habla críticamente del Gobierno", señaló un amigo de él.
La Sala 1 de la Cámara Federal porteña, cercana al Gobierno, ayudó a Abal Medina y al secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, al apartar a Bonadio del caso y designar por sorteo al juez federal Marcelo Martínez De Giorgi. Además, anuló las indagatorias tomadas a Soccimarro y a Abal Medina debido al "incorrecto sendero que el juez escogió transitar".
"La gran preocupación interna es que investigue la gestión de la pauta", señalaron fuentes oficiales a LA NACION. El inspirador de la citación en el Consejo fue el representante del Poder Ejecutivo y viceministro de Justicia Julián Álvarez, que echó mano de dos viejas causas de los tiempos del menemismo.
"La pauta publicitaria se manejó con poca claridad desde la primera época de Néstor Kirchner", confió un funcionario oficial.
El conflicto está alojado en la agencia estatal de noticias Télam, que administra y paga la pauta a los medios.
Antes de ser jefe de Gabinete, Abal Medina fue secretario de Comunicación Pública, en 2011, y dependía del entonces jefe de Gabinete Aníbal Fernández. En ese año se detectó una diferencia de 200 millones de pesos entre las órdenes de publicidad acumuladas en años anteriores y los avisos efectivamente emitidos por los medios.
Dentro de la Casa Rosada, confiaron a LA NACION que como jefe de Gabinete, Abal Medina tenía que aprobar los pagos por publicidad a los diversos proveedores. El que decidía a quién se le daba publicidad era el ex subsecretario de Comunicación Rodrigo "Rodra" Rodríguez, que también fue castigado.
En enero último fue derivado al Ministerio de Desarrollo Social. Era amigo de Máximo Kirchner, pero se había acercado a Abal Medina. En su lugar recaló otro camporista, Hernán Reibel Meyer.
Abal Medina destacó a dos funcionarios de su confianza, los hermanos Lucas y Facundo Nejamkis, que interactuaban con el aún gerente de Planificación y Medios de Telam, Federico Veiga.
El actual presidente de Télam, Santiago "Patucho" Álvarez, mantiene a Veiga, que está desde la gestión de Martín Granovsky, aunque con gestiones interrumpidas en distintas épocas.
La gran incógnita era cómo se instrumentó la ejecución de los pagos de aquella diferencia de $ 200 millones la pauta ordenada y la emitida. Y nadie sabe si se produjeron luego más sobrantes y posibles retornos en otras contrataciones. Es un secreto guardado bajo siete llaves.
El centro del conflicto, ahora, era que Bonadio comenzara a investigar ese asunto luego del spot publicitario emitido en FPT donde se criticaba a Macri. "Abal Medina no cumplió con las expectativas", comentó a LA NACION un funcionario que conoció esas peleas internas del kirchnerismo.
Scoccimarro nunca tuvo buena relación con Abal Medina. "No fueron amigos, tampoco se mataban", agregó un allegado al vocero. En la Casa Rosada, aseguraron a LA NACION que ahora Álvarez comenzó a sanear el manejo de la pauta y que Scoccimarro y Abal Medina estaban al margen de la administración interna de la pauta en Télam. Pero el tema preocupa..
Del editor: qué significa. Se avecinan tiempos difíciles para el kirchnerismo en los tribunales. El caso Bonadio, como el de Campagnoli, exhibe la preocupación oficial.
