El comportamiento del Gobierno nacional es por demás llamativo. Luego de una década de permitir, avalar y hasta incentivar el saqueo de los recursos naturales de nuestro país, de la noche a la mañana algunos funcionarios de la administración intentan bañarse en agua bendita. Y hasta hablan de las nefastas prácticas, realizadas por las empresas privatizadas, cuando la administración K tuvo y tiene mucho que ver con esta situación. No resulta casualidad que el viceministro de Economía, Axel Kicillof, que viene de protagonizar una nefasta gestión en la administración de la estatizada Aerolíneas Argentinas (que pierde más de 2 millones de dólares), ayer haya salido a decir que el Estado argentino “no tenía otra opción” que tomar el control de la empresa petrolera YPF “para salvarla de la disolución y el vaciamiento” en manos de la española Repsol.
Lo que se olvidó de decir Kicillof es que la estatización sólo se realizó en parte: el Grupo Eskenazi, que viene realizando negocios con el kirchnerismo desde la década del ‘90 (como fue la privatización del Banco de Santa Cruz), mantiene sus acciones. Esos papeles, cabe recordar, fueron adquiridos por este grupo sin desembolsar un solo peso, con créditos bancarios y financiamiento otorgado por la propia Repsol, gracias a las distintas gestiones realizadas por Néstor Kirchner.
Al presentar los cuadernos de acceso a la información del denominado Informe Mosconi, el funcionario señaló que Repsol quería “vaciar la compañía y venderla en el momento justo, porque tenía la vocación de irse por el descalabro que había hecho”. El viceministro destacó que uno de los objetivos de Repsol era intentar que en la Argentina “se pagaran precios internacionales de combustible como los países que no producen petróleo”, y que en uno de sus informes confidenciales auguraba que “en 2014 iban a conseguir que el barril en la Argentina estuviera en los 100 dólares que estaba afuera y que la nafta estuviera lo mismo que en Uruguay, que es un país que tiene que importar todo el combustible”.
Ahora bien, lo que ahora parecen haber descubierto los funcionarios K viene siendo denunciando desde hace años. Incluso, en las páginas de este diario, desde los años ‘90, se dio cuenta del saqueo sistemático de las empresas privatizadas.
El Gobierno nacional, además, ni siquiera hace referencia al accionar de las multinacionales mineras, que tienen línea directa con varios gobernadores y con la propia Presidenta, que se constituyeron en un Estado dentro de otro Estado. Saquean los recursos naturales, contaminan las principales fuentes de agua dulce del país (como sucede en San Juan) y hasta tienen beneficios impositivos que no tienen otros sectores de la economía.
Trenes: otro gran fracaso del kirchnerismo
Otra muestra del fracaso de la gestión kirchnerista son los trenes. Pese a la enorme conmoción generada por la tragedia de Once, poco y nada cambió. Y existe temor, en distintos ámbitos, de que vuelva a producirse un hecho de similares características, ante la falta de mantenimiento.
Una clara muestra de esta situación se produjo ayer, cuando la línea Sarmiento de trenes estuvo paralizada hasta el mediodía por falta de formaciones, según denunciaron los trabajadores, y se restableció desde las 12.20, luego de que la empresa encargada de gestionarla dispusiera poner en circulación 15 servicios.
El cese de tareas, que afectó a gran parte de los 350.000 pasajeros que lleva el Sarmiento los días hábiles, se debió a que “la empresa sacó ocho formaciones para hoy, sin aviso y sin criterio. Eran 14 y había sólo seis, y con esa cantidad no se puede prestar un servicio ni los días en que hay emergencias”, fustigó el delegado gremial Edgardo Reynoso.
Por el estado de los trenes, “antes de que uno se vuelva a estrolar contra una estación, preferimos que nos puteen un poco un día y no ser responsables de eso”, terció su par Rubén Sobrero.
Si bien la Unidad de Gestión dijo que el cese de actividades se debía a una “medida de fuerza gremial del personal de mantenimiento de material rodante”, los trabajadores cargaron contra la empresa y la acusaron de dejar a la línea “en situación de colapso” por retirar formaciones.
“Lo de hoy (por ayer) no fue un paro. La empresa dejó seis formaciones para la prestación, y con seis no se puede prestar ni un servicio de emergencia. Transportamos por día 350.000 personas, y así la gente tendría que viajar en el techo”, explicó Reynoso. Y añadió: “Es una irresponsabilidad absoluta de la empresa, que, totalmente inoperante, no sabemos adónde se dirige. Había 24 formaciones. Después de la tragedia de Once se redujeron a 14, y ya la prestación era malísima, y con 6 ya nos dejó en situación de colapso”.
La oficina de lujo, en la mira de la Justicia
La Justicia puso bajo la lupa la millonaria refacción de una oficina de la Secretaría de Transporte realizada por la hermana de una funcionaria. En efecto, el fiscal Carlos Stornelli, exministro de Seguridad de Daniel Scioli, comenzó una investigación preliminar para determinar la responsabilidad de los funcionarios en los cuatro concursos de precios para comprar muebles de diseño y sillas de estilo italiano para equipar la dependencia pública.
Según fuentes judiciales, el fiscal tomó varias declaraciones testimoniales para determinar la existencia de irregularidades en los procesos tales como falsificación de firmas y sobreprecios en las contrataciones, entre otras. Nora Turco, coordinadora de Planificación del Transporte Urbano en el Area Metropolitana (Platamba), le dio la refacción de la oficina a su hermana. Mediante las empresas Tecno y Zanotta Sudamericana, Leonor Turco se desempeñó como jefa de la obra que superó los $ 2,5 millones. La funcionaria ya había sido imputada en la causa por irregularidades en el control de la SUBE junto al exsecretario de Transporte Juan Pablo Schiavi, entre otros.