Por Carlos Tórtora/El Informador.- El gobierno demostró ayer su inseguridad sobre lo que puede ocurrir con las impugnaciones judiciales que se presentarán contra la elección popular de los Consejeros de la Magistratura. Por el Decreto 501 que ayer se publicó en el Boletín Oficial, la presidente optó por el desdoblamiento de la convocatoria a elecciones. Este decreto convoca a los comicios para senadores y diputados nacionales y el lunes, junto con la promulgación de la ley de reforma al Consejo de la Magistratura, se conocería un nuevo decreto convocando a la elección de consejeros. De este modo, el gobierno evitaría que un fallo judicial que suspenda la elección de consejeros pueda afectar a la convocatoria para diputados y senadores nacionales. Una medida de precaución que habla de las sospechas oficiales de que la ofensiva judicial que se aproxima puede ser muy importante.En el marco de la tensa relación actual, un operador judicial del cristinismo habría sondeado las intenciones de los ministros de la Corte Suprema en caso de que alguno de los que impugnen llegue al tribunal con un per saltum. En la Corte hay un rechazo generalizado a la ley de per saltum que impuso el kirchnerismo el año pasado. De hecho, hasta ahora el tribunal no aceptó ningún per saltum y, lo más probable, es que en el caso de la elección de consejeros el criterio se mantenga. De ser así y tratándose de una competencia estrictamente electoral, la última palabra la tendría la Cámara Nacional Electoral. En la reunión oficial que los camaristas mantuvieron el martes pasado con los partidos nacionales, de Buenos Aires y de Capital, eludieron cualquier referencia a la elección de consejeros, argumentando que no debían prejuzgar sobre una ley que todavía no lo era, porque recién el miércoles fue sancionada. En este marco, las posibilidades se reducen. Sólo algunos de los 24 jueces federales con competencia electoral -uno por provincia- podría ordenar la suspensión de la elección y la apelación caerá en los tres camaristas electorales. Las listas de candidatos a consejeros producirán cambios sustanciales en el armado electoral de la oposición, ya que forzarán complejas combinaciones para alcanzar la representación en 18 distritos que exige la nueva ley. Tan importantes serían los cambios que tanto en el PRO como en la UCR y el peronismo disidente habría un compás de espera la próxima semana. Si algún juez suspende la elección, la dirigencia opositora esperaría un rápido pronunciamiento de la Cámara Nacional Electoral. El fallo de ésta, si se produce antes del 12 de junio, daría tiempo a que se hagan las alianzas acomodándose a la elección de consejeros o prescindiendo de la misma. El problema es qué pasaría si los camaristas se definen después del 12 de junio. Los partidos estarían entonces obligados a aliarse -y con altos costos políticos- en función de poder contar con la lista de consejeros. Ahora bien, si los camaristas fallan después de 12 de junio suspendiendo la elección de consejeros, todos los esquemas de las alianzas opositoras quedarían igualmente supeditados a los compromisos que se adoptaron para una elección que no tendrá lugar. Una paradoja que puede costarle muy cara, por ejemplo, a Francisco de Narváez, que debería hacerles grandes concesiones a otros partidos para poder pegar a su boleta una lista para consejeros. Primeros nombres Mientras el suspenso seguiría prácticamente hasta el cierre de los plazos del cronograma electoral, en el peronismo disidente ya se mencionan candidatos a consejeros. El diputado nacional Gustavo Ferrari, ahora coordinador de la mesa que integran José Manuel de la Sota, Hugo Moyano, Roberto Lavagna y De Narváez, aparece como firme candidato a encabezar la lista para la Magistratura. En el PRO, por su parte, la semana que viene ya se conocerían los nombres de algunos aspirantes. En otro orden de cosas, el ex jefe de gabinete Alberto Fernández, operador de Daniel Scioli, estaría trabajando ahora para impulsar el lanzamiento de Lavagna para senador nacional porteño independientemente del macrismo, que parece alejarse de esta alternativa. Fernández tendría aspiraciones de encabezar la lista para diputados nacionales y que Hugo Moyano y Gerónimo Momo Venegas apoyen la idea. Objetivamente, una competencia entre Gabriela Michetti y Lavagna por el voto de centro derecha le haría un favor al kirchnerismo, que teme hoy no sólo perder la elección local sino salir tercero. Lo cierto es que el diálogo entre el macrismo y el nuevo polo del peronismo disidente no pasa por un buen momento. Este equilibrio inestable puede alterarse en los próximos días cuando Sergio Massa defina si será candidato a diputado nacional y con qué aliados.
