La orden de la Casa Rosada fue tajante y sin espacio para la apelación: Gerardo Zamora, ex gobernador de Santiago del Estero, ex radical y ultrakirchnerista, será a partir de hoy el nuevo presidente provisional del Senado y segundo hombre en la línea sucesoria después del vicepresidente Amado Boudou .
La decisión contradice la voluntad mayoritaria del bloque oficialista, que pretendía designar en ese lugar a un hombre del peronismo.
"La decisión de la Presidenta es que Zamora sea el presidente provisional, no jodan", fue el mensaje que el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, le transmitió cerca del mediodía de ayer a una delegación de cuatro senadores oficialistas encabezada por el jefe de la bancada, Miguel Pichetto (Río Negro), según confiaron dos fuentes a LA NACION.
La movida dispuesta por Cristina Kirchner se da en un momento en el que se suman evidencias contra Boudou en la investigación de la causa judicial de la imprenta Ciccone.
El relevo de la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich, esposa del gobernador de Tucumán, por Zamora causó malestar en la bancada oficialista y varias horas de tensión, con amagos de rebelión y de votar en contra en la sesión preparatoria, prevista para hoy, a las 11.
Esto obligó al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, a concurrir al Senado, pasadas las 19, para explicar la decisión presidencial a los legisladores oficialistas. A esas alturas de la jornada, las voces más críticas ya estaban resignadas ante lo inevitable, por lo que el funcionario no encontró resistencias.
"Se llevó la manifestación total del bloque de acompañar la decisión de la Presidenta, como lo ha hecho todos estos años", informaron fuentes de la bancada oficialista. Ni Capitanich ni ningún senador oficialista realizaron declaraciones una vez concluida la reunión.
Sin embargo, las señales de que la decisión fue polémica y generó cuestionamientos internos fueron más que evidentes. "Zamora no es peronista, es un radical", le dijo un senador oficialista a LA NACION ayer. Otro, de indudable alineamiento con la Casa Rosada, respondió ante una consulta de LA NACION: "No entiendo esta decisión".
Zamora reemplazará a Rojkés de Alperovich, a quien Cristina Kirchner le informó su decisión de manera personal en un encuentro que mantuvieron en Olivos pasadas las 17 de ayer. Según confiaron fuentes oficialistas, la jefa del Estado le explicó a la senadora que su elección se basaba en la necesidad de protegerlos a ella y al gobierno de su esposo de los embates de la oposición. "Te están usando para atacar a José", le habría dicho la Presidenta, que, agregaron las fuentes consultadas, se preocupó por aclararle a Rojkés que no tenía ningún reproche que hacerle por su desempeño como presidenta provisional del Senado durante los últimos dos años.
La elección de Zamora anticipa una sesión preparatoria cargada de polémica. La UCR ya había anticipado, cuando comenzaron a circular los primeros rumores, en los primeros días de febrero, que no votará su designación y que le prepara una recepción para nada agradable.
"No lo vamos a votar porque es un traidor al radicalismo, no tiene dignidad, es un tránsfuga de la política", sentenció ayer el jefe del bloque radical, Gerardo Morales (Jujuy), en diálogo con periodistas.
Zamora llegó a la gobernación de Santiago del Estero como hombre de la UCR, pero poco tiempo después de asumir el poder se sumó a la "Concertación Plural" de Néstor Kirchner como radical kirchnerista. Tiene un vínculo muy fuerte con el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, que ha volcado varios millones de pesos en obras públicas en la provincia. Morales fue más allá y especuló con que la designación de Zamora responde a que "Cristina no quiere a un peronista porque tiene a Boudou complicado y teme que los propios kirchneristas la empujen" fuera del Gobierno.
Al respecto, fuentes de la Casa Rosada realizaron una lectura similar a la de Morales, según la cual el peronismo se está reorganizando para competir en primarias. En respuesta a ese escenario, la Presidenta y Zannini pretenden debilitar el eje peronista. "Esto es contra el peronismo, al que Cristina y Zannini ven siempre como un peligro latente", dijeron en Balcarce 50.
El resto de las bancadas no se habían pronunciado hasta anoche, pero todo indica que la gran mayoría terminará apoyando la decisión presidencial en virtud de que le corresponde al jefe del Estado designar los casilleros legislativos que ocupan lugar en la línea sucesoria presidencial.
Así, los miembros del peronismo federal, que cuando comenzó a sonar el nombre de Zamora se mostraron indignados y dijeron, aunque nunca de manera pública, que no lo votarían, ayer postergaron un pronunciamiento a una reunión que se celebró anoche en un restaurante porteño. El detalle no es menor si se tiene en cuenta que, tras sumar al fueguino Jorge Garramuño (Mopof), los peronistas disidentes encabezados por Adolfo Rodríguez Saá armaron un interbloque de siete integrantes, uno más que el conformado por los senadores del FAP, UNEN y ARI. Con este número, reclamarán hoy la vicepresidencia primera del Senado para Juan Carlos Romero (PJ-Salta).
De esta manera, el cordobés Luis Juez (Frente Cívico), representante del interbloque de centroizquierda en la conducción del cuerpo, quedaría relegado a la vicepresidencia segunda de la Cámara alta, cargo que hasta hoy tiene Romero. El radicalismo, por su parte, retendrá la vicepresidencia del Senado, cargo en el que ratificará al pampeano Juan Carlos Marino.
Del editor: qué significa.
El recambio es una señal de que la situación de Boudou es incierta y de que Cristina no quiere quedar entrampada en la interna del peronismo